William Forsythe (Mis retratos del verano: 2)

Por: | 23 de julio de 2013

William.forsythe[Castanar] A lo largo de estos años, he entrevistado (y escuchado) varias veces a William Forsythe (Nueva York, 1949): Frankfurt, Madrid, Venecia, Reggio Emilia, París… su discurso es tan el mismo como tan cambiante. Pasa con su obra, un terreno de laboratorio incesante y complejo al que siempre añade una línea de investigación novedosa; pero hay siempre un estilo, el meollo de una voz distintiva y personal, su sello. Todo esto, lo que empezó a cristalizar con el ballet de la Ópera de Frankfurt a principios de los años 80 del siglo XX, sigue influyendo poderosamente sobre la creación coréutica actual. Esta es una responsabilidad añadida, hasta cierto punto involuntaria, de la que Fosythe tiene absoluta conciencia pero de la que se distancia con una cierta displicencia. No es su problema. Eso es verdad. En 2002 con ocasión de la última visita que hiciera a Madrid con la compañía alemana que dirigía (para presentar en el Teatro Real la pieza “The loss of small detail”), en la entrevista para este diario se mostró así: “La coreografía es como la escritura. Se empieza copiando y luego se evoluciona”. Esta segmentación reflejo del material coréutico como escritura (lo que ya estaba en Laban, a quien obsesivamente Forsythe reconoce que vuelve de vez en cuando) demarca la naturaleza del trabajo escénico. Como todo creador, le halaga tener seguidores. En su caso, han sido esa legión global de imitadores (descalzos o con zapatillas, en pequeños grupos o en grandes agrupaciones) que pululan por el mercado internacional del ballet contemporáneo y sus más peregrinas ramas; algunos con mejor fortuna que otros en eso de pisar sobre huella ajena. Es difícil librarse de su impronta tanto como de su planteamiento: “El ballet [contemporáneo] sí tiene un fundamento académico, pero el repertorio es muy reaccionario”, me dijo en 2002, a lo que añadía: “El repertorio está muerto. Esto es algo que lo sabe todo el mundo. Pero el método no está muerto. Al contrario: es algo muy interesante. Es necesario trabajar una y otra vez las cosas”. En lo único que no estoy de acuerdo es en que el repertorio esté muerto (van por ahí los hagiógrafos con esa cantinela). Para mí está muy vivo, pero esa es otra discusión muy distinta; el repertorio puede ser reaccionario en cuanto se tenga de él una visión reaccionaria. Forsythe se ha adentrado en la instalación de Artes Visuales en las últimas Bienales de Venecia para insistir en esa cala o perforación, una prospección arriesgada de las bases sobre las que trabaja y sostiene su estética. Una vez incluso prescindió del bailarín. Esto no pasó desapercibido. Era intencional. Quizás se trataba de un aviso sobre el ámbito de la virtualidad y el “metacuerpo” artístico, la idea de que el ballet puede ser solo parcialmente abstracto aun prescindiendo de una historia para ser contada, pues como todo obra de arte, es un relato de sí misma. La fotografía es de Jesús Castañar y pertenece a los archivos de EL PAÍS.

Hay 1 Comentarios

Roger, ¿no crees que la influencia de WF fue inmensa cuando tenía detrás una estructura como el Frankfurt, y que ha decrecido mucho en su etapa posterior, precisamente la más avanzada y 'experimental' (por llamarle de algún modo)? Quizás en tus reflexiones sobre las compañías de autor puedas incluir alguna orientación... asumiendo lo lejos que estamos de vivir un momento brillante, arriesgado y creativo en la danza actual -tanto como de esos años estelares del (por muchas razones) gran WF

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Por Pies

Sobre el blog

Un espacio para la reflexión y la crítica de la danza y el ballet. Su historia y avatar en el mundo global, los cambios estéticos y los nombres propios en una escena universal y dinámica. Ballet clásico, moderno y contemporáneo; danza actual y teatro-danza; ballet flamenco y danza española; festivales, teatros y compañías, diseños, música y tendencias; los grandes coreógrafos junto al talento emergente. La DANZA es una y así debe glosarse y ser estudiada desde todos sus ángulos, como verdadera materia de cultura.

Sobre el autor

Roger Salas

es el crítico de danza y ballet del periódico EL PAÍS desde hace 28 años, con una breve pausa cuando participó en la aventura de la revista "EL GLOBO"; nació en Holguín (Cuba) en 1950, estudió piano y presume de autodidacta. Emigró a Europa en 1982 y ha publicado dos libros de cuentos, una novela y varios ensayos sobre ballet, ciencia coréutica y danza española. Roger cree, como dijera Maya Plisetskaia un día, que "la danza salvará al mundo".

Archivo

mayo 2014

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
      1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30 31  

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal