Muchas de nuestras relaciones no prosperan, no son lo satisfactorias que desearíamos o nos generan dudas. No es porque no encajemos con el grupo o con la gente. La mayoría de veces se debe a nuestro excesivo análisis sobre la propia situación o a los juicios de valor que interpretamos, sin base científica ninguna, sobre lo que pensamos que los demás piensan de nosotros.
Estamos continuamente anticipando cómo nos tenemos que comportar, qué pensarán los demás de nosotros, qué decir que sea lo correcto y con lo que evitar el rechazo. Y mientras estamos con gente, nos rondan ideas sobre lo que los demás interpretan de nuestra forma de comportarnos o hablar. Y en lugar de estar presentes, disfrutando de la velada o del momento, nos atormentamos con interpretaciones absurdas.
¿Qué tienen de verdad? La mayoría de veces, escasa verdad o nula. Las personas ponemos el foco de atención en nuestras debilidades, pero esas debilidades las conocemos nosotros y los demás ni siquiera las perciben. Nosotros nos examinamos y rechazamos según qué cosas nuestras, como puede ser el físico, el miedo a hablar en público, pensar que nuestros comentarios no son interesantes o inteligentes, el trabajo que tenemos, etc. Pero estos miedos no son vox pópuli, los conocemos nosotros, no los demás. Y pensamos que otros nos juzgan por lo que nosotros vemos en nosotros, pero no es así. Terminas pasándolo tan mal y el momento se vuelve tan desagradable, que lo evitas. Y al final tú mismo encuentras lo que vas buscando. Tanto te fijas en lo que crees que van a rechazar, que lo resaltas de ti. Incluso te encuentras con caras de desaprobación que pudieran significar otro estado anímico, pero las interpretas para confirmar tus teorías. Puede que la gente esté triste, concentrada, frustrada. Pero enseguida personalizas su emoción pensando que eres tú el que la causa.
Así es muy complicado relacionarse con calma y con disfrute. En el momento en el que tú te boicoteas convirtiéndote en tu centro de atención, dejas de estar pendiente de lo que los demás ofrecen: ideas, experiencias, una conversación divertida, un chiste… ¿Cómo vas a disfrutar buscándote defectos, anticipando tu rechazo?
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Céntrate en lo que la gente hace, no en lo que interpretas de lo que hacen. La mayoría de nuestras interpretaciones vienen determinadas por nuestra escala de valores y experiencias. Realizamos juicios de valor sobre lo que otros opinan sin tener ni idea de cuál es la escala de valor o los gustos de ellos. “Con este lunar al lado de mi boca, ¡cómo voy a gustarle a ese chico tan encantador! Trataré de disimularlo con maquillaje” Y puede que a ese chico encantador le vuelvan loco los lunares cerca de la boca. Este es un ejemplo simple, pero tomamos decisiones anticipando lo que los demás desean o no, nos cargamos de sufrimiento, y la mayoría de veces, fracasamos en nuestras conclusiones.
Baja el listón. Tus ideas no tienen por qué ser importantes. Puedes hablar tranquilo sobre cualquier tema, solo cuida ser prudente. Nadie se sienta a disfrutar contigo una cena o un café con la expectativa de que tengas ideas brillantes. Lo hacen porque lo pasan bien con tu compañía. Tal y como eres, eres maravilloso. Acepta tu forma de ser, de hablar, de relacionarte. Y decide cambiar aquello que a ti te inquiete, no lo que pienses que otros pueden rechazar.
Deja de mirar dentro de ti: “estoy nervioso, se me nota, seguro que pensarán que soy una persona insegura”. Busca un punto de atención fuera, ya sea en la conversación, en la gente que pasa por la calle, en saborear lo que estás consumiendo. Cuanto más te observas, más dudas te generas. Acepta tus nervios, pero no te enredes hablando con ellos. Diles algo así como “dejad de darme el palique, estoy con otras personas, es de mala educación estar interrumpiéndome” y acto seguido, vuelve a poner la atención fuera.
Los demás no son distintos a ti. ¿Tú juzgas y piensas mal de los que están contigo en reunión? Lo más seguro es que no. ¿Por qué iban a hacerlo los demás contigo?
Hazlo fácil. Sonríe, comparte, pregunta, interésate por los otros, sé amable, educado, respeta el turno, no monopolices la conversación, sé natural, sé tú mismo.
Las claves del éxito están en ser tú. ¿Siendo tú te va a querer y apreciar todo el mundo? Obviamente, no. Tú tampoco te sientes cómodo con los que no encajan con tu forma de ser o con las personas que se comportan con valores distintos. Por eso, ser nosotros mismos, también es una criba para poder relacionarnos con gente parecida que nos hace el momento fácil.
Hay 3 Comentarios
Sobre todo dejar atras los prejuicios tanto personales como los que habitualmente uno tiene de las personas.
Publicado por: mujeres rusas para matrimonio | 16/10/2017 17:00:29
Aceptarse a uno mismo es una de las principales claves del éxito de las relaciones personales. Me ha gustado el post y el tono, felicidades.
Me quedo para la reflexión con el tema de: " Si tu no estás analizando cada detalle, porque iban a hacerlo contigo"
un saludo
Publicado por: Innofisio | 05/08/2016 10:43:38
Sé amable, sé cortes, cuida los pequeños detalles:
https://dametresminutos.wordpress.com/2016/04/06/de-la-cortesia-y-los-pequenos-detalles/
Publicado por: José | 03/08/2016 9:40:55