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Presente Continuo

Sobre el blog

Un historiador echa un vistazo al presente. Éstas no son las noticias de las nueve. Pero a las nueve o a las diez hay actualidad, un presente continuo que sólo se entiende cuando se escribe: cuando se escribe la historia.

Sobre el autor

Justo Serna

es catedrático de la Universidad de Valencia. Es especialista en historia contemporánea. Colabora habitualmente en prensa desde el año 2000 y ha escrito varios libros y ensayos. Es especialista en historia cultural y ha coeditado volúmenes de Antonio Gramsci, Carlo Ginzburg, Joan Fuster, etcétera. De ese etcétera se está ocupando ahora.

Eskup

Alemania y yo

Por: | 26 de abril de 2013

Volkswagen-Logo-7No profeso animadversión alguna a los alemanes. Admito la hostilidad con que estos vecinos han tratado al resto del Continente en momentos clave.

Cuando Europa les pone en un aprieto, Alemania se expande, parece buscar su 'espacio vital' y de paso nos invade: la guerra Franco-Prusiana fue un ejemplo temprano.

El resultado ha sido un siglo de malestares y atrocidades. A pesar de todo, su eficacia técnica acaba imponiéndose. Son fiables, son sofisticados: su mecánica funciona. Entiéndase mecánica en todos los sentidos...

Mi vehículo familiar es un Volkwagen. Un Golf, concretamente. Admito su buen funcionamiento. Como admito otras cosas. Tengo una lavadora AEG, electrodoméstico de mucho postín, un logro de la limpieza familiar. Cada vez que viene a casa un invitado alardeo... Mi nevera es una Liebherr, una marca de tronío. Cada vez que un amigo llega, le recuerdo que tengo una Liebherr. Mi calentador es un Junkers, un aparato en el que igualmente puedo confiar. Cada vez que alguien se ducha, damos gracias a los ingenieros teutones.

Si repaso mis trastos, me doy cuenta de que muchos son alemanes. Salvo los Apple, que siguen siendo norteamericanos. O los Sony, que son... ¿Qué son? Ay, ay, ay. ¿Qué ocurre con la última revolución industrial? ¿Alemania queda al margen? Punto y aparte.

Soy un típico representante de clase media que ha ido electrificándose y mecanizándose con tecnología foránea. Soy un sujeto de ciertos recursos que confía en la Alemania técnica, la solidez casi férrea del producto.

¿Recuerdan a Usillos, el personaje de El milagro de P. Tinto? El pobre hombre lamentaba que los nacionales no usaran tecnología española. Yo he tenido malas experiencias: con Fagor, por ejemplo. Fue una cruz soportar su arrogancia con los frigoríficos defectuosos que nos servían. Así de claro y así de alto lo digo.

Los cacharros alemanes eran otra cosa. Pero me están hartando. Resulta que yo adquiero su quincalla industrial. Resulta que yo confío en sus maravillas técnicas. Resulta que me someto a su capitalismo productivo. ¿Y qué recibo a cambio?

En alguna encuesta, los alemanes desconfían de los españoles. Ah, claro. Somos juerguistas y poco serios, vaya. Somos despilfarradores: eso sí, con los créditos que los teutones nos han prestado. Somos mediterráneos, latinos, sudorosos y hasta grasientos, amantes del vino y de la sangría. Conclusión: en España no trabaja nadie. De hecho, yo mismo, en este momento, debería estar apretando tornillos en una factoría alemana. Pero resulta que soy profesor y justamente por eso cultivo mi intelecto con la discusión y no sólo con la locomoción.

Somos gente de palmas y pandereta y somos algo payasos. Aquí tenemos corrupción, cierto. Pero en Alemania, por el puritanismo no hay tacha ni mácula. ¿Es así? Por lo que parece hay ministros que plagian las tesis doctorales. Ser doctor en aquel país es mucho. Aquí prácticamente no es nada. Así es: los doctores españoles se van para Alemania. Les exportamos inteligencia. Ellos nos invaden con cachivaches de eficaz diseño.

Espero que algún día valoren el Sur, este meridión de temperatura y calentura. Uno de sus más grandes escritores, Thomas Mann, era hijo de una madre brasileña. Y, como tantos germanos, emprendía viajes... Mann sabía que Alemania era poco fiable: por la agitación romántica del alma germánica, por sus sacudidas. No sé si eso es así.

Yo, por si las moscas, me dispongo a leer algunas novedades editoriales muy prometedoras: El oscuro carisma de Hitler, del gran periodista Laurence Rees. Y otro volumen no menos inquietante Made in Germany. Le modèle allemand au-delà des mythes.

¿Te gusta conducir?

No desollamos gatos

Por: | 25 de abril de 2013

LafarsavalencianaEs lo que trae la Primavera: días de sol, de lluvia, de viento. Y de libros. Hoy, en Valencia, ha empezado la jornada con un tiempo desapacible. No nos vencecerá: esta tarde, a las 20 horas en la Llibreria Ramon Llull, presentamos La farsa valenciana (editorial Foca). Introduce Pilar Carceller. Comentamos Josep Torrent, Anaclet Pons y un servidor.

¿De qué va el libro? La obra está concebida como un examen de la deformidad, de las rarezas valencianas. O de lo que en otro tiempo era normal en estas tierras: el derroche, la ostentación, el despilfarro, el lucro, el agio. Hace unos pocos años, la exaltación localista, la identificación del cargo o del partido con la Comunidad y el paletismo eran cosa común y causa común entre ciertos sectores. El amiguismo político e incluso la corrupción no eran excepcionales.

Era una farsa con actores principales y con secundarios de lujo, una astracanada con papeles de postín. Gentes avispadas que habían venido a forrarse, pícaros modernos, tontos útiles y un clero invasor que todo lo bendecía: esos eran los personajes del drama. Y de eso se trata, de una farsa que se convirtió en drama. Nos ponemos serios, pero a la vez nos reímos. De algún modo hay que tomárselo, ¿no?

“There is more than one of skinning a cat”, reza un refrán inglés muy cruel. Esto es: “hay más de una manera de desollar un gato”. Con eso se quiere decir que hay diferentes modos de tratar las cosas. En el libro no desollamos gatos, pero damos algunos zarpazos con humor, con guasa, a tanto espabilado.

En fin, con mucho gusto les esperamos en Ramon Llull, 41. A las 20 horas. Nos reiremos.

https://www.facebook.com/events/495242023858003/?ref=22

La farsa valenciana

Por: | 22 de abril de 2013

Presentación de La farsa valenciana (Ed. Foca), de Justo Serna.  

Lugar: Llibreria Ramon Llull, día 25 de abril a las 20:00 de la tarde.

Presenta: Pilar Carceller. Participan: Josep Torrent, Anaclet Pons y Justo Serna

Lafarsavalenciana

Desde mediados de los noventa, un Gobierno autonómico y sus adláteres han obtenido celebridad no tanto por sus logros, sino por sus despilfarros y excentricidades, por su jactancia, por sus colusiones y colisiones. Y el resultado ha sido una autonomía expansiva y fanfarrona; una ruina. Sin duda, lo sucedido en Valencia es, en chiquitito o a lo grande, una metáfora y condensación de lo ocurrido en España: deuda, ostentación, despilfarro e incluso mal uso de los fondos públicos.

La farsa valenciana es un libro de examen y de combate, de análisis y de intervención, en el que se estudian los protagonistas como si en un drama o en una farsa estuviéramos, como una galería de monstruos, una parada de personajes impensables y hasta inverosímiles. Y todo ello sin perder el humor, aquel que nos permite soportar a unos individuos que se están apoderando de nuestras instituciones.

 

Una iniciativa de Libreria Gaia, Llibreria Ramon Llull y Editorial Foca

Agua para todos

Por: | 18 de abril de 2013

Leo en El País: "El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, ha AriasCanetereconocido que antes era 'un derrochador de agua', hasta que el presidente del Gobierno le hizo 'ministro encargado del agua en España', de modo que ahora incluso prefiere ducharse 'con agua fría, antes de consumir medio litro más'..."

Voy a ver si entiendo la lógica de Miguel Arias Cañete. Gracias a que se ducha con agua fría, los españoles ahorramos medio litro cada vez que el ministro se asea. No sé si está bien o está mal. Quiero decir: ¿se ducha diariamente?; ¿se ducha un par de veces al día?; ¿se ducha un par de veces a la semana?

No es broma todo esto. No, por Dios. Dada la inmensa corpulencia de Arias Cañete, regar toda su anatomía supone más gasto que el que debería emplearse para un famélico. Para quienes no somos gruesos, pero tampoco filiformes, la lección del ministro puede ser provechosa. ¿Por qué empleamos gel en todas las duchas? ¿No sería mejor emplear jabón Lagarto? O agua fría y ya está.

Lo imprescindible del aseo personal no es el agua que rocías, sino la frotación: si te restriegas bien, el resultado resalta. Si te echas aguas y no frotas, la roña permanece. Estoy hecho un lío, la verdad.

Siendo yo pequeño, muy pequeño, lo habitual era una ducha semanal. El mundo era así. O, mejor dicho, España era así. Las madres preparaban barreños de zinc y allí que nos rociaban y frotaban. Como yo era de clase media baja, no podía aspirar a un excusado con ducha personal. En el salón --en el saloncito--, nuestra madres nos limpiaban.

Lo recuerdo bien: mientras mi madre me aseaba, los sábados por la mañana, yo veía la tele y me adoctrinaba. ¿Es doctrina lo que nos transmite Arias Cañete? No, lo que nos da son lecciones de aseo. Sin embargo, ya digo, no precisa si el agua que ahorra la suple con una esponja que quite la roña. Que eso es lo fundamental.

Catacombes

Por: | 16 de abril de 2013

CartelCatacombesUno. Leo un libro sobre la mierda, la historia cultural de la mierda. Su autor es Florian Werner y se titula La materia oscura. Trata del producto de los intestinos, de lo que circula y se retiene, de lo que finalmente sale. Hay vida, vida orgánica, y hay restos jamás expelidos. La finura, la erudición y la guasa del autor son tales que, si me descuido, me orino en cada página. O me cago: damos risa tapando la materia fecal, ocultando los excrementos. Damos risa mandando a lo profundo lo que no queremos que aflore. Hacemos ruidos que disimulen los retortijones.

Dos. Las catacumbas no son sólo corredores subterráneos, cementerios bajo tierra. Imagino las catacumbas como el vientre de la ciudad. Para ello, me inspiro remotamente en Émile Zola: los intestinos que retienen, cuya materia oscura no aflora y que sólo de cuando en cuando expulsa. "La cultura humana se basa en la mierda", leo en el libro de Werner. Quizá habría sido mejor decir que la cultura humana se basa en lo subterráneo, en lo reservado.

Tres. "Decidamente, lo más interesante pasa siempre en la sombra. Nada se sabe de la verdadera historia de los hombres", escribía Louis-Ferdinand Céline en 'Viaje al fin de la noche' (1932). Este pasaje lo he reproducido en otras ocasiones, pero ahora quiero rememorarlo con motivo del documental, de la película que Víctor Serna está preparando sobre las catacumbas de París (http://www.facebook.com/catacombesdeparis). Está en fase inicial. Tiene muchos metros de rodaje y tiene ya hecha la locución, una voz en off bellísima que en francés nos va relatando el mundo subterráneo.

