El pobre mes de enero ya tiene suficiente con su famosa cuesta, con tener que reincorporarnos al trabajo o con despedirnos de los familiares que nos han acompañado estos días tan especiales de Navidad. ¿De verdad quieres presionarte también con los nuevos objetivos? Muchas veces, más que por ilusión, los propósitos se redactan por pura rutina. Pero, ¿por qué empezar el uno de enero? Ya la fecha de por sí genera ansiedad: el día 1, qué horror, ¡el inicio del cambio!
¿Cómo te sentirías si empezaras enero con los deberes hechos? ¿No te daría seguridad y control? ¿No te sentirías orgulloso de ti mismo por haber sido capaz de innovar y haber decidido el momento del cambio en lugar de dejar que enero te lo condicione? ¿No te haría sentir genial? Probablemente, sí.
Desde hoy mismo hasta el 31 de diciembre, y contando con que vienen días de vacaciones, aprovecha para entrar en 2017 con parte de los objetivos iniciados. Ahora es el momento, ¿por qué?
Ahora tienes tiempo para redactarlos y pensar en ellos. Recuerda escribir objetivos que tengan un sentido para ti. En estos días de descanso, busca tu momento y coge conciencia sobre aquellos que deseas. Piensa en tus hábitos de vida, ¿cómo podría ser más saludable? Piensa también en la relación que mantienes con la gente, ¿necesitas que sea distinta? Y tu trabajo, ¿podrías optimizarlo o gestionarlo mejor? ¿Necesita aprender algo nuevo? ¿Quizás tener más tiempo para ti, ir a otro ritmo? Elige.
Redáctalos por escrito. A ser posible recógelos en una libreta que no vayas perder, sobre la que puedas ir planificando y anotando todo lo que necesiten tus objetivos. Tenerlos en la mente es genial, ayuda a fantasear y disfrutar durante la fantasía. Pero es poco probable que te sirva para ponerlos en práctica. Lo que fantaseamos, si no se registra, se olvida.
Especifica tu cambio. No se trata de empezar a hacer ejercicio, sino de trabajar hoy media hora y salir a correr siguiendo el programa que te han dado. Las metas que dependen de nosotros son más fáciles de alcanzar. La meta debe estar redactada en función de lo que depende de ti y ser específica, es decir, que sepas concretamente qué tienes que hacer y cómo.
Aprovecha el cambio de rutina. Dado que un cambio de hábitos, como aprender a comer de forma sana, cuidarte más dándote cremas, arreglarte un poco más, dejar de fumar, leer en inglés, ser más paciente, más amable con la gente, conducir con más cuidado, ser prudente o un sinfín de otros cambios, requiere implantarlos, ahora es el momento. ¿Por qué? Porque las propias vacaciones traen un cambio en tu rutina y te descuadran la mente inflexible y cuadriculada con la que convives cada día. Estos días también obligan a planificarnos de forma distinta, así que dentro de esa nueva planificación, hazles hueco.
Hueco… un cambio necesita espacio. Me creo, que ahora, en este mismo momento, no tengas tiempo. Lo que ya no es del todo cierto es que no puedas desprenderte de algo para convertir el cambio en una de tus prioridades. ¿Qué podría sobrar en tu vida? ¿Qué actividades no te aportan, o las haces por mera rutina? Trata de reorganizar lo que tienes. Igual podrías cocinar menos elaborado y dedicar ese media horita que ganas a leer, a estudiar o a practicar la meditación que te has propuesto.
Innova. Enero empieza a ser el mes confortable para los objetivos. Siempre los planteamos después del uno de enero, nos ilusionamos una semana y luego, la mayoría, abandona. El hecho de redactarlos y comprometerte con ellos desde ya, hará que los contemples desde otra perspectiva, desde fuera de tu zona confortable. Y además, dejarán de estar asociados al abandono. Estarán asociados a la creatividad, a otro momento del año y puede que esto te anime a cumplirlos.
Lleva un control de tu cambio. La famosa lista de chequeo, como si fueras un avión antes de despegar. Nadie pilota un avión sin comprobar que todo está en perfectas condiciones. Lo mismo debes hacer cada noche. Chequea si has cumplido con el propósito que tienes por escrito. Si no llevas un control, no favorecerás coger el hábito. Date cuenta que ahora no forma parte de tu rutina. Así que tienes que estar especialmente pendiente de él. Si por la noche lo marcas como no conseguido, no te trates mal, no te culpes, olvida todo eso. Solo haz la reflexión, por escrito, de qué tendrás que cambiar mañana para poder conseguirlo: ponerte una alarma, no pensar y actuar, tener los alimentos adecuados para seguir tu plan de perder peso, respirar antes de contestar mal a ese familiar con el que tienes mucha confianza y te relajas…
Repite, repite y vuelve a repetir. Nada se aprende sin repetición. Lo primero es el aprendizaje significativo, necesitas entender lo que estás queriendo cambiar o aprender. Y luego, para crear el hábito nuevo, necesitas insistir.
Sé perseverante. No eres poco voluntarioso o poco disciplinado. A veces solo es un problema de olvido. Sí, la edad deteriora la memoria, ¡qué le vamos a hacer! Así que ayúdate un poco y verás cómo fracasas menos. Haz todo lo posible porque el cambio sea fácil. Para mantenerte motivado recuerda cómo será tu vida una vez lo logres, en qué te va a beneficiar, cómo vas a cambiar o cómo te vas a sentir.
Y a día siguiente…a la carga.
Hay 1 Comentarios
SANOS consejos. GRACIAS!
Publicado por: LaPatriaEsElOtro | 15/11/2018 16:49:14