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¿Para qué sirve un historiador?

Por: | 03 de mayo de 2012

Uno. El futuro ya está aquí. ¿Para qué sirve un historiador?, nos preguntamos. No es cuestión secundaria, pero antes 2001deberíamos preguntarnos qué es un historiador. Permítanme esta pedantería etimológica. El origen de la palabra ya lo dice todo: histor, en griego clásico, significa el que sabe, el que ve, el que investiga.

Un histor es alguien que observa y justamente porque observa está en disposición de relacionar hechos humanos. Es alguien que procura documentarse para tal fin. Es alguien que busca testimonios para obtener versiones de esos acontecimientos.

El histor sabe que no todos saben lo mismo, que no todos dicen lo mismo, que no todos conciben lo mismo. Es por eso por lo que ha de recopilar datos y relatos. ¿Para qué? Para poner en orden las informaciones y para contar las cosas con la mayor imparcialidad posible, con la mayor erudición posible. Con el máximo de rigor, vaya.

Tener una visión fundamentada del pasado te ayuda a sobrevivir, a soportar mejor lo que pasa. Tener un relato documentado de lo pretérito te alivia y te complica. Te alivia porque te hace ver que muchos de tus problemas son equivalentes o parecidos a los de los antecesores. Eso no significa que te consueles. Significa que tu crisis o tu dolor no son novedades jamás vistas. Los antepasados tuvieron que soportar ultrajes mayores, estrecheces inconcebibles, persecuciones sin cuento.

Conocer todo eso no te conforma, pues te hace ver los problemas en contexto y en proceso. Pero conocer todo eso, según decía más arriba, te complica. Cuando crees saber por qué pasa lo que pasa, cuando crees saber cuál es el proceso y el contexto de lo que ocurre, entonces –justamente entonces— descubres que la realidad humana está sometida a factores diversos; descubres que no hay una causa que todo lo explique; descubres que hay una parte previsible en el comportamiento individual y colectivo y que hay un lado azaroso, impredecible, en los actos humanos. Hacemos cosas con un fin, con una meta. ¿Y...? Como hay otros que también las hacen, la composición o el resultado no siempre pueden profetizarse.

Por tanto, el futuro es algo extraño, resistente, insólito. Estamos habituados a porvenires de ciencia-ficción: de tecnología punta y con humanos robotizados, vestidos con indumentarias plateadas o metálicas, con cascos que aíslan. Ustedes me perdonarán, pero digo futuro y pienso en Stanley Kubrick. Estamos acostumbrados a pensar el porvenir como algo deshumanizado. La literatura y cine nos han familiarizado con esas utopías negativas. En realidad, lo que anticipamos no es más que una suma de miedos bien presentes, un repertorio de males, de perversidades actuales que proyectamos con pánico en un futuro que ya no nos pertenece.

¿Tienen algo que decir los historiadores? O en otros términos: ¿pueden los historiadores anticipar lo que nos va a ocurrir? Si saben tanto del pasado, algo podrán predecir, ¿no es cierto? Los investigadores que han acumulado datos e informes de los hechos pretéritos aventuran un discurrir posible, pero a la vez sospechan el fracaso de sus predicciones. Lo que los humanos hagan dependerá de lo que quieran hacer y sobre todo de la composición y de los efectos imprevisibles que tengan sus actos sumados.

Dos. Josep Fontana participa en un acto del Claustre Obert. Es un evento organizado por la FontanaUniversitat de València y El País. Fontana regresa a Valencia, a cuya Universidad perteneció. Es un historiador prestigioso y polémico. Es prestigioso porque le avalan años y años de investigación. Sabe, como nadie, husmear la novedad historiográfica y sabe por dónde vendrán dadas las novedades de la investigación. Es polémico porque no es un estudioso recluido en su gabinete, porque no es un académico que guarde silencio. Siempre que puede y le dejan dice la suya y eso que dice suele provocar, incordiar.

Hace pensar. A mí particularmente me ha hecho pensar desde hace años. A veces, sus intervenciones me han obligado a cavilar a la contra: a la contra de lo que él dice. En principio, casi todo lo que sé de historiografía lo aprendí de sus textos, de sus recomendaciones. Sin ir más lejos: descubrí a Edward Hallet Carr, que hoy es un historiador canónico, gracias a él. Y seguramente estudié el desarrollo de la historiografía a partir de los libros que Fontana iba publicando: incluso para --modestamente-- oponerme a sus veredictos.

No voy a poder asistir a su conferencia, cosa que lamento. Si ustedes pueden, no se pierdan su charla. “La semana pasada me pidieron en un diario de Barcelona que opinase acerca de cómo sería dentro de cinco años este capitalismo con el que nos ha tocado vivir”, leo en un texto que reproduce una conferencia anterior de Josep Fontana. “Y lo que respondí fue que eso dependía de nosotros: que lo que tengamos dentro de cinco años será lo que habremos merecido”.

