Kim Jong-un, señala El País, es un hombre zarandeado por tres
influyentes mujeres. Zarandeado o acosado. No sé. Cuando leo cosas así me entra un sudor frío...
He leído con sumo interés la crónica de Zigor Aldama desde Shangái. Las damas que son objeto del reportaje son la tía del dictador, Kim Kyung-hui, "que llegó a ser considerada la mujer más poderosa del régimen norcoreano y la persona que movía los hilos del país en la sombra. Hasta que el imberbe dictador ordenó ejecutar a su esposo, Jang Song-thaek".
¿Movía los hilos del país en la sombra? La verdad es que suena a folletín decimonónico, casi casi a novelón de Umberto Eco, por lo menos a su última obra: El cementerio de Praga, con conjuras y seres pérfidos. La viuda ha de regresar para desbancar al sobrinito. Le obligará a hacer autocrítica.
Por otra parte, lo del imberbe dictador, tal como califica el cronista a Kim Jong-un, suena innecesariamente ofensivo. Que el muchacho tenga escasa barba no significa que sea un inexperto. En poco tiempo, Kim Jong-un ha adquirido los conocimientos básicos para mantenerse en el poder desalojando a los desafectos. Sin ir más lejos: su queridísimo tío Jang Song-thaek fue eliminado sin miramientos. (¿Por qué siempre que decimos esto, eliminar, añadimos ese tópico expresivo: sin miramientos?).
He leído también las observaciones que se hacen sobre la hermana pequeña: Kim Yo-jong. Al parecer tiene un cerebro muy bien amueblado. Ha estudiado en la sombra (el sol asiático es desaconsejable) y desde chiquitita (lo sigue siendo) ha cultivado una maldad que se le supone. Insisto tiene un cráneo privilegiado. No sé para qué, la verdad. Quiero decir, no sé para qué puede emplear sus bien entrenadas neuronas. Ya veremos si triunfa en esta carrera presidencial.
Finalmente, quien me ha obnubilado por su belleza simpar es la esposa del dictador, Ri Sol-ju. Se ve que tiene una piel finísima la joven dama. Se ve que tiene una figura bien torneada y que su sonrisa desconcierta: no es posible que sea sabedora de las acciones de su esposo. No es posible.
Con luminosas resonancias, Ri Sol-ju es paseada en inauguraciones y demás. Leo en El País que "muchos critican a esta última por ser poco más que un florero, a lo sumo una bailarina mediocre, que acompaña al Brillante Camarada en inauguraciones y actos protocolarios varios".
Ah, una bailarina mediocre (¿Quién es el crítico que hace esta valoración? ¿Carlos Boyero?). Una bailarina mediocre frente a una viuda negra o frente a una hermana de prodigiosa y probablemente maligna inteligencia. La saca tanto Kim Jong-un que "la gente puede pensar que el líder está excesivamente embebido en trivialidades”, aseguró un desertor, antiguo alto cargo norcoreano, al portal de noticias Daily NK.
"¿Embebido de trivialidades?" No acierto a entender. ¿Acaso el comunismo norcoreano tacha de triviales las inauguraciones? ¿O es, por el contrario, la belleza envidiada por todos los habitantes del país aquello que es trivial? Yo, si fuera norcoreano o norcoreana, la envidiaría desde luego.
La crónica de Zigor Aldama desde Shangái es impagable. Se crece conforme avanza. Además, el reportero hace un esfuerzo cultural para traducirnos lo que no tiene desperdicio o indicio, lo que no tiene grado o significado. Purgas políticas, dictadores imberbes, mujeres-florero, damas negras.
De verdad, de verdad, ¿existe esto o es una película de Álex de la Iglesia en ciernes? Sé que él tiene o tenía como gran proyecto cinematográfico rodar Fumanchú. No sé si Kin Jong-un podría servirle de alternativa. Pero a quien debería rescatar para el cine occidental es a Ro Sol-ju. Está claro que es un sol, un ser sin aparente maldad. Eso quiero creer: seducido por su belleza y discreción, la imagino angelical. ¿O acaso es una esposa que reunirá a desafectos para encabezar la banda de los cuatro?
En fin, me estoy haciendo un lío.
Hay 0 Comentarios