Arthur Mitchell (Mis retratos del verano: y 13)

Por: | 19 de septiembre de 2013

Arthur.mitchell2 Arthur Mitchell (New York, 1934) en su tiempo fue una estrella negra en un ballet de blancos, el New York City Ballet, y a quien Balanchine distinguió con varios papeles a su medida (desde “Sueño de una noche de verano” -1962, donde creó Puck- a “Agon” -1967). Mitchell llegó a fundar junto a Karel Shook el Harlem Ballet en 1968, una compañía reivindicativa de bailarines de ballet negros y mestizos y donde había simbólicamente uno o dos bailarines blancos (lo que fue criticado en su tiempo y no entendido como un símbolo de integración social). Entre los años 1982 y 1984 pusieron en pie la “Giselle Creole”, que se desarrollaba en la época poscolonial (1841, el mismo año del estreno parisino de la versión original “blanca”) y donde hay esclavos, libertos, “aristócratas de piel oscura”, sureños... Giselle Lanaux (así fue bautizado el personaje) fue bailada en el registro videográfico de 1988 por Virginia Jhonson y el Albrecht (apellidado Monet-Cloutier) por Eddie J. Shellman. Frederic Franklin remontó la obra con esmero y la producción se fue a grabar tan lejos como a Dinamarca en los estudios de Arhus. Antes, el estreno de 1984 fue en el London Coliseum. Por esta ‘premiere’ Mitchell y el Harlem Ballet recibieron el primer galardón que recibía una compañía de ballet norteamericana en el Reino Unido: el Lawrence Oliver Award, el mismo premio que la estrella negra cubana del ballet Carlos Acosta recibió exactamente 20 años después en 2004. A día de hoy, la deuda del ballet con los bailarines y las bailarinas negros no está ni de lejos saldada. Un caso importante y a tener en cuenta es el de la norteamericana Raven Wilkinson (1935) miembro del Ballet Russe de Monte Carlo en su última etapa norteamericana. Wilkinson comenzó a estudiar ballet a los 9 años después de ser rechazada de varias escuelas por el color de su piel tanto en Chicago como en Nueva York hasta que Sergei Denham la admite en el aula de Vecheslov Swoboda. En 1954 Raven es una adolescente de 14 años dotadísima para el ballet y que, como todos los de su raza (con muy pocas excepciones) posee musicalidad, ritmo y un oído excepcional. Así obtiene un contrato, siendo la primera afronorteamericana que forma parte de una compañía de ballet clásico; también fue la primera negra que bailó un papel solista (el primer vals) en “Las sílfides” de Fokin. Permaneció seis años con la compañía y fue compañera de habitación en aquellas legendarias giras de Eleanor D’Antuono, que lo refiere en sus memorias. También está reseñado en el filme documental de Dayna Goldfine y Dan Geller “Ballets Russes” (2005) lo sucedido en Montgomery (Alabama) cuando la compañía llegó de gira y el KKK armó una bronca porque estaba una negra en la escena. Fue a gritos, pero la función siguió y Raven bailó. Aquello resultó traumático, y finalmente en 1967 se traslada a Ámsterdam, donde forma parte enseguida del Ballet Nacional de Holanda y donde acabó su carrera de bailarina activa. Raven Wilkinson ha contado cómo se tenía que aprender todos los papeles antes que las otras para competir por un puesto para salir a escena, y que se inspiraba “en las mayores” siguiendo su trabajo a hurtadillas y espiándolas, especialmente a una virtuosa que ocasionalmente pisaba la compañía: Alicia Alonso; la limpieza en la ejecución de Alonso fue un ejemplo para Wilkinson, que se propuso bailar académicamente con todo el rigor posible. Recientemente Benjamin Millepied (futuro director del Ballet de la Ópera de París) se preguntaba a sí mismo en una entrevista por qué no había negros en la Ópera. La única compañía académica que poco más que tímidamente ha asumido esta diversidad es el Ballet Nacional de Cuba. Antes de Acosta, es de rigor recordar a Andrés Williams y a Julio Arozarena (está en el Béjart Ballet Lausana); a Caridad Martínez y a Dagmara Brown entre otros cubanos como el muy brillante Osiel Gounod (hoy en el Real Ballet de Oslo). En Norteamérica se dio un género de danza en ballet que empieza en 1940 cuando Agnes de Mille (que nació en Harlem, NY) hace su primera creación (fue para Ballet Theatre): “Black Ritual”, siendo la primera coreógrafa blanca que hizo un ballet sólo para bailarines negros (lo bailaba el llamado “black dance group”, y hay anécdotas gloriosas: cuando faltaba una bailarina negra, Margarite de Anguerro se pintaba la cara y las manos). Pero el neoyorkino Arthur Mitchell es el héroe de cabecera, y por descontado, Katherine Dunham, una pionera en toda regla. También entre 1948 y 1950 un bailarín de piel oscura fue un héroe en Nueva York: Nicholas Magallanes (el Orphée balanchiniano). Otros bailarines negros de hace décadas son Christopher Boatwright (inolvidable en “Le sacre du printemps” de Glen Tetley); o Clive Thomson (que fuera partenaire de la gran dama negra: Judith Jamison, a quien John Neumeier creó un papel protagónico en “La leyenda de José” en la Ópera de Viena -1977). Maurice Béjart llegó a fundar su escuela Mudra Africa (1977-1985) en Dakar; y su estela hoy continúa en figuras dinámicas como Germaine Acogny. ¿Qué falso prurito o prejuicio de purismo hace que se intente dejar a estos artistas en el terreno de lo exótico? En Brasil, una reciente convocatoria del Teatro Municipal de Río de Janeiro especificaba en su convocatoria de audiciones para músicos y bailarines que reservaba un 5% para personas con deficiencias y un 20% para negros e indios. No estoy seguro de que ese concepto de cuotas sea un avance real. Es precisamente el coreógrafo negro Alvin Ailey quien aportó al ballet piezas como el legendario “Pas de Duke”, que estrenaron Jamison y Mijail Barishnikov, o “The river”, que fue bailado por Natalia Makarova y Erick Brhun, por Cinthia Gregory y por Ivan Nagy, entre otros. La sobrecogedora elocuencia de estas obras operaban el que las coreografías del artista creador negro fueran asimiladas por los intérpretes blancos. Eso es lo natural. La fotografía de Carl Van Vechten es de 1955 y procede de The Granger Collection (AGE Fotostock).