CatacombesCuatro. En sus distintas incursiones, el cineasta no ha encontrado mierda, aunque sí restos y vida. No ha encontrado zombis, aunque sí supervivientes del mundo superficial. No sé si en sus corredores ha discurrido lo más interesante, esa verdadera historia de los hombres. O, si por el contrario, los pasillos son un espejo invertido, deformado, de la existencia epidérmica de París. O de cualquier ciudad.

Cinco. El mundo es una mierda, podemos decir. O un Infierno, podemos precisar. En todo caso, esos pasillos subterráneos de la urbe son materia de reconstrucción en un film, que nos apabullará. Faltan meses para su estreno, pero ya le digo al autor: grábalo todo, por tu puta madre, grábalo todo, que después ya veremos la superficie de las cosas, nuestro intestino, nuestro espejo.

Dolores de Cospedal. Enésima vez.

Por: | 13 de abril de 2013

DoloresdeCospedalUno "...Si hombres corrientes de escasas luces están ahí, ¿por qué no habría de estar una mujer vulgarísima o de escasa preparación? De Cospedal hace declaraciones campanudas, de mucha hinchazón. Frecuentemente se presenta con el gesto airado, severo. No sabe hablar, pero se pronuncia sobre cualquier cosa. Demuestra ferviente ignorancia. Hace varios veranos sostuvo que, con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, España vivía bajo un Estado totalitario. Lo dijo así, como una iletrada. Ante un yerro grave, cualquier persona con vergüenza dimitiría. Esa ignorancia tan ordinaria incapacita para seguir en política. Pero De Cospedal siguió luciendo. ¿Por qué? Alguien podría diagnosticarla: por osadía y descaro. Ella se vale de la desfachatez y a poco que te descuides se viste para el Corpus. Ahí la tienen: aparece en pantalla e irradia rayos y centellas."

Leer más: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/07/10/valencia/1341937722_738881.html

Dos. Prometí una segunda vuelta, una continuación de Dolores de Cospedal. En Abc, 14 de abril, publican una entrevista con la secretaria general del Partido Popular. La he leído entera y es un bla bla bla insustancial. No dice nada con interés. ¿Exagero? Yo me he lanzado a la interviú en busca de respuestas. Es como cuando tienes dudas o una fe quebrantada y acudes a restaurar la confianza. Nada de nada. Dolores de Cospedal afirma cosas generales, sostiene vaguedades, lanza soflamas y con gran partidismo y ceguera describe a un PP vigoroso. Pura cháchara, ruido ambiental, voces redundantes, obviedades dichas con enfática dicción, pose.

No sé qué hacer. Reproducir párrafos enteros es difícil: la inconsistencia es continua. Seleccionar perlas es fatigoso: nada de lo que dice merece atención particular. ¿Por qué una política de campanillas tiene un fondo tan escaso, una cultura política tan pobre? En los partidos --al menos en algunos partidos-- parece que se premia al dócil frente a quien tiene una idea o dos. Yo he buscado un par de ideas en Dolores de Cospedal, relevantes quizá.

Tres. Dice De Cospedal que si no nos frenamos llevamos caminos de vivir en una España inhabitable. Ese podría un buen titular: La España inhabitable. Supongo que por aquello de los desahucios. Yo propondría otro: La España irrespirable. Por aquello de la polución política medioambiental. Años atrás hubo crispación. Hoy no la hay; hay hartazgo, una irritación antipolítica que personajes tan secundarios como ella han provocado.

Vestidos para la ocasión, con look de fin de semana, vimos a Esteban González Pons, Dolores de Cospedal y José Manuel Soria. Sentados en taburetes, luciendo prendas informales, asistían a una reunión de afines, que no de delfines
(ya que no se discutía sobre la sucesión). Fue entonces cuando Dolores de Cospedal saltó como un tiburón (si es que los tiburones saltan). Mordía... Aludir al nazismo puro para identificar situaciones actuales es ignorancia. Es terquedad, es tosquedad, es mala uva.

Fue entonces cuando se le agrió el gesto, como a una pasa. O, mejor, fue entonces cuando Dolores de Cospedal esbozó su sonrisa avinagrada.

Para qué leo poesía

Por: | 13 de abril de 2013

CalimaedicionesEl lenguaje es la casa del Ser, dijo Martin Heidegger. La cárcel, el límite, el lugar acogedor que nos retiene... Quiero entender al filósofo, hasta el detalle de lo indescifrable. Para ello, nada mejor que el libro que le dedicara Luis Fernando Moreno Claros, un volumen luminoso, titulado así: Martin Heidegger. El filósofo del ser, ahora reeditado en versión digital.

Si el lenguaje nos habla, nos limita (como advirtió por su parte Ludwig Wittgenstein), entonces qué hace un poeta, cuál es su tarea. El verso ha de ser leído, recitado, escuchado: es concebido para escuchar ese lenguaje creador, fundador de realidad. ¿El poeta debe comunicar? Hay poesía clara y hay poesía oscura... Más que transmitir inmediata y transitivamente, su fin básico, su primera acción, es el nombrar: ese nombrar las cosas que instaura el ser y la esencia de lo que le rodea, como sostuvo Martin Heidegger.

El suyo no es un decir arbitrario o puramente caprichoso. El decir del poeta está ceñido y es una acción fundadora, aquella que establece y fuerza los límites de la expresión, de lo enunciable. El poeta hace público todo cuanto después hablamos y tratamos en el lenguaje cotidiano, añadía Heidegger en Hölderlin y la esencia de la poesía (1936). Por tanto, ejecuta una acción constitutiva que facilita un uso colectivo, su perseverancia: la poesía no es mero ensimismamiento expresivo, sino arte precisamente creador. Es por eso por lo que el poeta no toma el lenguaje como algo ya dado y archisabido, como un material ya gastado del que servirse con automatismo o habilidad.

El poeta no manufactura; tampoco es un un artesano que repite rutinas: la poesía misma hace posible el lenguaje originario al designar y al forzar el significado último de las cosas nombradas. Hay, pues, algo de fundacional, de primitivo: al nombrar se produce la instauración del ser y de sus designaciones, de cada uno de los objetos en que se materializa. Por eso, por ser el diálogo el fundamento de la existencia humana, una instauración. Hay, por supuesto, un pasado y unas tradiciones con que el poeta carga; hay otros versificadores que lo anteceden. Pero al final es en cada momento de expresión , de epifanía, cuando el poeta se redime rehaciendo lo ya hecho.

Últimamente, leo cada mañana a Javier Jover. No son necesariamente poemas. Pueden ser aforismos, iluminaciones. Sé que pronto aparecerá en Calima su nuevo libro de poemas. Espero las obras de los otros poetas que me conmueven. No tarden, por favor, que el lenguaje se arruina y el ser, mi ser, muere.

En cambio, el otro, el Ser, sí, permanece.

Javier Marías y Julio Camba

Por: | 12 de abril de 2013

VIDASESCRITASLa semblanza es un género francamente difícil. Has de proporcionar los datos básicos de un personaje que el público no tiene por qué conocer. Has de provocar el interés en un tipo humano que de entrada no tiene por qué despertar atención alguna. Sea una celebridad o sea una persona del montón.

¿Qué es una persona del montón? No hay tal cosa. Todos somos interesantes vistos de cerca. Con lupa se nos ven los poros, las impurezas de la piel, esa rugosidad imperfecta. En fin. En cambio, de lejos nos desvanecemos para acabar siendo algo borroso e indefinible: el grueso o el paisaje nos desdibujan. Mala suerte.

Pero que ese individuo sea finalmente captado con palabras y que, además, sea trazado en sus rasgos esenciales es tarea colosal. ¿Rasgos esenciales? ¿Y qué es tal cosa? Lo que uno dice de sí mismo no es necesariamente lo que lo otros destacarían. Lo que uno menciona de sí mismo no es forzosamente lo que los demás subrayarían. Por tanto, en una semblanza, el escritor escoge un episodio o rasgo y hace de dichos elementos el objeto de su trazo. O de su caricatura.

