Póster promocional del film Star Trek (Paramount Pictures)
Es imposible hacernos una idea del lugar en el que ahora se encuentra la sonda Voyager 1. Desde que fue lanzada el 5 de septiembre de 1977, ha recorrido unos 18.760 millones de kilómetros, y nos ha proporcionado imágenes inolvidables de los mundos de Júpiter y Saturno. Los científicos creen que ahora está fuera del sistema solar, traspasando los límites de una “burbuja” de inconcebibles dimensiones creada por las partículas energéticas del sol.
Como bien declaró John Grunsfeld, el jefe científico de la NASA, la sonda “ha llegado donde ninguna otra ha llegado”, parafraseando el conocido lema de Star Trek, una misión “de cinco años” que llegará “allí donde el hombre jamás ha llegado”.
Estamos ante uno de los hitos más importantes de la tecnología, pues la Voyager 1 es el objeto artificial que más lejos está de la Tierra. En realidad, es una botella con un mensaje humano extraordinariamente rico y representativo, pues lleva nada más y nada menos que la firma de toda la humanidad.
Una recreación artística de la nave Voyager. NASA
La Voyager 1 y su gemela, la Voyager 2, contienen en sus tripas un disco muy especial. Es de oro, y contiene saludos de la Tierra en 59 lenguajes, e incluso, como nos dice Carl Sagan, el saludo grabado de una ballena. Contiene otras cosas curiosas; el sonido de un beso, del llanto de un bebé, incluso el registro encefalográfico de una mujer enamorada.
Hay 116 imágenes de nuestra civilización, incluyendo además dos figuras, la de un hombre y una mujer embarazada. Música –desde Beethoven hasta Louis Amstrong, incluyendo el hit de Chuck Berry “Johnny B. Goode”.
El viaje hasta salir definitivamente de los confines de nuestro patio ha durado más de 35 años, y ahora, la nave se encuentra en el espacio interestelar. ¿Hacia dónde se dirige?
Los científicos calculan que se aproximará a una estrella llamada AC+79 3888. Esta estrella se encuentra a 17,6 años luz de la Tierra.
El disco de oro que lleva la nave, con diagramas sobre el sistema binario, la posición del sol en la Tierra, y la estructura de los átomos de hidrógeno (derecha). NASA.
Y la palabra aproximarse no es del todo correcta. La nave estará a 1,7 años luz de la estrella en su máximo acercamiento (un año luz aproximadamente equivale a unos 9,4 billones de kilómetros).
Es también el mensaje en una botella lanzada al espacio, con una esperanza inconfesable: que alguna vez alguien lo encuentre. Queremos saber si estamos solos en el Universo. Es un intento noble, y desde luego, muy loable. La cuestión es, ¿cuál es realmente la probabilidad de que eso suceda?
En la primera película para el cine de Star Trek en 1979 ese momento ocurre...en el siglo 24. Es decir, dentro de 300 años, más o menos. Una extraña y gigantesca nube de energía se dirige hacia la Tierra. Todas las naves espaciales que han salido a su encuentro han sido aniquiladas, y el Enterprise deberá enfrentarse a ella.
Por supuesto, la tripulación de James T. Kirk sale airosa. El Sr. Spock descubre que la nube es una especie de planeta -máquina, que ha recreado aspectos del Universo en su viaje hacia la Tierra.
¿Por qué ese afán de dirigirse a un mundo pálido azul entre miles de millones de mundos?
Una escena de Star Trek donde la nave empieza a "cobrar vida". Paramount Pictures
La respuesta es precisamente la Voyager. En el núcleo de ese planeta, Kirk y Spock encuentran los restos de la sonda espacial con la “o”, “y” y “a” borrados (Vger en inglés que se pronuncia como “viyer”).
Su conclusión es que la Voyager , “diseñadas para recabar información y transmitirla a la Tierra”, finalmente encontró y despertó la curiosidad de una forma de vida inteligente, que fue creciendo y madurando hasta convertirse en una especie de ente poderoso. Aunque en el film se hace referencia a la Voyager 6. Los guionistas imaginaron que la NASA mandaría en la década de los ochenta más de dos botellas al espacio (y se equivocaron).
En cualquier caso, ¿Cuál es la probabilidad de que la Voyager 1 caiga en manos alienígenas? Siento ser un aguafiestas, pero es prácticamente cero.
Es cierto que se aproximará a una estrella que probablemente tenga planetas a su alrededor, pero lo hará ¡dentro de 40.000 años! La historia de la civilización moderna no supera los diez mil años, así que tendríamos que esperar al menos cuatro veces más ese tiempo.
Esquema que muestra los límites del sistema solar y la posición de las dos naves Voyager. NASA
Tampoco deseo ser pesimista, pero ¿sobrevivirá la humanidad 40.000 años más? ¿Seremos capaces de respetar los recursos de este planeta en vez de destrozarlo, y aparcar para siempre la posibilidad de un holocausto nuclear?
Durante decenas de miles de años, nuestra botella con el mensaje viajarán en el vacío inmenso del Universo, y es perfectamente posible que por entonces la humanidad haya desaparecido (algo no deseable). La nave se desplazará por pura inercia como una chatarra muerta. Se calcula que hacia 2025 agotará su energía y dejará de transmitir.
Aunque cabe la posibilidad, aunque sea muy pequeña, de que la nave sea atraída por la gravedad de algún mundo huérfano de sol, un verdadero planeta prohibido; mundos que flotan en el espacio sin que tengan una estrella a su alrededor, bien porque fueron expulsados de su propio sistema, o porque simplemente se formaron por agregación de material.
¿Un pálido punto azul? En realidad es una imagen procesada de la señal captada por un radiotelescopio de la Voyager. Cortesía NASA.
O quizá sea detectada por alguna civilización avanzada de la que no tengamos ni idea, una civilización capaz de extraer energía de las estrellas cercanas, estableciendo un nivel tecnológico que ni podemos soñar.
¿Estamos solos? La matemática te dice que hay más de cien mil millones de planetas, más que estrellas en la Vía Láctea. Por tanto, ¿por qué la vida sería exclusiva de un solo mundo como la Tierra?
Por otro lado, las inconcebibles distancias que nos separan de estos mundos y estos astros vienen a emborronar estos anhelos de compañía cósmica. Ojalá la ciencia pueda arrojar alguna luz sobre este misterio