Una máquina del tiempo con trompa y colmillos

Por: | 14 de agosto de 2013

 

Verticaldefinitiva
Vista del elefante articulado hecho a escala en Sortelha (Portugal)

En este blog hablamos de cine, de ficciones cinematográficas, de los límites de lo imposible. Como los viajes en el tiempo. La física y Einstein con su relatividad especial no descartan los viajes temporales.

El más impensable es el viaje al pasado. Nadie ha construido una máquina para viajar en el tiempo –salvo H.G. Wells en su célebre novela victoriana–y por supuesto, nadie ha venido del futuro, que nosotros sepamos, para cambiar el pasado.

Además, las paradojas temporales son viejas conocidas: si yo viajo al pasado, y me encuentro con la versión de mí mismo más joven y la asesino, ¿Qué ocurriría?

El profesor emérito de filosofía Norman Swartz, de la Universidad de Indiana (EE UU), ha resuelto la cuestión: “no hay posibilidades de que en un viaje en el pasado uno se asesine a sí mismo. El hecho de que uno esté allí garantiza lógicamente que nadie, ni uno mismo o cualquier otro, te asesine mientras eres un niño, ya que no habría posibilidad de cambiar el pasado”.

Saramago

El escritor José Saramago, en un poster en la fundación dedicada a su obra en Lisboa

Pero existe otra posibilidad de viajar en el tiempo: mediante el poder evocador de las palabras. Como las del premio Nobel José Saramago.

Planeta Prohibido recibió el pasado julio una invitación ciertamente original para sumergirse en las aldeas medievales de Portugal de la mano de la literatura de este extraordinario escritor. En su novela, El Viaje del Elefante (Santillana), el genio portugués recrea un extraño viaje histórico, aunque real; el de una comitiva que se encargo de hacer llegar un proboscidio, regalo del rey Juan III de Portugal, a su primo, el archiduque Maximiliano de Austria.

El viaje tuvo lugar a mediados del siglo XVI. La ruta comprendía varias aldeas portuguesas hasta llegar a Castelo Rodrigo, donde tendría lugar el encuentro entre los portugueses y la comitiva austríaca, y la entrega del animal. A partir de allí, la comitiva del elefante viajó a Valladolid, ya en España, hasta llegar al puerto de Génova. Atravesó los Alpes para alcanzar finalmente Viena.

Ventanagood

Placa conmemorativa de la visita de Saramago a Castelo Rodrigo en junio de 2009

Por entonces, eran muy pocas las personas que habían visto con sus propios ojos un elefante. La logística de la empresa era enorme. Los coraceros portugueses y austríacos tenían que procurar que el elefante llegase en las mejores condiciones de salud, acarreando los bueyes para transportar el forraje y las cubas de agua. Un elefante asiático puede consumir más de 140 kilos de forraje diarios, y beber de una sola sentada más de 15 litros de agua.

Todas estas dificultades las aprovecha Saramago para profundizar en las mentes de los personajes de su novela, explorando sus miedos y contradicciones.

El elefante ofrece una puerta a otros mundos, a una terra incógnita para la mayoría, sean soldados, religiosos,o el hombre de a pie. El animal hace dudar a los miembros de la armada sobre sus convicciones religiosas; sobre si ese ser gigante y exótico es o no un dios. Bautizado como Salomón, es, en realidad, una máquina del tiempo hecha de carne y provista de una trompa y colmillos, gracias a la pluma del escritor portugués.

El hombre que adiestra y conduce al elefante es un hindú. Procede de un mundo tan extraño, politeísta, que es como si hubiera venido de Marte. En Sortelha, una aldea en la que se percibe la sensación de sentirse vigilado por las murallas del castillo, tuvo lugar una recreación del viaje del animal a cargo del grupo teatral Trigo Limpio.

Cornaca
Una escena de la representación El Viaje del Elefante en Sortelha.

Pudimos hablar con Luis Pastor, el autor español que ha puesto las notas y música, antes de la representación. Cuando le comento que en este blog hay entusiasmo por la ciencia, y que me asalta la sensación de que esa aventura nueva y extraña parece un viaje en el tiempo –la literatura recrea en el terreno de la ficción un viaje que está refrendado por las pruebas, ya que en Viena se conservan los pies disecados de Salomón– el músico asiente y muestra su entusiasmo. “Esta misma aldea fue un regalo del rey”, nos dice.

El elefante robot que han construido, capaz de mover la trompa e inclinarse, es sofisticado y necesita de cuidados: hay que desmontarlo cada vez. Su mantenimiento supone un desafío técnico casi tan grande como el elefante real al que hubo que cuidar, alimentar y dar de beber, el mismo que navegó y tuvo que enfrentarse a los rigores y fríos alpinos.

