Uno. En 2009, en una fotografía para El País, Carles Francesc supo captar un momento. Los cursis lo calificarían de "mágico". Era, sin más, un instante de exaltación fallera. El episodio tenía lugar en el balcón del Ayuntamiento de Valencia durante una mascletà.
Mariano Rajoy brincaba o al menos daba saltitos: supongo que coreado por un multitud afín. Francisco Camps saludaba muy sonriente al objetivo, sabedor de que la cámara te quiere o no te quiere. O ignorante de lo que el futuro le deparaba. ¿Y Rita Barberá? Rita Barberá ejercía el mando, el mando municipal. Se la veía seria, formal, educadísima, muy puesta en su papel, controlando el regocijo festero. ¿Es así? La experiencia me dice que no. En ese balcón, las expansiones de la primera munícipe son bien conocidas.
Dos. De eso, precisamente, hablo en un artículo en El País. Lo he titulado "La educación de la alcaldesa". Le reprocho cosas, su estilo político, sus maneras. ¿Cuáles, concretamente? Entre otras, el habíto vulgarísimo de subirse al balcón municipal para vociferar. Ustedes juzgarán. Esto es lo que digo:
La alcaldesa de Valencia manifiesta su enfado. Los representantes falleros, también. Un grupo de ciudadanos, portadores de libros, se reúnen bajo el balcón del Ayuntamiento para protestar ruidosamente, para corear consignas políticas, incluso para denostar. A lo que parece, es muy grande el vocerío.
Me voy a poner fino: está feo, muy feo, gritar o hacer gestos groseros. Siempre que pasa algo así recuerdo un volumen que me regaló mi padre. Es el Manual de educación, civismo y cultura social. El autor parece de otra época: firma la obra presentándose como el Duque de Pierrefont. El ejemplar que conservo es de 1950 y allí se detallan las reglas básicas, las buenas maneras. Por supuesto, el tono es rancio y habla de un mundo desaparecido. Pero conviene echarle un vistazo.
El último capítulo se dedica a la etiqueta en la vía pública: es decir, a las normas que hay que seguir para comportarse. El duque es muy estricto en este sentido. Gritos y chillidos pueden molestar, incomodar, atormentar al ciudadano, al viandante. Es por eso por lo que debemos ser delicados y moderados en nuestras expansiones. Han de guardarse las formas evitando todo escándalo, insiste el duque. No se debe jalear. Tampoco se debe cantar o hablar a voces, “vicio padecido por muchas personas”.
La alcaldesa de Valencia lleva décadas cantando, gritando, alentando, hablando a voces. Menudo vicio. Lleva mucho tiempo incumpliendo esas normas que, seguro, le enseñaron cuando era jovencita. De hecho, en su infancia aún existían manuales de urbanidad y buenas costumbres. Perdonen que me repita, pero hace 10 años publiqué un artículo en este periódico en el que ya le afeaba sus maneras a doña Rita Barberá. ¿Qué cosas? Pues el hábito tosco, vulgarísimo, de subirse al balcón para vociferar a la muchachada o a la hinchada. Sigue haciéndolo. Se entrega con furia a la exaltación colectiva, al estrépito. Nuestra alcaldesa hace ademanes de regodeo, de alborozo, con gran énfasis. Cuando llegan las Fallas, la alcaldesa se asoma al balcón y jalea a los que allí se congregan. La vemos reír a mandíbula batiente haciendo gestos de mucho aspaviento. Chilla, bracea y aplaude ruidosamente a la masa, como un palmero a su jefe. Vaya unas maneras tan toscas. Son expresión de demagogia, de populismo. De falta de educación. ¿Y ahora exige freno?
Sin duda hay que guardar las formas, la etiqueta que doña Rita Barberá infringe en cuanto sale. Por eso, pido a los manifestantes, a quienes esgrimen libros bajo el palco, que lleven el Manual de educación. Es difícil encontrarlo, pero no desistan: aprovechen la Feria del Libro de Ocasión para buscarlo y regalárselo. Sería una buena obra. Ah, y dedicada: “Para Rita. Con mucho cariño, el Duque de Pierrefont”.
Hay 8 Comentarios
Vaya, agitprop. Ha acertado: soy un tipo "tosco y vulgarísimo, demagogo y maleducado". Sabe bien lo que dice, pues como apostilla: lo afirma "con conocimiento de causa". Le creo, le creo. Cuánto lamento su dolor: durante años debió de padecerme en silencio y por eso ahora me muestra su desgarro, esa laceración.
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Esto tiene arreglo, agitprop: tras ese nick leninista de que se sirve, seguro que hay un persona sensatísima, de buen corazón, a la que es posible redimir. Ánimo: la herida dejará de sangrar.
Publicado por: Justo Serna | 08/03/2012 11:15:39
Vale perdón, retiro lo de payaso. Eres un tío tosco y vulgarísimo, demagogo y maleducado, y en este caso lo digo con conocimiento de causa. Y perdón por lo de payaso, que es una profesión digna y honrada, donde todo lo que se gana se consigue trabajando.
Publicado por: agitprop | 08/03/2012 10:48:26
http://javiermariasblog.wordpress.com/
O también se puede leer en 'El País semanal' del pasado domingo.
Publicado por: Leda | 07/03/2012 21:53:03
Si el nick sirve para insultar, entonces es pura cobardía.
http://elpais.com/diario/2004/10/19/cvalenciana/1098213482_850215.html
Publicado por: Justo Serna | 07/03/2012 20:41:38
A mi me gusta la espontaneidad, pero siento verguenza cuando la veo saltando y braceando. Un poco mas de clase no le vendria mal
Publicado por: peromanzano | 07/03/2012 18:07:59
Por cierto, al payaso este -llamarle profesor sería insultar a otros- lo recuerdo de la facultad. Dentro de lo sectario, este era lo más. Todo el mundo se reía de lo fácil que era aprobar si se daban como propias sus opiniones y manías, que eran muchas y muy evidentes.
Publicado por: agitprop | 07/03/2012 11:50:14
Así, así vais a ganar las elecciones. Seguid insultando a los representantes de los valencianos, y a quienes mayoritariamente les votan, y así seguro que algún día os votamos, pedazos de lumbreras. Pero así sentís superiores, más "educados" y con más estilo, ¿eh? Si no dierais asco, daríais pena.
Publicado por: agitprop | 07/03/2012 11:45:49
GENIAL artículo, en Valencia estamos hartos de esta mujer y que se asocie su imagen con la de los valencianos!!
Publicado por: Inés Luján | 07/03/2012 11:23:50