La dirección de El País ha decidido menguar, adelgazar, achicar... la zona de blogs que el digital tiene y carga. Es un joroba o una pesadumbre. Pesa y apesadumbra, cierto. De doscientos y picos blogs, quedarán unos pocos: los colectivos y los pertenecientes a grandes firmas. Eso me han dicho. Sin duda, mi signatura es de andar por casa.
Es decir, que este Presente continuo desaparecerá (como tantos otros blogs). Por supuesto, ustedes no me van a echar de menos o no me van a perder de vista: tanto los que me aprecian como quienes me detestan. Mi blog justoserna.com continúa en Internet y mi muro de Facebook prosigue.
Resulta todo rarísimo. Plataformas de mayor envergadura (como el New York Times) tienen menos blogs, cierto, pero lo que no dicen por aquí es por qué se abrieron tantas bitácoras y por qué ahora se cierran. Había que modernizar un diario elefantiásico.
La dirección, Antonio Caño, en un gesto de avispada decisión mercantil ha decidido clasurar la mayoría. Yo creo que es para que no confundan la opinión de los bloggers con el severo juicio de este diario. La dirección, en un rapto de sabiduría electrónica, ha elegido cerrar. Lo que cierra no consume. ¿Para que abrir más espacios de opinión si puedes taponar agujeros? Pues bien, nos vamos (me voy) con la música a otra parte.
Igual..., me quieren en otro periódico.
Los posts quedarán aquí, en Presente continuo (eso me han dicho). Lo nuevo que ustedes quieran leer deberán seguirlo en mi blog y en FB (aparte de Twitter). Qué rara la circunstancia de El País: lo mismo la dirección piensa que con medidas como ésta pueden elevar unos centímetros el valor del periódico. Bien pensado, no levantan nada.
El estado de la prensa está por los suelos. Mientras tanto, los demás seguimos levitando.