Pastor asegura que, junto con sus amigos, los actores y el director, está cumpliendo el sueño del Nobel portugués. “Salomón somos todos, llegamos a donde se nos espera”.

Es la cuarta representación y el interés de los habitantes de las aldeas cercana va en aumento. Resulta que muchos, la mayoría, jamás han visto un elefante. No hay zoológicos cercanos en esta zona del interior. Así que existe una cierta pasión de viajero a través de los siglos cuando, mediante la música y la actuación, se trata de rememorar y refrescar los mismos sentimientos del pasado.

Javierbaja
Sorthelajosebaja
Dos visiones de las calles de Castelo Novo (arriba) y Sortehla

Cuando anochece, el aire fresco que recorre piedras y argamasa de hace cinco siglos es profanado por las hogueras que hace el actor encarnado en hindú, en un espectáculo donde los colores tiñen la aldea. Y el elefante avanza con lentitud en el imaginario viaje hasta Viena, siguiendo los pasos de su homónimo real en el siglo XVI. Aquí, según la imaginación de Saramago, un cura local intentó echar agua bendita al proboscidio, sin éxito.

Recorremos algunas de las aldeas hasta llegar a Castelo Rodrigo, el lugar de encuentro entre los portugueses y los soldados austríacos, que vinieron hasta aquí para recoger tan singular regalo.

De la fortificación quedan algunas paredes en pie, que cobran vida cuando el sol las ilumina. Hemos transitado por callejuelas estrechas y empedradas donde apenas se veía un alma; pueblos de singular belleza bajo un cielo intensamente coloreado de azul y nubes grises, casas de vida escondida, aldeas apartadas de las grandes rutas turísticas. Y todo en medio de una soledad insólita en estos tiempos de masificación instantánea.

Castillo rodrigo

Quizá sea la casualidad. Mientras caminaba sin toparme con nadie –apenas un agricultor que circulaba en su tractor, o la cara de una anciana que aparece y desaparece tras las cortinas de la entrada de su casa–descubría que en cierto sentido, me había convertido en un viajero del tiempo. Una novela puede despertar entre aquellos que siempre han vivido allí el interés por la historia de tiempos más gloriosos; y hacerlo con más efectividad y sentimiento que un descubrimiento arqueológico. Enorme sigue siendo el poder de la ficción.

El autor agradece la gentileza de Turismo de Portugal, Casa Cisterna y líneas aéreas TAP. Créditos de todas las imágenes: LM Ariza.

Hay 3 Comentarios

Fenomenal articulo. Aquí podemos ver otra evolución en el tiempo digna de estudio, la mujer: http://xurl.es/x2660

Hombre,tienes a J.J. Benitez y sus 9 Caballos de Troya, mas el Dia del Relámpago. Léetelos y verás que se habla mucho de la máquina del tiempo.

Gracias Luis por este brillante artículo en el que nos transportas no sólo al "Viaje del elefante" y a Saramago sino a un recorrido minucioso en el que te acompañamos a la vez que nuestros sueños de conocer Portugal se hacen casi realidad como los del Premio Nobel en “Salomón somos todos, llegamos a donde se nos espera”.

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Planeta Prohibido

Sobre el blog

Un poquito de ciencia impertinente. 2.000 caracteres para divertirse y aprender tomando como hilo conductor los fascinantes hallazgos de la ciencia. Pero además hay atrevimiento. Especulación. La ciencia que tiene sentido del humor. La versión siglo 21 de Robby el robot, el autómata más famoso de la ciencia ficción,El Planeta Prohibido, que era incapaz de herir a los humanos. Nuestro Robby rescata en sus brazos mecánicos a la chica, pero a veces tiene más mala leche queTerminator. En El Planeta Prohibido (PB), una civilización extraterrestre llamada Krell es un millón de veces más avanzada que la humanidad, pero se extinguió en un solo día. Es celuloide, ciencia ficción, claro, pero quizá el conocimiento no baste para salvarnos. Y sin embargo, ¿tenemos algo mejor?

Sobre el autor

(Madrid, 1963) (Madrid, 1963) es periodista y escritor, se licenció en ciencias biológicas y es Master de Periodismo de Investigación por la Universidad Complutense. Autor de cuatro novelas (La Sombra del Chamán, Kraken, Proyecto Lázaro y Los Hijos del Cielo), le encanta mezclar la ciencia con el suspense, el thriller y la historia, en cócteles prohibidos. Fue coguionista de la serie científica de RTVE 2.Mil, ha colaborado para la BBC, escrito para Scientific American y New Scientist, Muy Interesante, y fue jefe de ciencia de La Razón. En El País Semanal se asoma al mundo de la ciencia. Luis habla también en RNE, en el programa A Hombros de Gigantes, sobre ciencia y cine.

Archivo

mayo 2014

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
      1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30 31  

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal