PlenaMente

16 nov 2016

Si dejas de jugar, dejas de aprender

Por: Patricia Ramírez

Beneficios de jugar
Todo lo que se aprende jugando, se entiende, retiene y reproduce mejor. El juego no es una actividad antagonista contrapuesta a la responsabilidad. Muchos asocian juego a diversión, y con ello, a falta de responsabilidad. Los padres siempre achacan la pérdida de tiempo en relación a los estudios al juego. O estás jugando o estás estudiando. “Deja ya de jugar con el teléfono y ponte a estudiar”, “siempre pensando en jugar, ¿puedes centrarte por favor y ponerte a estudiar?” Incluso en las parejas, el juego empieza a ser un problema de distanciamiento. Y es que jugar en la tablet o el teléfono móvil se ha convertido en un pasatiempo relajante que nos desconecta del ritmo frenético del día. Jugar es visto como algo inútil, que aparentemente no “produce” nada. Pero sí que produce, produce bienestar y relax, entre muchas otras ventajas. Venimos de una historia dura en la que nuestros abuelos y padres tuvieron que invertir mucho tiempo y esfuerzo en trabajar, y jugar era algo superfluo, en una pérdida de tiempo cuando apreciaban otras necesidades. Se convertían rápidamente en hombres y mujeres, se casaban pronto y tenían hijos y responsabilidades. Y entre este trajín, el juego ha sido algo que se ha ido perdiendo o relegando solo a la infancia. Pero los valores, por suerte, cambian. Y ahora los padres disfrutan jugando con sus hijos. Solo tenemos que conseguir que los adultos también disfrutemos jugando solos o entre nosotros y que el juego se incorpore a la cultura profesional.

Existen estudios científicos en los que a las crías de animales se las expone a la privación de juego y terminan desarrollando alteraciones negativas en el cerebro. Jugar tiene muchas ventajas, de hecho, no hay un solo niño o a un adulto al que le plantees la idea de jugar y te diga que no. Haz la prueba. Un día que salgas a comer o cenar con amigos, diles “os voy a hacer un juego” y verás como en ese momento todos te prestan atención. Jugar forma parte de la especie humana y animal. Cuanto más evolucionado es el animal, más tiempo dedica al juego…menos los humanos. Jugar es explorar, crear, relajarnos, divertirnos, atrevernos, fallar sin miedo y perseverar para ganar. Jugar no es exclusivo de la infancia o de la adolescencia, debería ser una conducta permanente a lo largo de nuestra vida. Jugar debería ser una actitud.

Para mí siempre ha sido una máxima la frase de un grande de la educación, Howard Gardner “el propósito de la educación es lograr que los niños quieran hacer lo que deben hacer”. Conseguir esto a través del juego es bastante sencillo. Te pongo un ejemplo sencillo: como padre puedes obligar a tus hijos a probar todas la frutas o, puedes invitarles con educación a que participen en un taller de cata de frutas y verduras, en el que les darás papel y lápiz para que vayan anotando los distintos sabores, olores, texturas y que finalmente puntúen qué fruta o verdura nueva les gusta más. Prepárales una ficha con preguntas sobre lo que descubren de esos alimentos y trata el acto del taller con solemnidad, como si fueran verdaderos expertos catadores en la materia. ¿Con cuál de los dos métodos de aprendizaje crees que se comprometerán más, protestarán menos y terminarán aprendiendo y disfrutando más de los nuevos alimentos? A mí no me deja ninguna duda que con el segundo. 

Incluso los adultos resolvemos mejor los problemas y encontramos más y mejores soluciones cuando convertimos un problema en un reto o un misterio a resolver. Solo el hecho de plantearlo así, reduce el nivel de presión y ansiedad con el objetivo.

Beneficios de jugar:

Fomenta la creatividad. No es lo mismo pensar en soluciones a un problema empresarial en una sala de juntas, que salir al parque o al campo y plantearlo en ese ambiente. Los estímulos diferentes y la idea de jugar también rompen barreras y permiten que pensemos de forma más creativa.

Produce endorfinas y dopamina. Son neurohormonas y neurotransmisores de la felicidad, y nos enganchan. Jugar nos hace sentir bien, divertidos y felices. Así que jugando somos capaces de invertir horas sin tener la sensación de estar trabajando y haciendo un sacrificio. El bienestar ayuda a trabajar en estado de flow, con mayor concentración y completamente abstraído por la tarea.

Nos relaja, inhibiendo la respuesta de ansiedad y estrés. Con ello también pensamos con mayor claridad y sin bloqueos mentales.

Mejora el rendimiento. Poder intercalar el juego con el trabajo en la misma empresa mejora el estado emocional en general y aumenta el rendimiento del trabajador. Basta con ver las oficinas de Google para darnos cuenta que algo positivo tiene que tener el hecho de tener mesas de billar, salas de juego y muchas otras actividades en la misma empresa a placer del trabajador.

Mejora las relaciones personales y el ambiente laboral. Cuando buscamos soluciones a un problema desde la perspectiva del juego, no tenemos la sensación de que alguien esté negando nuestras ideas, discutiendo o pareciéndole mal. Al revés, en el juego aportamos todos. El juego también facilita en los niños las interacciones. Permite que hablen, rían, compartan y se lo pasen bien.

Mejora el aprendizaje. Jugar desarrolla el córtex prefrontal. Es la última parte del cerebro en evolucionar. Interviene en la memoria de trabajo, la toma de decisiones, la planificación y el pensamiento flexible.

Silencio, se juega, y esto, es algo serio.

Hay 3 Comentarios

Many of our Papa's games can now be played without flash.

Para mi jugar en la consola o en el móvil a juegos como Clash Royale hacen que mantengan mi mente activa.

Muy interesante para ponerlo en practica.

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Sobre el blog

“Las personas felices lo son, no porque tengan más que los demás, sino porque centran su atención en lo importante”. La visión que tenemos del mundo, de nuestro entorno, condiciona nuestro bienestar y con ello la implicación, el compromiso y la actitud que tenemos con nosotros y con los demás. Hay personas que esperan el momento perfecto para dar un paso. Pero el momento perfecto está tan solicitado, que el día que aparezca, habrá que repartirlo entre demasiados. Con este blog te invito a entrenar tus emociones, tus pensamientos y tu actitud. Te invito a responsabilizarte de lo que ocurre alrededor para que no condicione tus decisiones. Tenemos un derecho maravilloso que es elegir. Elige tu modo de conducta, elige lo que quieras ser, elige cómo quieres vivir y sentir.

Sobre el autor

Patricia Ramírez

Licenciada en Psicología, Máster en psicología clínica y de la salud y doctorada en el Departamento de personalidad, evaluación y tratamiento psicológico de la Universidad de Granada, Patricia Ramírez es experta en psicología deportiva (campo en el que ha asesorado a equipos de fútbol como el Real Betis, el RCD Mallorca o el CB Granada) y trabajo en equipo. Colabora en varios medios de comunicación (TVE, El País semanal, Marca…).

Es autora de Así lideras, así compites (Conecta, 2015), ¿Por qué ellos sueñan con ser futbolistas y ellas princesas? (Espasa, 2014), Autoayúdate (Espasa, 2013), Entrénate para la vida (Espasa, 2012), Gestión y Control del Estrés, con Zoraida Rodríguez Vílchez (Conzepto, 2008).

http://www.patriciaramirezloeffler.com/

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