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No quiero regresar a esta España áspera

Por: | 21 de junio de 2014

Photo1He vuelto a ver un resplandor. Me preguntaba qué es, qué podía ser. Ha sido justo cuando he levantado la vista.

Había un brillo matinal incomprensible. Serían las once horas del sábado 21 de junio de 2014.

La fecha nos remite a la ciencia-ficción, a un porvenir improbable que aún no habríamos vivido, a un futuro en que el mundo es oscuro y la mala gente que camina tapa el sol. Punto y aparte.

La vida académica me ciega, me aparta de la realidad y me deja alelado. Por eso, de cuando en cuando me conviene mirar al frente y lejos, cosa difícil mientras estoy entre estas cuatro paredes. Allí, al fondo, está el mar...

Aquí me paso encerrado muchas horas corrigiendo textos, reparando sintaxis desastrosas, en espera. Los trabajos de curso... He de aparentar interés, resolviendo asuntos. Yo veo lo que hay, pero además todos pueden adivinar lo que hago.

Me paso la vida hojeando papeles y leyendo informes y trabajos. Te encargan la supervisión de esos textos que varios aspirantes realizan. Tú no quieres ser un funcionario inescrupuloso y por eso examinas los presupuestos teóricos, los puntos que desarrollan: los proyectos, en fin.

Resmas de papel timbrado, grumos de celusosa con grapas, con clips, cosidos, formando expedientes. Ésa es tu literatura ordinaria.

Piensas en la buena gente que camina. Y piensas en tu soledad deseada, aquel silencio al que aspiras. Ni siquiera enciendes el televisor cuando llegas a casa: no te interesan Felipe VI ni sus opositores. Es más, a poco que se descuide tu esposa, apagas el receptor de radio que ella se obstina en prender. Sólo quieres ver un nuevo capítulo de The Americans (2013). Te gustaría vivir en esa ficción.

The_Americans_Serie_de_TV-753530620-largeMiras el techo, apartas la vista, y cuando vuelves a abrir los ojos hay otra señal lumínica. No es un gran alarde, pero constatas que es la misma que has apreciado por la mañana.

Me importa un comino el periodismo venal que exalta a Felipe VI. Me importa muy poco el republicanismo sobrevenido que confía en un milagro. Por favooooor. No hay prodigios.

Me importa mucho, eso sí, el desconocimiento histórico profundo que tantos demuestran. Entre cortesanos y entre republicanos.

Nada parece saberse de la historia y la que verdaderamente importa ocurre en la ignorancia de la mayoría, podríamos decir. Algo culpable.

Hay un radicalismo ignaro, disfrazado de periodismo de salón. Hay unos cortesanos fuera de tiempo, que humillan la cerviz. Hay una ignorancia de los procesos históricos que simplemente abochorna.

Hay gente que se crece arremetiendo contra las hijas de Felipe VI (qué machotes). Hay gente que deplora tanta bandera española y tanta policía, qué malotes: por favor, echen un vistazo a Washington o París cuando accede un nuevo mandatario.

Hay gente que me decepciona con sus lapsus, lagunas y habladurías. Y esta Monarquía, Dios, esta Monarquía: debe desprenderse de sus Borbones más deplorables, esa historia tan lamentable.

Regreso a la ficción. The Americans se desarrolla en la primera etapa de Ronald Reagan, un personaje risible y a la vez admirable: creía en lo que decía, aunque fuera una memez. Hay unos espías soviéticos haciendo vida común entre los suburbios próximos a Washington. Tienen sentimientos, pero si es preciso actúan como killers.

La gente del FBI no es moralmente mejor. En estos momentos, mi vida se desarrolla en una ficción que se me acaba y que me descubrió Fran Sanz: la primera temporada de The Americans. En plena época de Reagan.

No siempre estoy de acuerdo con Fran, con sus decisiones socialistas, con su activismo, pero suelo coincidir con él a la hora de nuestros repudios y a la hora de nuestros ocios. Le agradezco que me descubriera The Americans. Y a él le dedico este artículo.


Hay 5 Comentarios

I , com vosté sap, hi ha molts processos històrics( de més de 300 anys) que no han estat mai tancats, merda sobre merda, i si no es fa net, com en altres països europeus han fet, la merda sempre fa olor. Persecucions, guerres civils, dictadures, persecucions culturals i lingüístiques abans i durant la democràcia, crisis econòmiques una darrere d'un altra, persecucions ideològiques abans i durant la demòcracia, imperialisme ranci, catolicisme i contrareformisme, alt funcionariat que beu del franquisme, execucions, terrorisme, tambè d'Estat = tot aixó, i algunes coses més, és la vostra España, sempre decadent.

No vols tornar, però des de l'aznarato vam tornar. I d'aquells vímets aquest cistells.

Y las clases de moral que nos endilgan, en todos los sentidos para llevarnos a su redil.
Como si fuéramos lelos, cuando la mayoría de gente no cobra comisiones, ni tiene cuentas en Suiza, ni somos gerentes de ningún entramado empresarial, ni sabemos lo que son los paraísos fiscales.
Ni la venta de influencias, ni la malversación de dineros públicos, en favor de intereses particulares.
La gente normal, no estamos apegados a ningunos intereses privados, salvo los nuestros.
O sea, el precio del pan, los productos del supermercado, o del mercado del barrio, los recibos súper recargados de los gastos de la casa, y las tasas.
Que cada día son más altas.
Para también tener que opinar de política y de tener que dar posicionamientos, cuando nadie nos ha consultado para agrandar la deuda nacional.
A cifras astronómicas.
No es que estemos dormidos, es que estamos desengañados de tanta dejadez de responsabilidades, intentando involucrar al personal solo cuando interesa que se firme.
Una hipoteca.

Por desgracia, millones de ciudadanos parecemos la pareja de espías infiltrados de esa serie, traidores en nuestra propia nación.

http://casaquerida.com/2014/06/19/espana-desahucia-en-moscu/

Por desgracia, millones de ciudadanos parecemos la pareja de espías infiltrados de esa serie, traidores en nuestra propia nación.

http://casaquerida.com/2014/06/19/espana-desahucia-en-moscu/

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Sobre el blog

Un historiador echa un vistazo al presente. Éstas no son las noticias de las nueve. Pero a las nueve o a las diez hay actualidad, un presente continuo que sólo se entiende cuando se escribe: cuando se escribe la historia.

Sobre el autor

Justo Serna

es catedrático de la Universidad de Valencia. Es especialista en historia contemporánea. Colabora habitualmente en prensa desde el año 2000 y ha escrito varios libros y ensayos. Es especialista en historia cultural y ha coeditado volúmenes de Antonio Gramsci, Carlo Ginzburg, Joan Fuster, etcétera. De ese etcétera se está ocupando ahora.

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