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Presente Continuo

Sobre el blog

Un historiador echa un vistazo al presente. Éstas no son las noticias de las nueve. Pero a las nueve o a las diez hay actualidad, un presente continuo que sólo se entiende cuando se escribe: cuando se escribe la historia.

Sobre el autor

Justo Serna

es catedrático de la Universidad de Valencia. Es especialista en historia contemporánea. Colabora habitualmente en prensa desde el año 2000 y ha escrito varios libros y ensayos. Es especialista en historia cultural y ha coeditado volúmenes de Antonio Gramsci, Carlo Ginzburg, Joan Fuster, etcétera. De ese etcétera se está ocupando ahora.

Eskup

De Harley a Velosolex

Por: | 29 de noviembre de 2012

ElvisPresleyHarleyUno. Hola, buenos días. ¿Hay alguien ahí? Voy a confesarme. No es frecuente que en este blog su responsable adopte dicho tono. Suelo ser una persona contenida y mis expansiones son mínimas. Y esas expansiones que tengo no pasan de asuntos puramente intelectuales. Ya me lo dijo mi remoto terapeuta: sr. Serna, no se ciña a lo intelectual. Ábrase a otras actividades.

Y así hago siempre que puedo: abrirme, marchar al aire libre. La moto la abandoné hace veinticinco años, tras un accidente. Era una Vespa de 200. Pero la bicicleta, no: en la bici aún confío.

Lamento no estar ahora mismo pedaleando: en Valencia ha salido un sol espléndido, un cielo limpio, un otoño apatecible. Pero aquí me tienen, leyendo trabajos académicos, encargos, artículos sobre los que debo pronunciarme. Aprendiendo y reprendiendo. Leyendo e inspirándome. Y luego está esta nota. 

Dos. El vehículo que aquí distinguen no es exactamente la pieza a la que me refiero: la Velosolexfinalesdeloscincuentamodesta bicicleta. Es, por el contrario, una Velosolex, una joya que tiene mi hijo mayor y que es el orgullo de la automoción francesa. Data de finales de los cincuenta.

En un principio, dicho vehículo iba a estar en Covers: se exportaron Velosolex a los Estados Unidos, un artefacto ingenioso y resultón. Luego pensamos que no, que mejor reducir el parque móvil a Harley y a Triumph: las motos que los jóvenes deseaban tener en la América de los cincuenta y sesenta.

Tres. Hoy, la Velosolex es un preciadísimo objeto de nostalgia vintage. Habría podido quedar monísima en la muestra: un contraste entre las Harleys y la Velosolex. Con un texto justificativo, claro: "...mientras los jóvenes americanos (y europeos) soñaban con Harleys y Triumphs, la realidad era más prosaica, pues el mundo se iba motorizando con Velosolex..."

50-Cadillac-Series-62-DV-12-GG_010No está la Velosolex. La miro ahora, con esa fragilidad, y me da reparo, pena: en Covers hay un mundo que no está representado. Lo sabemos... Es el de los jóvenes menesterosos, la gente del ghetto, con vehículos menores y trastos cochambrosos. En la exposición hay imágenes de coches con cromados brillantes, de perfiles angulosos, de longitudes ostentosas. Tras esa careta, tras esa tapeta, había un mundo de pobreza y dignidad. El que correspondía, por ejemplo, a la negritud.

En Covers hay velocidad. Hoy, estamos habituados a correr, a perder el fuelle con nuestras prisas. La cosa data de antiguo: aquellos jóvenes de los cincuenta fueron los primeros que plantearon la velocidad como una huida, como un escape: el repudio de la familia y del asentamiento. Lucían sus vehículos como el vaquero que marcha solo, como un caballero medieval anacrónico. Apretaban el acelerador para sentir el vértigo y la urgencia. James Dean se mató con un Porsche. Bob Dylan tuvo un accidente con una Triumph.

El 4 julio de 1956, Elvis se retrató aupado a una Harley. Muy patriótico. Era en Memphis, Tennessee. Tengo el audiolibro que reproduce aquellas fotos y aquellas canciones. Siento nostalgia de algo que no llegué a vivir. ¿O es, quizá, melancolía? La melancolía es el dolor por la pérdida de lo que nunca se tuvo. Yo llegué tarde a la automoción. Y aquí me tienen: sentado, escribiendo, a punto de regresar a mis trabajos académicos. Buenas tardes.

Raymond Poulidor

Por: | 27 de noviembre de 2012

Raymond-poulidor-05El Partido Socialista está seriamente tocado. En dicha organización hay gente muy valiosa y hay una tradición muy digna. Pero no se puede vivir apelando al pasado o al puro milagro de sobrevivir. En la noche electoral catalana, yo estaba siguiendo el desenlace en Tv3. Había periodistas y comentaristas. La localización era hortera, espantosa, grandilocuente. Aquello parecía una representación de La última cena. Si no me equivoco era una sala del Parlament. No me interpreten mal: en el Parlamento español hay salas igualmente pretenciosas...

En el programa televisivo, los representantes de los partidos comentaban los datos del recuento y las previsiones del sondeo. La persona que acudía en nombre del Partit dels Socialistes de Catalunya se mostró ufana: en un determinado momento, el recuento les daba la segunda posición: no estaba mal para lo que eran las previsiones... Yo, entristecido, me pregunté: ¿los socialistas se conforman con la posición de Poulidor?

Para quien sea muy joven aclararé: Raymond Poulidor era un ciclista muy abnegado, muy esforzado, que siempre llegaba segundo. Al menos en mi recuerdo es así. ¿Una mala posición? ¿Un mal resultado? No se puede decir que la segunda plaza sea una derrota.
Durante años vi a Raymond Poulidor con rostro hierático subirse al pódium. Era la representación del dolor, el padecimiento y la honra. No podía estar descontento; tampoco contento. Salvo excepciones, nunca ganaba. Ahí estaba, en una digna segunda posición. Podía alardear: no estaba hundido en la general, como otros ciclistas de tercera.
No sé, no sé si alguna vez llegó tercero...

Jackie Kennedy en 'Covers'

Por: | 24 de noviembre de 2012

Uno. Jacqueline Lee Bouvier nace en 1929 en Southampton, Nueva York, en el seno de una TheKennedyFamilyacaudalada familia de origen irlandés: clase media alta. Eso significa bienes materiales, recursos, telas, sedas y lacas.

Jackie será una mujer adulta de cabello oscuro, con rasgos marcados, peculiares. No era exactamente bella, pero sus ojos cautivaban. Tendrá, sí, un porte distinguido, quizá algo envarado, aunque tras su apostura había algo de indefensión, una ligera debilidad.

Dispondrá de una firme base cultural, de una gran formación, la propia de una graduada en la George Washington University. Será fotógrafa... Se sabe que tuvo querencias europeas, un apego por las humanidades. Se sabe que dominó el francés y el español, la historia y el arte. Pero se sabe también que fue una americana que cuidaba de su marido: una madre que vigilaba a sus hijos, esposa atenta, ama de casa probablemente resignada a mil y una infidelidades.

No era feminista, pues valoraba mucho el matrimonio tradicional. En ella no había detalles irrelevantes, todo era estilo, todo era elegancia, juventud, una sonrisa: se retrataba vistiendo tonos pastel, beige o azul celeste. Había sido educada para posar como una dama en un entorno fino. Sin duda tenía prendas y defensas. Ahí la vemos: en una instantánea de 1959 de Mark Shaw para Life.

Ella está en primer plano y su esposo, de prometedor futuro político, está difuminado. La dama mira de forma penetrante, con un punto de tristeza o de desconfianza. Están rodeados de lujos materiales y de telas nobles en un mirador bien luminoso. El collar que luce Jackie es elegante y discreto; y el vestido, de corte clásico, es rosado y osado, con un escote audaz: a la vez muestra recato y reserva. Los esposos no se tocan, no se muestran cariño: sencillamente miran a la cámara, sabedores de que son queridos, admirados, odiados.

Dos. En Covers hay una portada de Life simplemente bella. Data del verano de 1953. Es de Hy Peskin. La JackieJohnFKennedyLifepareja está navegando por las aguas de Cape Cod. Sonríen.

Una característica central de la fotografía americana de esas fechas es la pose sonriente, en efecto. Quienes figuran en portada adoptan un talante relajado, un estado que demuestra bienestar, placidez: lo contrario que los comunistas. Cuando los soviéticos y aliados aparecen en la cubierta de las revistas suelen dar miedo y su pronto es hosco, amenazador. En cambio, los muchachos, las chicas o las celebrities de Life o Time lo tienen todo, disponen de recursos y disfrutan de una vida regalada. Trabajan, pero obtienen beneficios; se esfuerzan, pero sacan ventaja.

En el primer borrador de la Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776), Thomas Jefferson escribe que todos "reciben derechos inherentes e inalienables, entre los cuales están la preservación de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad". Y estas verdades, sostiene Jefferson, se tienen por sagradas y evidentes. Los derechos no se reconocieron para todos, pero el principio está inscrito en la declaración. La búsqueda de la felicidad. La felicidad es un concepto característico del Setecientos: de cuando los ilustrados esperaban superar los obstáculos de la especie humana, cuando los iluministas aguardaban un tiempo mejor gracias a la educación, al talento. En la Ilustración francesa, la felicidad es una meta colectiva y, en parte quimérica. En la ilustración anglosajona, la felicidad es un objetivo que se proponen los individuos, algo que no pueden impedir las instituciones. Algo noble y no menos quimérico.

La fotografía de Jackie y su hombre, navegando por aguas conocidas, es una metáfora de Covers: tras la felicidad que buscan, que muestran y que demuestran; tras la juventud insultante de la pareja; tras esa indumentaria desenfadada; tras el sol que tibia los cuerpos, hay sombras. La instantánea es una tapadera: queremos verla como el colmo de la felicidad, del bienestar. Para esas fechas, el senador Kennedy y Jackie tienen una vida convulsa que, seguramente, es el espejo ideal en el que se miran tantos y tantos estadounidenses.

Santiago Auserón en 'Covers'

Por: | 21 de noviembre de 2012

SantiagoAuseronenValenciaporEuropaPress

Martes, 20 de noviembre, Santiago Auserón acude a Covers (1951-1964). Cultura, juventud y rebeldía. Antes pronunciar su charla en Claustre Obert (El País-Universitat de València), el ex líder de Radio Futura visita la Exposición que hemos comisariado Alejandro Lillo y yo mismo.

Se lo agradecimos mucho, fue una deferencia, una cortesía. El Vicerrectorado de Cultura de la Universitat de València había organizado la rueda de prensa del cantante en la Sala Acadèmia. Allí se verificó, en efecto, antes de pasar al Aula Magna para pronunciar su charla con Luis Puig y Antonio Ariño. En Covers, Auserón se dejó retratar, como en esta foto que encabeza (de Europa Press). Aquí lo vemos muy bien acompañado por representantes máximos de la negritud afroamericana: Chuck Berry y James Brown.

El ritmo perdido. Sobre el influjo negro en la canción española (2012) es el motivo de la conferencia, el reclamo académico. El volumen es verdaderamente original. Con una prosa precisa y con erudición abundante, con revelaciones personales y con inquisiciones musicales, el cantante que da vida a Juan Perro emprende un viaje por las mezclas y la hibridación: de lo blanco a lo negro, de España a África.

Impecablemente vestido, Auserón ocultaba sus ojos tras unas lentes negras, unas Ray-Ban Wayfarer: "La vida es fascinante, sólo hay que mirarla a través de las gafas correctoras", dijo Alejandro Dumas (y ahora reproduce Rolling Stone en su número 150, correspondiente a abril de 2012). En realidad, un poeta, un compositor o un creador no hacen sino eso: observar de modo particular lo que está ahí; es su mirada lo que corrige y hace fascinante aquello que sólo estaba, un cuerpo inerte, un dato informe, la vida irrelevante.

Volveremos...

Otras fotografías de Eduardo Alapont (para la Universitat de València):

 

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¿Los hombres las prefieren rubias?

Por: | 19 de noviembre de 2012

Uno. La rubia, blanca, anglosajona y protestante es un tipo de mujer genuinamente americano: eso nos JayneMansfieldLifemostró Hollywood una y otra vez y eso es lo que examinamos en Covers, la exposición que ahora puede verse en el Centre Cultural La Nau.

En las películas hay vaqueros que empiezan con cuatro pertenencias y que tienen como horizonte el Oeste, siempre dispuestos a marchar, a reemprender la vida más allá. Y siempre hay damas rellenas, de carnes prietas, que son el tesoro más preciado de esos llaneros de tiempos remotos o primitivos.

¿Primitivos? Hasta el gorila solitario que protagoniza King Kong (1933) las prefería rubias. ¿Por qué? El pelo rubio delata un origen septentrional, una raíz europea inmaculada, incluso fragilidad: por ello, la cabellera se luce con delicadeza. ¿Y la carne? La carne es el principio del pecado: por eso, la corsetería tapa y contiene las turgencias. Pero también reafirma, realza y exagera las curvas.

Una rubia..., con eso soñaban los estadounidenses de la prosperidad y del confort: un objeto de deseo, el botín del americano triunfador. Esas pecadoras apetecibles, retratadas mil y una veces, son el espejo o el escándalo de las damas. Y de los caballeros. Incluso de los caballeros europeos. Posan con lascivia y se insinúan apenas cubriendo sus redondeces. En Covers (1951-1964). Cultura, juventud y rebeldía examinamos ese modelo, fuente de inspiración.

Dos. Leamos lo que dice W. J. Rorabaugh en Kennedy y el sueño de los sesenta (2002):

IvesMontandMarilynMonroe"Su nombre real era Norma Jean Mortensen, y había nacido en 1926 en un entorno de pobreza. Después de la Segunda Guerra Mundial se tiñó el pelo de rubio, se pintó los labios, adoptó un cierto estilo al andar, y se convirtió en Marilyn Monroe (...). En aquella última década de supremacía WASP, sólo una rubia nórdica podía ser el símbolo de la belleza nacional. La única actriz que competía con ella era Grace Kelly, pero se retiró para ser princesa. El hecho de que Marilyn llervara el pelo teñido la hacía más atractiva, pues sugería que la raza aria era tan accesible como una botella de tinte «Miss Clairol». Durante los cincuenta, el 30% de las mujeres se teñía o decoloraba el pelo para dejárselo rubio. Era el colort que combinaba mejor con los tonos de moda: rosa pastel, azul celeste y verde claro..."
Tres. Alejandro Lillo y yo analizamos esto mismo en el libro de Covers y decimos:
"En 1952, Philippe Halsman retrata para Life a la Marilyn Monroe más sensual, falsamente MarilynMonroe1952recatada, la que dará origen al mito erótico. Es también por esas fechas, en 1953, cuando aparece Playboy, que lleva en su primera portada y como póster central a la propia Marilyn. Será el objeto de deseo, el sueño de la década, luego agigantado por su temprana muerte. "Pero los sueños son también algo cotidiano. Las curvas femeninas se muestran gracias a la ropa ajustada que resalta esas cinturas afiladas mientras las carnes amenazan con desbordarse. ¿Cómo? Con sujetadores puntiagudos. Con fajas y corsés bien armados. Con trajes de baño, que subrayan generosamente esos cuerpos hasta formar siluetas de guitarra. El colmo lo representan Jayne Mansfield, Marilyn Monroe y otras playmates: en realidad, ellas no necesitan tales realces. A finales de la década, en 1959, la muñeca Barbie, de Mattel, estiliza dichas formas y confirma el patrón de mujer con cintura de avispa. "Son modelos femeninos, poco más: existen como excepciones pero se convierten en la norma a imitar. Revistas y juguetes van a inculcar un patrón de belleza riguroso y asfixiante para miles de mujeres. América, como es lógico, no es distinta a cualquier otro país: está llena de contradicciones. Estamos en una época en la que no se habla abiertamente de sexo; estamos en una era en la que el deseo y el cuerpo son irrefrenables, como demuestra el éxito de Playboy..."
Punto y aparte.

Rajoy, Epicuro y Lucrecio

Por: | 15 de noviembre de 2012

Uno. La gente que paró el 14 de noviembre y la gente que se manifestó ese mismo día eran unos MarianoRajoy18paniaguados. Yo mismo... Eso dice la prensa conservadora, con una rabia incomprensible. O comprensible.

Puedes alcanzar el Gobierno. Puedes obtener el poder. Y puede, a la vez, que tus subordinados no te quieran. Al fin y al cabo, el cielo no lo tienes ganado y el mundo es muy decepcionante: resulta que haces lo que consideras y los electores se encabritan.

Ah, se siente...

Seguidores del Gobierno de Mariano Rajoy, del primer Gobierno Rajoy, muchos periodistas y columnistas de derechas, hostigan a quienes se oponen al Partido Popular. Normal: el PP es una organización confesional y el mundo está lleno de ateos. Yo mismo confío en los átomos, en las partículas elementales: en su movimiento perpetuo, en su combinación aleatoria y en su difusión. Lucrecio lo dijo parafraseando a Epicuro. Y ahora lo exhuma Stephen Greenblatt en un libro admirable.

Dos. El Partido Popular es un organismo conservador que cree en la estabilidad del orbe, en la fijación de las partículas. Desconfía de los materialistas. Yo, por el contrario, convengo en el azar y soy esforzadamente progresista y contingente. Un memo.

La gente que protestó el 14 de noviembre y la gente que se pronunció ese mismo día eran unos caraduras. O unos materialistas. O unos ateos. O unos memos, ya digo: españoles confundidos o engañados por una izquierda hostil. Eso concluyen los periódicos de la derecha. ¿La derecha? ¿Qué es tal cosa? Volveremos. El epicureísmo nos enseña muchas cosas sobre los creyentes...

Huelga

Por: | 13 de noviembre de 2012

En tiempo de crisis, quien protesta y tiene trabajo parece egoísta, insolidario o aprovechado. Si además CartadeAjusteuno es funcionario, entonces resulta un caradura o poco menos. Pues no es así...

Días atrás tomé un taxi. El trayecto era corto, pero yo andaba con mucha prisa. Justamente por eso no tenía más remedio: había que abonar los cuatro euros de bajada de bandera y hacer chitón. Todo ese desembolso por... una carrera cortísima.

El taxista, que ya venía agraviado, aprovechó esos breves instantes para describirme el estado del mundo, para juzgar el currículum de los demás y para, en fin, arremeter contra los trabajadores del Metro de Valencia. "Con los sueldazos que tienen y aún se quejan", decía.

En los cuatro euros no estaba incluida mi paciencia. Le dije: no sé si esos empleados cobran grandes salarios, pero de lo que estoy seguro es de que aún tienen garantías y salvaguarda, ¿no? Hay personas que confunden lo material con lo jurídico, los derechos con los privilegios, el rencor con la fatalidad. Por favor...

Catorce de noviembre: hago huelga. No por narices (ni por tocar las narices). Voy a la huelga porque me están haciendo pagar lo que yo no he gastado, porque me están cargando lo que algunos han despilfarrado, porque me están endosando las deudas millonarias que ciertos dirigentes públicos han contraído, porque me están reduciendo el sueldo, porque están ahogando cualquier expectativa. Es todo un programa de recortes, sí: una carta de ajuste. ¿He de pedir perdón por sumarme a la protesta? Yo puedo adherirme porque soy funcionario; pero sé que hay amigos que no podrán...

Va por ellos.

El mundo se hunde

Por: | 03 de noviembre de 2012

Cero. De un tiempo a esta parte, acudo al cine temiéndome lo peor. Que cuando salga todo se haya agravado. Pero temiendo también que se alargue mucho, muchísimo, el metraje de las películas. Si exagerara, diría que ya no se estrenan films de hora y media. Ahora, es como si la duración fuera una huida y una ostentación. ¿Queríais cine y escapismo?, parecen decirse los productores. Pues lo vais a tener: minutos y minutos de metraje, que para eso cuesta tanto rodar una película. Además, ahí fuera, en la calle está lo real: todo son accidentes y catástrofes... O, según decía Julio Cortázar en La noche boca arriba: "...como estar viendo una película aburrida y pensar que sin embargo en la calle es peor; y quedarse". He visto recientemente tres películas nada aburridas. En la calle era peor: del exterior llegaban noticias tan desalentadoras. Quizá por eso, el metraje era larguísimo y consolador. Quizá por eso me quedé.

Blancanieves-035Uno. Por ejemplo, Blancanieves (2012), de Pablo Berger. La película española es original: no por el uso del blanco y negro, sino por la historia castiza y universal que el director nos presenta. Mezcla el cuento de los enanitos con la tauromaquia y todo ello con múltiples referencias cinematográficas y literarias. Sin ir más lejos: Freaks (1932), de Tod Browning. Pero no es un simple homenaje, no. Es más: la película recrea un espectáculo español muy racial que aún estaba vigente cuando yo era niño, los enanos toreros. Era un evento menesteroso de un país pobretón y triste.