VidasescritasgrandeSin duda, Julio Camba supo describir a tipos de los que no sabía demasiado. Supo captar lo pintoresco o lo estrafalario. O supo precisar lo común. En el libro que ha compuesto Francisco Fuster para Fórcola con trozos y restos de Camba hay páginas memorables (descúbranlas...): Caricaturas y retratos (2013). Y ese volumen me reconcilia con las efigies literarias, algunas tan egregias.

Desde que Javier Marías publicó Vidas escritas (1992) no había leído nada que me estimulara especialmente. En Camba hay socarronería. Y saludable ignorancia, el atrevimiento del caricaturista. Mucha osadía. En Marías hay ironía, un dibujo fino y poco exhaustivo. Un simple gesto, mohín, actitud o además del retratado le sirven para perfilar.

Para algunos, Vidas escritas es el mejor libro de Marías: en el elogio hay una maldad, pues la semblanza es un género menor comparado con la novela. Yo prefiero al Marías irónico y desenvuelto, con desparpajo y manías, aquel que transita los géneros: los grandes y los chiquitos. No siempre coincido con sus juicios y con sus alardes, pero sus escritos me hacen despertarme e interesarme por cosas que no me conciernen. O sí.

¿Camba? Caramba, descúbranlo. Hay que admirarlo por sus defectos, no por sus cualidades: justamente lo que él decía de Pío Baroja. “No le he admirado, a pesar de sus incongruencias, sino por sus incongruencias, ni a pesar de sus faltas gramaticales, sino por sus faltas gramaticales, ni a pesar de sus ideas absurdas, sino por sus ideas absurdas”.

Pues eso.

Carta abierta a los sociólogos

Por: | 10 de abril de 2013

¿Dónde están los sociólogos? ¿Qué hacen? Cuando su disciplina surgió y se institucionalizó, nacía con Durkheim1pretensiones científicas y, por tanto, con vocación predictiva. La economía, que tiene una vertiente igualmente normativa, aspiraba a describir el orden a partir del intercambio. Homo oeconomicus, homo sociologicus: perdonen estos latinajos…

"Ver para prever", decía Auguste Comte. Ciencias generalizantes (la sociología, concretamente) frente a ciencias individualizantes: la historia. Teorías generales acerca del funcionamiento de la sociedad. Teorías de alcance medio para adelantar el comportamiento o los efectos de los actos humanos.

Los sociólogos tuvieron una época de esplendor: entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Era el tiempo de Émile Durkheim y de Max Weber. De ambos autores y de otros que les son contemporáneos (de Gustave Le Bon o de Ferdinand Tönnies, entre otros muchos) se nutren los sociólogos actuales. Tratar los hechos como cosas para así evitar el subjetivismo o abordar la acción con significado para así captar el sentido del actor y del espectador fueron metas que Durkheim y Weber se propusieron.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los sociólogos eran los académicos más reclamados, los eruditos más requeridos. Tenían prestigio. La estructura o el sistema servían para enmarcar (¿o enmascarar?) la acción individual y, por tanto, para restarle singularidad. Había en la sociología un sentido de fatalidad o de fatalismo. O de determinismo (muy propio de las ciencias sociales generalizantes). Como en el marxismo más estrecho.

Las grandes teorías decayeron a partir de los sesenta, pero los oficiantes mantuvieron las teorías de alcance medio: es decir, las descripciones sectoriales y normativas que servían para predecir el comportamiento en la sociedad de masas, el orden cotidiano, los valores de la gente corriente.

