El debate del PSPV
Acabo de ver en elpais.com y en cadenaser.com el primer debate entre los dos candidatos a las Primarias Abiertas del PSPV. Por supuesto no podía haber grandes desacuerdos entre ellos. ¿No son ambos del mismo partido, el partido que alegre o resignadamente votaré en las elecciones de 2015?
Por mi mala cabeza, lo que había escrito sobre el encuentro se ha perdido. En el limbo cibernético estará lo que ya llevaba anotado. Lamentablemente, eso se ha evaporado. O no: cualquiera sabe, quizá es bla, bla, bla. Trataré de reconstruir lo que está flotando en el hiperuranio...
Entre ambos cadidatos no podía haber grandes desencuentros. Quizá se detesten, pero están obligados a convivir. El aparato del Partido debe aceptar como inevitable a un joven prometedor, a un representante con agallas, a un tipo con coraje. Yo sí que he notado apreciables diferencias entre uno y otro. Ximo Puig , que merece todo mi respeto, se ampara en la estructura orgánica, en cimientos milenarios. Toni Gaspar, por el contrario, insiste una y otra vez en abrir el partido. No le falta razón. He ido dos o tres veces a dicha organización y hay que orear. Hay que sacudir lo muerto, lo inerte. Gente con cargos, con empleos políticos, con influencia institucional ha apoyado inercialmente a Puig como si solo hubiera un candidato.
¿Es eso razonable? El ex alcalde de Gandia, por ejemplo, se jactaba de su machada: Juan Manuel Orengo ha logrado mandar cinco mil comunicaciones, de las cuales ha conseguido dos mil y pico respuestas, para apoyar sin fisuras a Ximo Puig. ¿Hay alguien ahí? ¿Hay alguien más?
La pregunta principal de este debate no ha sido formulada en el estudio de la Radio. Al debate, que ha sido conducido con soltura y profesionalidad por Bernardo Guzmán, de la Cadena Ser, y por Adolf Beltran, de El País, le ha faltado la pregunta del millón. Ninguno ha planteado la cuestión que a ambos diferencia.
¿Cuál es? El aparato, el pasado, el lastre de unas 'familias políticas' que se hacen valer y que se resisten a desaparecer, unos representantes ya amortizados que --lejos de apartarse-- se ponen en candelero cuando su tiempo ya ha declinado.
Nadie ha preguntado por el pasado desastroso del PSPV. ¿Por qué Joan Romero tuvo que dimitir años atrás, hostigado por los suyos? ¿Por qué Joan Ignasi Pla tuvo que abandonar la secretaría general? ¿Por qué Jorge Alarte llevó al partido socialista al listón más bajo? ¿Por qué Joan Lerma sigue influyendo en la organización si su mandato tuvo lugar varias décadas atrás? ¿Por qué Cipriano Ciscar está en primera línea si su estilo ya pasó, si su influencia está en declive, si su familia no nos salvará?
Continuará...
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