Pues eso sale de nuevo en el film y la historia convence: una chica que torea en una España de época y de machos; una chica que, además, redime el buen nombre del padre, también torero. El mundo se le hunde, pero ella se repone. Desde Telémaco, los jóvenes se hacen adultos, se hacen maduros, restaurando el buen nombre del padre. Aquí es la chica quien ha de comenzar un periplo y quien ha de librar batallas contra la inevitable madrastra, una Maribel Verdú astifina. El film es ciertamente original y persuade con múltiples recursos: al menos, a quienes ya no somos niños e incluso a quienes las corridas de toros nos parecen una afrenta o un anacronismo. A la película, bella y formalmente cuidadísima, le sobraban veinte minutos.

Foto-naomi-watts-en-lo-imposible-355Dos. Por ejemplo, Lo imposible (2012), de Juan Antonio Bayona. Ya saben: una historia inspirada en hechos reales sucedidos en el momento del tsunami asiático de 2004. Una familia lucha bravamente contra la naturaleza y sobre todo contra los vestigios de una civilización que son obstáculos más que auxilios. Los pecios de aquel gran naufragio son la base con la que reconstruir la vida, pero los restos que quedan, objetos materiales arrasados y miles de muestros y heridos, son peligrosos. El mundo se hunde, todo marcha a la deriva y no hay orden humano que ciña, no hay fundamento. La familia, si es que sobrevive, ha de reconstruir los lazos primarios y una existencia digna, decente.

El film es ciertamente espectacular (como el cine de catástrofes de los años setenta) y despliega un ternurismo moderado: la influencia de Steven Spielberg es patente en los niños valientes, en el padre obstinado y sobre todo en la madre coraje, María. El relato es muy concreto, pero a la vez permite extaer lecciones sobre la vida, enseñanzas metafóricas. Pues bien, la película es larguísima. A mi juicio le sobran también veinte minutos o más. Ya sé que las catástrofes duran y que sus efectos se prolongan a lo largo del tiempo, pero quien idea una historia no está obligado a extenderse sin contención alguna. La ficción y la vida no se parecen.

Daniel-craig-skyfall-poster-375x600Tres. Por ejemplo, Skyfall (2012), de Sam Mendes. Sí, ya lo saben, la última película de la saga OO7. Cuando acudes al cine para deleitarte con James Bond sabes a lo que vas. No puedes pecar de inocencia diciéndote: esto es increíble, qué sagaz y musculoso pintan siempre a OO7. El agente Bond ha de reconstruir el MI6 y, de paso, el mundo. Ha de viajar a lugares remotos y ha de tener trato carnal con mujeres exóticas. Ha de sobrevivir a las asechanzas de malvados de gran perfidia. Y, en fin, ha de hacer alarde de su cuerpo mineral y de sus adminículos técnológicos. Daniel Craig tiene ya una edad y Bond está muy maleado, pero quien tuvo retuvo. Por eso, la película despliega recursos visuales y argumentales de mucho rumbo: con unos créditos ciertamente pop y psicodélicos de inspiración psicoanalítica, incluso. Por otra parte, OO7 ha de regresar a su Escocia natal. Allí veremos qué fue de su infancia, lugar penumbroso al que siempre se vuelve para saldar cuentas. Etcétera.

Y todo esto que ocurre tiene como contrapunto a Silva, un villano refinado y amanerado a un tiempo. Tiene ideas: muy malas ideas. Lo interpreta, ya saben, Javier Bardem y su histrionismo está bien justificado: ha de hacer repulsivo y odioso a quien es un espejo deformado de Bond, su némesis y su caricatura. Toda la película tiene tientes freudianos y la música que, como siempre, pone énfasis y sofisticación. Al film le sobran otros veinte minutos, como mínimo. Pero ya estábamos avisados: si los créditos iniciales, que son un prodigio de refinamiento y kitsch, se extienden, ¿por qué no habría de alargarse una historia de gran presupuesto en la que el MI6 se nos hunde...?

Qué cosas. El mundo se hunde, sí. Y yo, nada heroico, sobrevivo en el cine esperando que la ficción aún no acabe. ¿O era al revés?

El País

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