Uno. ¿Fue un éxito o un fracaso? ¿Hubo o no hubo huelga? Es más: ¿asistieron o no asistieron miles de personas a las manifestaciones del 29 de marzo? Hay un hartazgo y una oposición constatables que el Gobierno debería admitir. Ser roñoso con las cifras, tapar las evidencias o minimizar los datos no arregla nada.
Hay gente que no puede trabajar o que está ocupada en subempleos muy mal remunerados, que malvive o sobrevive con escasos ingresos. Desde luego es una situación de emergencia.
Pero hay también muchas personas que cobran un salario digno como empleados o un sueldo aceptable como funcionarios y que no tienen la culpa de lo que ocurre. Sus remuneraciones están gravadas con impuestos y con éstos se mantiene todo o casi todo: las pensiones, por ejemplo.
Yo, sin ir más lejos, soy funcionario: como un número importante de contribuyentes de cuyas nóminas se detrae un porcentaje. Con esa cantidad ayudamos a sostener el Estado, una parte de los gastos generales. Aunque quisiéramos no podríamos defraudar a Hacienda: sencillamente estamos fichados y todos nuestros movimientos se registran. Procuramos vivir honradamente: por ejemplo, somos muchos los que no nos hemos beneficiado con la especulación, con la burbuja inmobiliaria, con los negocios rápidos o fáciles.
Somos gentes que vivimos con austeridad. Austeridad: palabra-clave. En virtud de los ahorros que hay que hacer se nos congela el sueldo. A los trabajadores del sector privado se les amenaza con recortes, con restricciones y con condiciones laborales aún peores. ¿Alguien nos pidió opinión cuando había dinero sobrado, largueza presupuestaria, pingües ganancias?
El día 29 de marzo, yo pude hacer huelga porque el Estado no iba a tomar represalias. Sencillamente, pude hacer huelga porque me quitan sólo la parte proporcional de un día de paro. Pero sé de otras personas, incluso de muchas personas, que no pudieron hacer huelga porque sus empresas podrían adoptar medidas durísimas, muy graves...
Dos. Viernes 30 de marzo,Terra Mitica reabre sus puertas tras la temporada invernal. Como este blog, que el día 29 permaneció cerrado. En el parque de Benidorm estuve hace ya muchos años. Escribí un artículo con mis impresiones. Admito mi culpabilidad: me lo pase pipa, como me lo paso en los parques de atracciones (en PortAventura, por ejemplo). Ojalá el complejo de Benidorm funcione bien y sea rentable: que sus trabajadores tengan garantizados sus empleos.
Terra Mitica fue una idea --o una ocurrencia-- de Eduardo Zaplana siendo presidente de la Generalitat Valenciana. Le hicieron homenajes y rotularon carreteras con su nombre. No es de risa, pero la broma del parque nos ha costado mucho dinero, cantidades astronómicas que los restantes ciudadanos hemos pagado a través de la Generalitat o Bancaja. De momento es lo que hacemos: contribuir. El sr. Zaplana, mientras tanto, ya está a buen recaudo en una tierra ciertamente mítica: en Telefónica. Y su sucesor en el cargo público, José Luis Olivas, tiene una remuneración de Bankia que te deja helado.
Por su parte, Rodrigo Rato, el máximo dirigente de la entidad bankaria, cobra más que Mickey Mouse. Eso sí, pide contención salarial. O congelación de los sueldos. Desde luego, congelados están los empleados de Bancaja y congelados estamos los funcionarios: como Walt Disney que, según dice una leyenda urbana, está criogenizado.