Hay 3 Comentarios

Me quedo con la duda: ¿Que tuvo que haber sucedido en el mundo del arte para que después de tantos años de que se abolió la esclavitud, principalmente en los países del primer mundo, estas prácticas fueran permitidas tanto por creadores como por espectadores? Me cuesta trabajo asimilar la discriminación, para mí no tiene otro nombre, que viven los artistas de raza negra en una disciplina en la que por su capacidad física, su ritmo y su energía podrían igualar o incluso superar al interprete más virtuoso de raza blanca. Muy interesantes los datos de las compañías y los bailarines que en espacios como éste, reciben el reconocimiento por el esfuerzo que hicieron en no renunciar a conseguir ese lugar privilegiado de la danza. Saludos desde México.

Nos queda un largo camino todavia para conseguir que todos tengamos las mismas oportunidades, los mismos derechos y las mismas libertades.
Hay que seguir luchando para conseguirlo.

Estupendo trabajo.
Realmente me quedo con ganas de más.
Espero que en otro profundice más sobre esta realidad, injusta sin dudas.

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Por Pies

Sobre el blog

Un espacio para la reflexión y la crítica de la danza y el ballet. Su historia y avatar en el mundo global, los cambios estéticos y los nombres propios en una escena universal y dinámica. Ballet clásico, moderno y contemporáneo; danza actual y teatro-danza; ballet flamenco y danza española; festivales, teatros y compañías, diseños, música y tendencias; los grandes coreógrafos junto al talento emergente. La DANZA es una y así debe glosarse y ser estudiada desde todos sus ángulos, como verdadera materia de cultura.

Sobre el autor

Roger Salas

es el crítico de danza y ballet del periódico EL PAÍS desde hace 28 años, con una breve pausa cuando participó en la aventura de la revista "EL GLOBO"; nació en Holguín (Cuba) en 1950, estudió piano y presume de autodidacta. Emigró a Europa en 1982 y ha publicado dos libros de cuentos, una novela y varios ensayos sobre ballet, ciencia coréutica y danza española. Roger cree, como dijera Maya Plisetskaia un día, que "la danza salvará al mundo".

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