Uno. ¿Hay alguien ahí? ¿Hay alguien al frente de la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana? Paula Sánchez de León dirige las fuerzas de orden público en esta autonomía. Pero no lo parece. Hay que poner orden: debe dimitir.
Los jóvenes protestan ante los recortes. Son reprimidos con dureza. Responden. Manifiestan su indignación ante las cargas policiales. Los antidisturbios reparten palos. ¿Por qué? ¿Acaso por la violencia estudiantil? Que se sepa aún no ha habido graves enfrentamientos. De momento no estamos en Grecia.
Esta tarde, un numeroso grupo de jóvenes ha cortado la Avenida de Blasco Ibáñez, en Valencia: concretamente frente a la Facultad de Geografía e Historia. Los furgones policiales han llegado con el ánimo de restablecer el orden. Por lo que parece, era terrible el caos y exigía una respuesta inmediata.
Pues no. No es así. Yo he visto los hechos: simplemente mi despacho da a la Avenida y he divisado la situación. Que se corte el tráfico es una molestia evidente. ¿Eso exige una acción contundente de la policía?
Sí, claro, por supuesto. Como cuando hay fútbol. Cuando hay fútbol, la Avenida de Blasco Ibáñez de Valencia prácticamente se colapsa: el Mestalla está justamente al lado. Algunos hinchas aparcan donde les place. No parece que la policía local o los antidisturbios se vean obligados a detener ese caos. O a dejar expedita la vía pública.
Dos. La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana no puede actuar con tanta torpeza. No concibo que tal cosa sea posible. Pero, ahora que lo pienso, no sé por qué le atribuyo una clarividencia especial.
Es probable que dicho empleo lo tenga como recompensa, como compensación. No sé si tiene merecimientos para ejercer dicho puesto. Pero, si los tuvo, los ha perdido. Ante las cámaras balbucea y para dar una respuesta debe leer lo que alguien le ha puesto sobre la mesa. O sobre el pupitre. Debe aprender.
Tres. He visto un vídeo de la carga policial de esta tarde en Valencia. Los hechos ocurren hacia las 15 horas, cerca del Instituto Lluís Vives.
Vemos una calle por la que, en principio, no transita coche alguno. Hay estudiantes que vociferan. Dan miedo, sí. Mucho miedo...
De repente, los antidisturbios deciden que ya está bien. Empieza la embestida. Los estudiantes corren. Un muchacho se aparta del grupo y queda al lado de una salida de aparcamiento. Uno, dos y tres policías le dan con la porra. ¿Por qué? Ah, para calentar.
Tras minutos de tensión, los antidisturbios se retiran: se protegen como si estuvieran esperando el ataque de los enemigos. ¿Estamos en Vietnam?
Cuatro. En Facebook, Paula Sánchez de León tiene su hueco. Y en su hueco tiene su lema, la divisa que le sirve de guía. Es una cita de Winston Churchill.
"El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar".
Volvamos a leerlo. "El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar". Con frecuencia, la derecha española se ampara en Churchill.
Fue José María Aznar quien hizo ostentación de esa simpatía. ¿Por qué? Porque el líder británico salva retrospectivamente. Si uno se reconoce deudor o seguidor de Churchill, entonces queda limpia la hoja de servicios: queda justificada la belicosidad. Y además se gana una guerra en la que no se participó.
Cinco. La Asamblea de estudiantes encerrados en la Facultad de Geografia e Historia de Valencia remite a la prensa un comunicado. Son las 23 horas y pico del día 20 de febrero de 2012. Perdonen la imprecisión cronológica.
Les traduzco lo esencial: exigen la dimisión de la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León. Es más: anuncian que hasta que ella no abandone el cargo, los estudiantes no abandonarán la calle.
Además, exigen la inmediata puesta libertad sin cargos de los compañeros que han sido detenidos esta semana: detenidos por el simple derecho a manifestarse.
Reclaman igualmente --y por encima de todo-- una mejor gestión de los impuestos. Precisamente por eso se manifiestan contra los recortes.
Denuncian particularmente el despliegue policial de estos últimos días. Hacen, por otro lado, un llamamiento a la ciudadanía para salir a la calle a ejercer el derecho constitucional de manifestación.
Para acabar, añaden que aquellos que deberían estar defendiéndoles son quienes están agrediéndoles, razón por la cual manifiestan su voluntad de seguin luchando por nuestra democracia.
Hay 7 Comentarios
Sí, señor Lillo: resulta cómico ver cómo retroceden, protegidos por sus grandes escudos, huyendo de ¿quién? Y si presta atención al sonido verá que, cuando avanzan, lo hacen a la consigna de "todos juntos". Porque se vé que sus papás les explicaron que la unión hace la fuerza.
Pero si apoyamos a esos pobres críos machacados, ellos nunca podrán ser más que nosotros. Así que: ¡ánimo!
Publicado por: Marisa Bou | 21/02/2012 10:46:16
Pido públicamente la dimisión de la Sra. Paula Sánchez de León, delegada del gobierno en la Comunidad Valenciana, por mil motivos que se resumen en uno: demostrar una acreditada incompetencia para el cargo que ocupa.
Me solidarizo con los estudiantes del IES Lluís Vives y con los que, a lo largo de los últimos días, se han sumado a su protesta contra los recortes en la educación secundaria. No soy de Valencia ni resido en esta ciudad, pero me siento un valenciano más y, por primera vez en mi vida, siento vergüenza de serlo al ver en qué manos - y en qué porras - hemos dejado nuestro gobierno.
Publicado por: Paco Fuster | 21/02/2012 10:43:02
+1
Publicado por: ACTIBICI Valencia | 21/02/2012 10:33:03
Desde luego la retirada de los antidisturbios es de risa. ¡Qué manera de retordecer! Porque no hay ninguna zanja abierta, que si no se caían todos al agujero. Y menudo lío entonces de porras, cascos y sopapos.
Estoy viendo cómo detienen a menores sólo por gritar y estar en la calle. Esto es intolerable. Es una vergüenza.
Publicado por: Alejandro Lillo | 21/02/2012 10:07:54
¿Seguro que Sánchez de León no dirige las fuerzas de orden público? ¿Seguro que no da las instrucciones de cómo proceder?
A mí todo esto me está dando mucho miedo.
Publicado por: Leda | 21/02/2012 8:19:57
Sí!, da miedo. Cuenta Noemi Klein en su "Doctrina del shock" que crear el pánico -con la represión policial o mediante una mal llamada reforma laboral- es una de las formas utilizadas por la derecha política y económica para paralizar a la población. Conseguida la docilidad, cualquier medida por dura que sea es asumida sin rechistar por la sociedad. Asistimos a una agresión nunca vista no sólo contra el llamado estado del bienestar, si no también -y eso es casi más importante- contra el contrato social que da confianza y estabilidad a un sistema político. Los estudiantes de Secundaria, reivindicando su derecho a una educación pública de calidad, no tienen miedo a pedir lo que consideran que les pertenece. Y el PP, con personajes como Paula Sánchez de León, delegada del gobierno por designación, demuestra que la pervivencia en su seno de ciertos comportamientos autoritarios -por no decir claramente franquistas- son una cruda realidad.
Publicado por: Urbano García | 21/02/2012 2:45:28
Esto asusta. Efectivamente, no es Grecia.
Y esta buena señora debería dimitir. Aunque ayer leí que la de Madrid hubiera puesto coto a los del 15M.
Todos se parecen demasiado.
Publicado por: Elena Casero | 20/02/2012 23:48:53