Decía Einstein “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”.
Las personas necesitan aprender, además de la gramática y del cálculo numérico y otras disciplinas académicas, recursos que les permitan emprender, crear, ser aventureros, idear, investigar. Y un ingrediente para todo ello es la creatividad. No todos tenemos por qué ser originales y creativos, pero sí deberíamos poder tener la formación, el espacio y los recursos necesarios para desarrollar nuestras ideas de forma distinta.
Decía Ken Robinson, educador, escritor y conferenciante de la Universidad de Londres, que ha dedicado años al estudio de la creatividad, que “la creatividad se aprende igual que se aprende a leer.” Existe un halo de misterio en torno a esta habilidad, como si fuera un rasgo de la personalidad propio de genios y excéntricos. Pero la capacidad de ser creativos la tenemos todos y lo hemos demostrado miles de veces, desde esa madre que a última hora tiene que confeccionar un disfraz y con cuatro retales elabora el vestido de su vida, al que cocina con los cuatro ingredientes que ha encontrado en su nevera, a la persona que escribe, al combina su forma de vestir con estilo, al que inventa un chiste, y otros cientos y cientos de ejemplos. Las redes sociales se han convertido en un espacio en el que también se potencia el ingenio y la rapidez mental. La creatividad está al alcance de todos, pero a veces no nos damos valor cuando somos creativos. Pensamos que aquello que realizamos de forma original, como ha sido fácil hacerlo, carece de importancia.
Nos parecen atractivas e interesantes las personas creativas. Les asociamos una serie de cualidades como inteligencia, diferencia, personalidad, ideas, determinación o genialidad, que les confiere credibilidad y valor. Nos gustan las personas creativas porque nos sacan de nuestra zona confortable, nos ayudan a ver otro mundo, desde otra perspectiva, y esto nos enriquece. Son visionarios, atrevidos, transgresores, lo que a muchos les encantaría ser pero por miedo al ridículo, o peor aún, al fallo, dejan de intentarlo. En gran parte el sistema educativo nos sigue educando en el pensamiento “borrego”. Se dan antas directrices en los colegios de cómo se deben hacer las cosas y cuál es la forma correcta e incorrecta de hacerlas, que se anula el espacio y la originalidad de los niños. Volviendo a citar a Ken Robinson, “las escuelas matan la creatividad”.
Para empezar a entrenar tu creatividad, prueba con estas tres tareas:
Piensa en un entorno diferente: pensar rodeado de los mismos estímulos, miso despacho, mismo color de la pared, mismo contexto, incluso las mismas personas, empobrece las ideas. Es interesante como damos soluciones muy diferentes a un problema si lo planteamos en el supermercado, en una Iglesia o paseando por el campo. Cuando no encuentres la solución a algo, prueba a cambiar tu entorno. Verás cómo los propios elementos y estímulos del exterior te modifican la visión sobre tu dilema.
Rodéate de naturaleza. Varios son los estudios demuestran que poner plantas en tu lugar de trabajo, poder ver naturaleza por la ventana o incluso decorar en tonos verdes, puede aumentar tu creatividad hasta en un 15 por ciento. La naturaleza nos produce calma, sosiego, y en ese momento el cerebro se siente preparado para ser creativo.
No hagas nada. Otros estudios demuestran que muchas de las soluciones creativas son generadas por nuestra parte no consciente del cerebro. Estamos todo el día pensando, solucionando problemas, tomando decisiones, teniendo nuestro cerebro hiperocupado y eso impide que la parte no consciente pueda expresarse, es como si la obligáramos a estar callada con tanta actividad cognitiva como tenemos. Dale su espacio. Siéntate, pasea, relájate y “no hagas nada”. No hacer nada es lo que literalmente dice la expresión: no hacer nada. No te sientas incómodo, no estás perdiendo el tiempo. Estás dejando que el cerero produzca otro tipo de ondas que favorecen el pensamiento creativo. Realiza el ejercicio que te planteo a continuación (sacado del libro 59 segundos de Richard Wiseman): “20 mujeres se casaron con el mismo hombre. Ninguna ha muerto ni se ha divorciado. La poligamia está prohibida en ese país y no han incumplido la ley”. ¿Cómo puede ser? Ahora tienes el dilema. No trates de ponerte como un loco a buscar la solución. Realiza otra actividad, entretén tu atención, un sudoku, leer, ver una película, algo de trabajo y mientras tu atención está ocupada, la parte no consciente irá buscando ideas creativas al dilema. Seguro que das con la tecla. Dedicar 10 o 15 minutos al día para no hacer, es hacer mucho por tu creatividad y serenidad.
Olvida el pensamiento rígido, la inflexibilidad cognitiva, el cerebro multitarea, la zona de confort, el sentido del ridículo y el miedo al fracaso y al error. Son enemigos de la creatividad.
Pinchando sobre Ken Robinson podrás ver su charla completa sobre creatividad en TED.
Hay 2 Comentarios
En mi opinión es muy interesante los temas de la creatividad y como tiene que ver con lo que desarrolla nuestro cerebro en como la inspiración varia para transmitir lo que sentimos y lo que pensamos y como el pensar favorezca a nuestro intelecto.
Publicado por: Fernanda De la cruz Millan | 14/06/2016 19:48:05
Me parece muy interesante. Este enfoque a menudo no se valora en su justa medida. Eso sí, hay que saber que en toda obra creativa hay un 1% de inspiración y un 99% de transpiración. Lo he comentado en varios posts de mi blog. Pero quizás debería haberlo hecho específicamente además en este; 7 ideas sobre Educación https://dametresminutos.wordpress.com/2015/07/19/7-ideas-sobre-educacion/ vía @jiribas
Publicado por: José Iribas | 11/06/2016 20:20:29