El historiador se mete en harina y hace pronósticos a partir de qué cosas: a partir de la acción humana, tan caprichosa, tan imprevisible.

El futuro ya está aquí. ¿Y el presente? El presente es la historia de una crisis, de un cierre. En el casco que nos hemos puesto, en la pantalla que parpadea, se reflejan los circuitos neuronales de la computadora.

Ay.

Hay 7 Comentarios

Primero, con todo respeto de los periodistas, generalmente su objetivo es causar polémica, interés en un tema, aunque necesariamente esto no signifique que lo expliquen. Pero me gusta su trabajo y particularmente este artículo, aunque no me parece el más adecuado sobre el tema, pocas personas se preguntan sobre el quehacer del historiador y de la historia y gracias al artículo tenemos muy buenos comentarios arriba. Hay historiadores de todas clases, si, muchos que escriben sobre temas tan obscuros y subversivos que nunca verás en una librería, pero si en una biblioteca universitaria, lamentablemente como cualquier otro producto académico y científico hay unos que se venden mejor, así que es una acusación un poco dura decir que los historiadores solo repiten lo mismo y hablan de los mismos temas. Como historiadora, para mi, es triste que se considere una materia de segunda mano, de menor importancia, porque lo primero que ensena la historia es el cuestionarse sobre la realidad que nos rodea, es lo que aparenta? nos ensena a ser criticos con lo que leemos, con lo que nos dicen, nos ensena a leer las letra pequenas, a buscar intenciones y dobles intenciones, a levantar la voz. Es cierto somos humanos, tenemos un pasado individual, pero tambien un contexto, nuestra labor como el resto de las cientificos no esta terminado ni es perfecto, pero es perfectible.

si el historiador es un tipo capaz de mantenar cierta neutralidad cosa q resulta casi imposible y q no se ciegue por esa educación sentimental q todos padecemos y prescinda de la emotividad superando sus propias teorías, perfecto.

Muy interesante su reflexión sobre los historiadores y el peso que la historia debe de tener sobre las decisiones que tomamos en el presente para construir un determinado futuro.

Para mi un historiador es alguien que estudia el pasado, se documenta sobre lo que ocurrió, nos lo cuenta, lo analiza y da su opinión personal. Cuando entro en una librería y ojeo libros de historia siempre pienso lo mismo, por que un determinado historiador escribe sobre cosas sobre las que ya han escrito otros autores anteriormente a pesar de que es imposible que tenga nuevos datos. Me pregunto no seria mejor que dedicara su esfuerzo y recursos a investigar temas menos estudiados. La respuesta esta clara, escribe sobre cosas sobre las que se han publicado ya muchos estudios porque nos quiere transmitir su análisis y su opinan sobre lo que relata. De esta forma en nombre de un revisionismo no siempre bien intencionado ni desinteresado muchas veces historiadores con sus estudios , no diferenciando claramente el relato de los hechos de lo que es el análisis y la opinión del autor, manipulan y distorsionan el pasado transmitiendo una nueva versión falsa del mismo.

El problema en esto de la historia es determinar donde acaba el pasado y comienza el presente, donde acaba la época, los hechos que deben ser objeto de estudio por los historiadores y comienza el presente cuyo estudio debe realizarse de una perspectiva muy distinta a la del historiador. Para mí un hecho entre en el pasado cuando deja de determinar, condicionar el momento que vivimos.

Cuando iba al colegio, debido al tiempo limitado de los cursos, entre los profesores existía el consenso de que había unas asignaturas mas importantes que otras, las ciencias (Matemáticas, física, química) y el lenguaje se consideraban asignaturas fuertes, consideraban que era lo primero que debía de conocer un niño para poder sobrevivir en la sociedad de nuestra época, para poder manejarse en el presente. Ahora sigo pensando lo mismo, es decir la historia es importante, nos ayuda a entender el presente, pero no debemos darle un valor excesivo. La historia no debe condicionar las decisiones que adoptamos pues nos puede conducir a equivocarnos, los procesos de toma de decisiones, según mi opinión se deben de elaborar en función a factores presentes, por eso es tan importante conocer donde acaba el pasado y comienza el presente.

Aunque suscribo cuánto dices, no acabo de compartir del todo esa afirmación tuya que haces cuando explicas qué es un histor-historiador: "El histor sabe que no todos saben lo mismo".

