Hoy, la jungla ha invadido EL PAÍS. Animales parlanchines se han apoderado de la redacción. Los ha habido afables, como un tal Baloo, un oso con tendencia al bailoteo. Y temibles, como el gran tigre de bengala Shere Khan. Pero todos ellos tenían la misma voz, la de José Manuel Calvo, director adjunto de coordinación editorial de EL PAÍS. Por un día, Calvo fue cuentacuentos de excepción ante un público de excepción: unos sesenta niños, hijos de empleados de empleados de EL PAÍS. En el vídeo sobre este párrafo puedes ver un resumen de este día inédito en tu periódico.
Hoy, día no lectivo en Madrid, Prisa ha apostado por la conciliación laboral de sus empleados, transformando la redacción en un lugar mágico donde (casi) todo era posible. Por ejemplo, ver convertido al director de comunicación de EL PAÍS, Pedro Zuazua, en "el primo europeo de Mickey Mouse", manoplas de cuatro dedos, orejas y nariz redonda incluidas. Hoy la gran pantalla que permite ver en tiempo real el flujo de las informaciones de EL PAÍS proyectaba fragmentos de El libro de la selva en su versión de clásico animado firmado por Disney. Y hoy fue día también de hadas y magas, las que deleitaron posteriormente a los niños en la sala de eventos de Miguel Yuste 40, sede de EL PAÍS, AS o Prisa Revistas. La diversión puede completarse en casa a partir de este domingo, con la nueva colección de Clásicos Disney que arranca EL PAÍS. El primero, Blancanieves y los siete enanitos.
Belén Márquez, profesora de educación infantil e inglés, se encargó de transformarse en Peter Pan en una obra de teatro lúdica y muy abierta a la improvisación. Márquez —que cuenta con un blog en Facebook dedicado a la enseñanza titulado Yo aprendo y tú?— opina que este tipo de encuentro entre la diversión y el aprendizaje es la senda adecuada para la educación del futuro. "Las metodologías activas son una manera estupenda de que los peques aprendan jugando", indicó tras su papel en la obra de teatro. Lucía Espla, actriz que también participó en la animación, apunta que este tipo de obra interactiva "ayuda a los niños a entender valores como la amistad y perseguir sus sueños".
La maga de la mañana fue Miranda Antón Velasco. Maquilladora de profesión —con un MUA (academia de maquillaje) de la escuela y agencia MaryMakeUp, su trabajo puede visitarse en la cuenta de Instagram @miranda_make_up— en la escuela, Velasco transformó a los niños en la criatura o dibujo animado de su elección. "Utilizo pinturas hipoalergénicas que se mezclan con agua hasta que cogen una densidad suficiente para pegarse a la cara. Lo más difícil es captar la forma. La cara de Pluto, por poner un ejemplo, no es la cara de un niño, y hay que adaptarla al rostro". Eso y que los niños no se suelen quedar precisamente quietos, por buena que sea la maga que tienen delante.
El día terminó con zumos, sandwiches y una película inmortal donde las haya, El rey león. De Baloo a Simba y, a las dos, vuelta para casa. Con sesenta sonrisas.
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