No se escapa la danza española al asunto de las terminologías, una verdadera selva nominal que siempre ha traído de cabeza a quienes han tratado de poner orden en esa materia. Y quien dice “terminologías” dice también “metodologías”. En la danza española la cosa va mal si insistimos siempre en escribirla con minúsculas. El viejo adagio de que cada “maestro tiene su librillo” y allá se apañen los demás, es un hecho que califico de trágico para la didáctica y el asentamiento patrimonial de todas las variantes del baile español. La Danza Española es una y lo abarca todo, desde la estilización de lo vernáculo y el folclore, a la Escuela Bolera y el ballet Flamenco. Toda regionalización también es ridícula y sonroja. Insisto en el tema de las mayúsculas, sin ponerme especialmente dramático. Y me obligo sucintamente en hacer algo de historia. Mariemma escribió un programa (se aplica en algunos conservatorios), que no era perfecto, pero tenía un orden y una lógica culta. Se inspiraba en su propia experiencia, en su gusto y la objetividad de cultivar al artista de danza, al bailarín y al coreógrafo, lo más posible. Anteriormente, las dos grandes pioneras de la danza escénica hispana del siglo XX, Antonia Mercé “La Argentina” y Encarnación López “La Argentinita”, expresaron claramente y por escrito, la necesidad del método, el programa y la escuela nacional. Que nadie se asuste por el término “Nacional”; se trataba de sistematizar un arte naciente y muy prismático y estas grandes artistas ya veían cómo ciertos elementos, herencias, modos y formas, se diluían peligrosamente al tiempo que florecían otras maneras de actuación y de supervivencia del género: la danza escénica española y el Ballet Español. Antonia Mercé mantuvo un epistolario con Azaña alrededor del tema de la Escuela Española, y siempre me preguntó por qué esto no ha sido suficientemente estudiado y desarrollado después. Antonina Rodrigo escribió sobre ello. Tristemente, la política entra en juego. El ballet, en todas sus formas, siempre fue un arte político. ¿Quién lo duda? Por pura lógica, su fomento y su enseñanza también lo son. Igual que en el ballet académico para la Danza Española esa idea de que hoy se baila mejor que antes es una falacia, es el deslumbramiento ante el progreso de la técnica y los cambios estéticos, que muchas veces atienen a la plástica más superficial y no a las esencias estéticas de la danza. Que la filigrana no oculte el verdadero valor. Cuando vemos formaciones de nuevos artistas de Danza Española, amén del arrojo y de mucha falta de control estético, se ha hecho popular una idea de modernidad que consiste en no mirar atrás, o hacerlo con cierta ira. Las reverencias suelen ser irónicas y la didáctica, el poso y la herencia, han sido molidos en la nueva construcción “más actual”. Es ahí cuando se evidencia que lo que falta es diálogo, entendimiento y un poco de orden en las terminologías, eso que parece que ya no interesar a casi nadie.
Hay 2 Comentarios
La Danza Española actualmente avanza en técnica pero desatiende el carácter diferenciador de cada uno de sus estilos. De todas formas es muy difícil progresar en un arte que "penosamente" su propio pueblo no demanda y subsiste gracias a las limosnas de los políticos (subvenciones).
Publicado por: DanzarinE | 21/08/2013 15:25:40
Los pies palpitan como el corazón de una época trasnochada, cuyos andamios se tambalean desdibujados por el ímpetu de lo nuevo, algo que golpea ferozmente la puerta y grita sin aliento, sin voz, sin nombre.
Publicado por: Manuel | 10/03/2013 22:32:33