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La última página del periódico: otra cara de la actualidad

Por: | 04 de marzo de 2016

Cportada

Un texto de CAROLINA GARCÍA

Casi siempre paralela a los cambios formales del periódico, la última página ha ido evolucionando en diseño y contenidos a lo largo de estas cuatro décadas. “Excepto al principio, siempre ha sido una página independiente de la actualidad. Algo aparte. Temas variados que no tienen por qué ser noticiosos. Más bien, interesantes y distintos”, señala Javier López, redactor jefe de confección y diseño durante más de 20 años. Para muchos diarios, el diseño global de EL PAÍS marcó una época y un estilo. Esta página era, sobre todo, para dos tipos de lectores: los que leían el periódico de cabo a rabo y los que empezaban a leer el periódico al revés y arrancaban en esta sección. Una lectora la describió en 1983 como “un intento de captar la atención mañanera con datos curiosos o humanos, anécdotas que cubriesen, por ejemplo, la lectura poco atenta del primer vistazo, o en el trayecto del autobús”. Aunque suene paradójico, la carta de la lectora venía a registrar su insatisfacción con el contenido de dicha página. Y ayudó mucho.

La contra de un periódico suele ser un contrapunto a la primera. En las redacciones es considerada siempre como una página complicada. “Sencilla de diseño, sí, pero difícil a la hora de presentar una propuesta definitiva, original y diferenciada de la competencia”, explica Enrique Palacios, otro histórico confeccionador del diario.

Década de los setenta

Primera
Al principio, era muy frecuente que la última acogiera noticias, como la primera, y que su contenido fuera catalogado “bajo el epígrafe de Última Hora o Últimas Noticias”, cuenta Palacios. “Los pases de texto de la primera a la última también eran frecuentes”, añade. En el diseño original, la confección se resolvía con un sumario a una columna, que citaba las principales noticias del interior que no cabían en la portada, y una pieza, a cuatro columnas, que solía albergar un reportaje o bien una entrevista. Cuarenta años después, no parece que fuera una gran innovación, salvo que se contraste con la prensa de entonces.

El encargado del diseño del diario fue Reinhard Gäde, fallecido en 2012. “Consiguió acabar con la idea generalizada de que tabloide es sinónimo de sensacionalismo, concepto extendido durante muchos años, sobre todo en el mundo anglosajón”, comentaba el diseñador Juan Fermín Vílchez. EL PAÍS fue el primer cotidiano europeo de información que utilizó ese formato en su edición. Efectivamente, los diarios que competían en los quioscos aquellos años llevaban una última página abigarrada de noticias o con publicidad. “El diseño de Gäde aportaba frescura y limpieza, sencillez en la forma y presentación y, sobre todo, una mayor legibilidad”, confirma Palacios.

Evolución vertiginosa del diseño

“La estructura que seguía la última el 4 de mayo de 1976 –día del nacimiento del diario– duró poco, porque el  9 de junio de ese Contra70
mismo año se incorporó una columna de opinión”. La estrenó Francisco Umbral (1935-2007) con su Diario de un Snob (1976-1978), en la que recreaba un lenguaje vivo tomado de la calle.  Más adelante, en octubre de 1978, la columna resumen de noticias dejó de publicarse en la última página para ser sustituida por un escueto índice, de también efímera existencia: en febrero de 1979 desapareció. 

Otra de las grandes firmas de la última es Manuel Vicent, quien ha colaborado casi de forma ininterrumpida con EL PAÍS desde 1981. Este escritor valenciano publica una columna de libre contenido en la edición dominical. Respecto a esta faceta literaria, el propio autor escribió en uno de sus primeros libros recopilatorios: “Para que todo el universo quepa en una columna de 66 líneas a 30 espacios es necesario desechar lo que sobra: planetas, estrellas, galaxias, el vacío que existe entre ellas con su silencio de piedra pómez. Hay que quedarse solo con lo esencial: con las grandes pasiones que mueven el alma de unas hormigas, con las horas infinitas que invierten los muertos soñando. Una columna de periódico debe ser el reloj de arena que filtre la memoria de ese deseo que el lector sentirá mañana”

Un café con… Un almuerzo con…

Contra2006
“La sección Café o Almuerzo con… nació en 2006 con la ambición de sentarnos a la mesa de personajes interesantes que no suelen tener cabida en nuestros espacios, o al menos no de una manera informal. Se trataba de compartir con ellos el almuerzo y relatar ese encuentro como forma de acercarnos al personaje”, explica Berna G. Harbour, subdirectora del diario El PAÍS.

El perfil del entrevistado se dibujaba con lo que decía, pero también con lo que pedía, el lugar que elegía, la prisa o no que tuviera, su lenguaje gestual, sus comentarios. Se trataba de sentar al lector a la mesa describiendo la cita. “Y se trataba de un encuentro informal y personal, fresco, y no centrado solo en la idea/libro/exposición… que el entrevistado quisiera vender”, añade Harbour. La propia evolución de la situación en España quedó reflejada en el escenario del encuentro, al pasar de almuerzos más costosos (el invitado elegía el lugar) a cafés y menús más modestos. El ambiente había cambiado.

Hay 3 Comentarios

Muy buen artículo

Excelente articulo

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