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La animalada de Castellón

Por: | 15 de febrero de 2012

Halcones y hurones. Leo con emoción las noticias que aparecen en la prensa sobre el aeropuerto de Castellón. Vivo en un ay. Y hay que acabar con esto, sí.

CarlosFabrayRipollesenlainauguracionDías atrás, medio en broma medio en serio, le propuse a un amigo llenar de conejos el aeropuerto de Castellón. Hay que parar la cacería que ahora se está practicando. Las autoridades aeroportuarias hechan hurones y halcones, que valen un pico.

¿Para qué hacen eso? Tradicionalmente, el hurón se emplea para la caza de conejos, pues puede adentrarse en sus madrigueras. Por su parte, el halcón es un ave rapaz temible. Ataca a toda clase de pájaros y puede incluso zamparse mamíferos pequeños. Pobres conejos.

¿Para qué echar hurones y halcones, que es lo que se viene echando?, me preguntaba. ¿Para qué arrasar el suelo y el cielo, mientras esperamos la llegada de naves o aves? No, señor. Bajemos al ras: bajemos al suelo, justamente. Hay que convertir o reconvertir o recuperar aquellas pistas. Hay que hacer de su asfalto una reserva natural. Hay que llenarlo todo de animales. Ya vale de animaladas.

Tierra de conejos. Etimológicamente, España significa tierra de conejos. Ya que no podemos estar a la última, ¿por qué no estamos a la primera?, me digo. Regresemos al origen: a aquella remota, primitiva tierra en la que habitaban y correteaban los conejos. ¿Se imaginan?

 Cuando yo era bachiller, en los primeros setenta, un profesor de Formación del Espíritu Nacional nos instruyó sobre el particular. Lo decía con orgullo: España significa tierra de conejos. Nunca supe por qué: por qué le enorgullecían  los conejos, quiero decir. O la antigüedad del solar. Yo envidiaba otras cosas más recientes: por ejemplo, la juventud de Norteamérica y su poderío militar. ¡Esos portaaviones, esos barcos, esos cazas pilotados por oficiales tan rumbosos!

En cierta ocasión, a ese mismo profesor le pregunté por los portaaviones españoles. En otros términos: ¿por qué España no tenía portaaviones? Ustedes se reirán, pero no era un asunto pequeño. Para un muchacho de doce años, el colmo del poder era esa ingeniería naval. La pregunta que yo le hacía era más o menos ésta: ¿por qué pudiendo desplazarnos por el mundo nos quedamos en el Mediterráneo? ¿Nos bastan los aeropuertos?  ¿Y esos lujosos buques de guerra que ellos tienen por qué no los tenemos nosotros? Demasiadas preguntas, ya ven.

El profesor me convenció. Hacia 1971 o así, el Mediterráneo era el teatro de operaciones; Europa era el escenario en el que se libraba el combate contra el comunismo. "Norteamérica", así la nombró, "está emplazada en otro Continente". Era normal, pues, que sus aviones, sus helicópteros, sus fuerzas aerotransportadas debieran agenciarse plataformas de despegue. España, en cambio, estaba en el centro del mundo.

¿Qué ocurre ahora? La hegemonía mundial se ha desplazado al Pacífico y el combate ya no es exactamente militar ni naval. ¿Entonces? Pues eso: que no nos hacen falta ni aparatos, ni líneas aéreas, ni portaaviones, ni azafatas, ni sobrecargos: y si mucho me apuran, tampoco necesitamos aeropuertos. Pues ya está: regresemos al origen, a lo salvaje, cuando ésta era una tierra de conejos. Oigan, aquí, el que no corre vuela.

Más temas en: Los archivos de Justo Serna

 

Hay 5 Comentarios

Por Dios, yo jamás propondría dinamitar la estatua. Creo, por el contrario, que ha de lucir en un sitio más vistoso: el descampado del aeropuerto no es lugar adecuado. Habría que buscarle un emplazamiento bien visible, justamente una plaza pública por la que pasaran los ciudadanos cada día: de ese modo todos tendríamos presente lo que fue un momento de esplendor provincial, de gestión rumbosa. Cuando alguien muere o una alegría pasa, se evapora, hay que hacer el duelo. Creo que tapar las cosas evita hacer el duelo. La estatua es el mejor recordatorio de lo que fue la política de Fabra. En Valencia, al Caudillo se le quito de la Plaza del Ídem para ocultarlo en un patio de banderas, en un cuartel. Lástima: debería haber quedado bien visible para escarnio colectivo. Con lápida explicativa: algo didáctico y guasón.

Molt interessant la seua proposta de repoblar l'aeroport amb conills i amb tota mena de bèsties si cal. Pel que fa a la ingent escultura en honor del Sr. Carlos Fabra, ¿quan la dinamitem?

Por Dios, sr. Calabuig. Muchísimas gracias por esas palabras. Espero no incurrir en errores garrafales.

Quería hacerlo ayer cuando se estrenaba este nuevo blog, pero me traicionó el teclado -cosas de estos aparatos tan sensibles ¿al frío? ¿a los recortes? ¿a la sentimentalidad desatada de San Valentín? Chi lo sa?- Como nunca es tarde si la oprtunidad es buena, vuelvo a intentarlo: Bienvenido sea este nuevo blog de Justo Serna, un nuevo blog de un historiador que escribe historia, que escribe y que reflexiona sobre nuestro presente. Recordaba ayer mis clases de inglés al felicitar al autor por el título tan bien elegido para este nuevo espacio donde juntarnos. Un título que le va tan bien a la historia: Presente continuo:
1.Se refiere este tiempo a las accioners que se están desarrollando en el mismo momento en el que se habla.
2. Se puede utilizar también para describir cosas que suceden alrededor del momento al que estamos hablando.
3. Para referirse a acciones que se vienen produciendo con cierta frecuencia.
4. E incluso, para referirse a una acción del futuro que ya hemos decidido que vamos a desarrollar. Eso sí, en este caso, mencionando cuándo va a tener efecto esa acción.
¿cabe mayor cercanía con la historia que la del Presente continuo? Pues si aún hay dudas, pónganse los ejemplos en inglés para explicar los anteriores supuestos, utilizando para ello el término history y quedará bien clarito.
También creo que ayer hablaba en mi comentario sobre la educación de la historia en primaria y buscaba complicidades en ese presente continuo para evitar que la incompetencia y la desgana se excusaran con el presunto aburrimiento de los niños. Si no recuerdo mal, hasta escribía sobre aquel profesor de historia que salía en la película de Alain Tanner 'Jonás que tendrá 25 años en el año 2000' y que ahora ya debe estar muerto o recortadísimo en su jubilación.
En fin que esto quería decir yo ayer, pero eso ya es pasado. Lo que sigue en presente continuo es mi felicitación para Justo y para todos los que como yo seguiremos aprendiendo de él leyendo historia, leyendo. Un abrazo, como siempre, Justo.

Gracias, Marisa.

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Presente Continuo

Sobre el blog

Un historiador echa un vistazo al presente. Éstas no son las noticias de las nueve. Pero a las nueve o a las diez hay actualidad, un presente continuo que sólo se entiende cuando se escribe: cuando se escribe la historia.

Sobre el autor

Justo Serna

es catedrático de la Universidad de Valencia. Es especialista en historia contemporánea. Colabora habitualmente en prensa desde el año 2000 y ha escrito varios libros y ensayos. Es especialista en historia cultural y ha coeditado volúmenes de Antonio Gramsci, Carlo Ginzburg, Joan Fuster, etcétera. De ese etcétera se está ocupando ahora.

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