Resulta evidente que no todos podemos saber lo mismo, pero lo que ya resulta mucho más difícil es, dado el caso de dos interlocutores con diferente nivel de conocimientos y lecturas -aquí podría haber usado el término cultural, pero no me gusta esa acepción-, saber ponerse en la piel del menos cultivado. A menudo se parte del supuesto, de manera innata e inconsciente, como no puede ser de otra manera, que ambos saben lo mismo cuando no es así. Pondré un ejemplo que me parece elocuente: a menudo se afirma que el nivel de los estudiantes de primer curso, de cualquier grado, es muy bajo, con lo que se da por supuesto que el desnivel formativo alumno-profesor debería ser menor. No estoy en absoluto de acuerdo con ese tipo de afirmaciones. Una vez la tuve en una conversación, aunque reconozco que no realicé crítica alguna al respecto porque al hilo de ese diálogo empecé a meditar y reflexionar cuando ya me encontraba en casa. Creo hay que andar con suma precaución, a mi juicio, y no sobredimensionar ese elemento, porque, ¿no puede ser que la lógica sea precisamente la inversa?. ¿No es posible que el nivel del alumno sea tan bajo, como expresan muchos profesores, porque evidentemente ha de ser bajo ya que están en primero de carrera, con lo que ello implica? ¿Qué implicaciones tiene? Pues bien, que ese joven universitario recién llegado a la universidad, que por tanto acaba de abandonar el instituto, y que denominaremos Hermenegildo -siempre me ha resultado cómico ese nombre- no puede, de ninguna manera, tener los mismos conocimientos que un profesor, joven o maduro, porque lleva menos tiempo, muchísimo menos, estudiando fenómenos y/o procesos históricos, leyendo libros... ¿Qué quiero decir con esto? ¡Qué el nivel del alumno no es bajo! ¡Es el nivel del profesor el que es alto!; Esto es algo que muchos profesores no sabemos tener del todo en cuenta cuando se habla de los alumnos o con los alumnos. Por lo tanto, aunque uno es consciente de la diferencia entre profesor y alumno en cuanto a formación y conocimientos, a la hora de expresarse, explicarse, hablar... no es fácil poner de manifiesto ese elemento; y como este ejemplo, multitud de otros que incluyen a historiadores veteranos con historiadores en formación, historiadores y no historiadores, etc.

Los historiadores del futuro, si no son españoles, leeran cosas como estas http://apuntem.cat/ y las valoraran para conocer la España de 2012. Si son españoles seguiran con el rollo de la nación immortal y el imperio.

El problema de la Historia es que está analizada y escrita por hombres y mujeres con su debilidad y simpatía por la forma en que cada segundo de nuestra existencia colectiva debe ser entendida.

http://casaquerida.com/2012/05/02/una-metropoli-trasnochada/

Empiezo diciendo que suscribo enteramente estas palabras del post: "Cuando crees saber por qué pasa lo que pasa, cuando crees saber cuál es el proceso y el contexto de lo que ocurre, entonces –justamente entonces— descubres que la realidad humana está sometida a factores diversos; descubres que no hay una causa que todo lo explique; descubres que hay una parte previsible en el comportamiento individual y colectivo y que hay un lado azaroso, impredecible, en los actos humanos".

Yo también creo que la historia sirve para eso porque, al menos a mí, me hace creer que tengo más información que los demás a la hora de intentar entender el porqué de las cosas, que tengo más datos y más elementos de juicio a la hora de dar una posible explicación a lo que sucede en el mundo (aunque muchas veces lo que sucede sea tan irracional que ni un historiador puede explicarlo). En mi caso particular, mi condición de historiador se ha traducido fundamentalmente en un interés casi obsesivo por observarlo todo en su contexto (aquello que decía E. P. Thompson de la historia como la disciplina del contexto). Antes veía una película o leía un libro sin cuestionarme nada, de forma inocente y por puro placer estético; ahora no puedo: antes o después necesito conocer el contexto porque, aunque me suponga una esfuerzo extra, soy incapaz de hacerlo de otra manera.

En la introducción que he escrito para una antología de textos de Azorín sobre la historia que he editado y que - salvo imprevisto - aparecerá publicada en otoño, dedico el último apartado a este mismo tema: a explicar muy brevemente la utlidad de la historia y el interés de unos textos en los que Azorín reflexiona precisamente sobre eso, sobre el oficio del historiador y su responsabilidad.

Creo que un buen historiador, como un buen filósofo o como un buen científico, puede servir para muchas cosas, como también creo que un mal historiador, un historiador parcial e interesado, puede servirles a algunos para otras. De estos también habla Azorín en sus artículos (los "seudohistoriadores", los llama) y también dice algo servidor en su introducción, apelando a ejemplos y casos recientes que todos conocemos.

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Presente Continuo

Sobre el blog

Un historiador echa un vistazo al presente. Éstas no son las noticias de las nueve. Pero a las nueve o a las diez hay actualidad, un presente continuo que sólo se entiende cuando se escribe: cuando se escribe la historia.

Sobre el autor

Justo Serna

es catedrático de la Universidad de Valencia. Es especialista en historia contemporánea. Colabora habitualmente en prensa desde el año 2000 y ha escrito varios libros y ensayos. Es especialista en historia cultural y ha coeditado volúmenes de Antonio Gramsci, Carlo Ginzburg, Joan Fuster, etcétera. De ese etcétera se está ocupando ahora.

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