¿Dónde están los sociólogos ahora? ¿Predicen o simplemente dicen? ¿Opinan o determinan? ¿Valoran o prescriben?  La sociología nació para explicar una sociedad convulsa: el mundo posterior a la revolución francesa. Nació para dar sentido a lo que parecía caos o anarquía intelectual, social y moral. ¿Qué nos dicen los sociólogos actualmente, tras el desorden? El desorden digital es un volumen que responde a algunas de estas cuestiones. No es obra de sociólogo, sino de historiador (Anaclet Pons), pero tiene gran vuelo…

Repito: ¿qué nos dicen los sociólogos? Yo me muero por saberlo. Soy un practicante de la historia, un oficiante de lo irrepetible. Me gustaría saber qué predicen. Sobre todo porque nos va la vida en ello. De hecho, sigo leyendo a los clásicos de la sociología. Mala cosa, mala cosa. La ciencia olvida sus clásicos, decía Alfred North Whitehead. Yo no olvido y me propongo seguir como Elias Canetti: “Ningún tema te ha abandonado. Todo sigue ahí, como antaño. Lo que te hostiga y lo que te complace…”

Atentamente, Justo Serna.

Que Dios nos asista

Por: | 09 de abril de 2013

CampsTaciturnoHa sido un alivio comprobar que don Francisco Camps y don Ricardo Costa han sido absueltos de la causa de los trajes. Escribí y escribí sobre esto en El País y pronto saldrá La farsa valenciana (Foca editorial). Es mi contribución al caos autonómico. Ahora, gracias al alto tribunal, compruebo que estaba confundido...

Que el Partido Socialista centrara en la indumentaria todo su empeño parecía poca cosa. Regalos, comercio de textiles, obsequios de americanas. Nada, poca cosa. Ahora sabemos que, a juicio del Tribunal Supremo, el ex presidente y el ex secretario general de los Populares valencianos eran personas intachables. Por su indumentaria, propiamente intachables (sin tacha, sin mácula), y por sus rostros severos, igualmente compuestos, sabíamos que los iban a exculpar.

Observen a Camps en la instantánea que se adjunta. Levanta la barbilla con orgullo, afilada, puntiaguda. Como un fiel convencido. O como un creyente aguerrido. Recién afeitado y lubricado. Con ojos entre doloridos y quejumbrosos. Con labios besables, bien perfilados; con mejillas hundidas, tras un dolor irreparable, tras un herida irrestañable.

Lleva camisa blanca y uniforme de pijo local. Yo me he visto y me he vestido así alguna vez. Me refiero a americana oscura y pantalón beige. Eso sí: cuando me descubrí en el espejo regresé al vaquero. Pero admito que mi pronto y mi gesto son parecidos a los que exhibe Camps en esta foto. Rostro sin mejillas, pronto serio, barbilla afilada... y, en mi mejores momentos, figura filiforme. No soy amanerado, pero tengo mis maneras. Punto y aparte.

No oímos nada, no leímos nada, no sabíamos nada. ¿Caso Gürtel? ¿Han sido absueltos porque el Tribunal es español? Yo no creo que la razón esté en la nacionalidad de los magistrados, sino en la habilidad de los letrados. Francisco Camps le debe todo a Javier Boix: qué habilidoso...

Y la razón está en la bondad de los inculpados. Don Francisco Camps saludó a Dios cuando el Jurado Popular le declaró no culpable. Lo tenía de su parte... Más que saludar, el ex presidente le hizo un guiño, una confirmación. Si Dios corroboraba el fallo del Jurado, ¿iba el Tribunal supremo a desmentir el juicio de la Provicencia?

En su momento pedí, y ahora reitero, la vuelta de don Francisco Camps a la Presidencia de la Generalitat. ¿Hasta cuándo hemos de padecer este ostracismo? El Partido Popular es cicatero con sus glorias autonómicas. Alberto Fabra no ha ganado unas elecciones. Francisco Camps arrasó en los comicios dejando a los socialistas hundidos. Esperamos la vuelta del ex presidente.

Y esperamos que Dios nos asista.

El País

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