La imagen de Anderson Cooper invade desde hace días las gigantescas pantallas del neoyorquino Times Square para recordar a la audiencia que dentro de poco va a colarse en las casas estadounidenses con el talk show vespertino del que se lleva meses hablando. Con él se inaugurará la temporada televisiva en abierto en el año 1 d.O. (después de Oprah).
Varón, periodista de prestigio, millonario desde el nacimiento y uno de los gays más influyentes para Out Magazine, poco tiene que ver con la hasta ahora líder de las tardes, con la que no paran de compararle desde que se anunciara el estreno de su programa Anderson (a secas) para el próximo 12 de septiembre. El único hombre capaz de reírse ante las cámaras de CNN "como una adolescente al conocer a Justin Bieber“, según sus propias palabras, da el salto al entretenimiento de masas.
Su perfil eminentemente informativo permanecerá en CNN, canal para el que lleva años relatando sucesos como la guerra de Irak o el Huracán Katrina, mientras que cada tarde abrirá las puertas de su sala de estar catódica en un programa homónimo en el que tendrá su propio sofá para que Tom Cruise salte sobre él.
Ahora se suelta su blanca melena y pasa a convertirse en reportero de guerras sentimentales con sus nuevos invitados. Se descubre como fanático del reality Mujeres ricas —género con el que ya coqueteó como presentador de The Mole— y, aunque hasta ahora ha sido discreto, quizá desvele parte de su vida personal para convencer a una nueva audiencia. Si Stedman Graham ha formado parte desde hace décadas de los contenidos de Oprah y Ellen Degeneres habla de su esposa Portia de Rossi, quizá él lo haga de sus parejas, se plantea desde Entertainment Weekly.
Desde que el pasado enero presentara en Miami su nuevo show, en la Feria Anual de Productores de Televisión (NATPE), Anderson Cooper ha despertado el interés de la industria por descubrir su nueva faceta como estrella de las tardes televisivas, ahora que la que un día fuera su jefa ha dejado atrás el programa puntero en esa franja horaria para iniciar una andadura más ambiciosa, pero minoritaria, con su propio canal de televisión por cable. Tan propio que se llama OWN y lleva su nombre. De momento, las audiencias del canal no están siendo las esperadas y ella, por si acaso, ya asegura: "Anderson Cooper no será la nueva Oprah".
A diferencia de Winfrey, el imperio de Cooper existe mucho antes de su nacimiento como miembro de los Vanderbilt, con una fortuna creada como magnates del ferrocarril en el siglo XIX. Sin llegar a ser tan icónicas como la imagen de John Fitzgerald Kennedy Jr. jugando en el despacho Oval, Harper's Bazaar formalizó su condición de socialité con sus retratos de infancia que Diane Arbus tomó para la revista.
Como periodista, la popularidad de Cooper se disparó tanto como sus audiencias tras reprochar en directo a la senadora Mary Landrieu la falta de sensibilidad de la clase política estadounidense ante las víctimas del Huracán Katrina. Ese ataque de subjetividad le hizo conectar con el público mayoritario y, desde entonces, su aproximación definitiva hacia el entretenimiento ha sido paulatina y constante hasta llegar a Anderson.
Precisamente fue a Oprah a quien contó ante las cámaras su historia personal, marcada por la muerte prematura de su padre y el suicidio de su hermano, como parte de la promoción de su autobiografía Dispatches from the edge: A memoir of war, disasters and survival. Su telegenia es tal, que hasta sus ataques de risa ensombrecen sus propias noticias.
Hay 0 Comentarios