Antes de ser Don Draper en Mad Men, Jesse Pinkman en Breaking Bad o Meñique en Juego de tronos, los actores que protagonizan las series tuvieron un pasado. A pesar de que algunos seguro que querrían que esas imágenes quedaran enterradas en el subsuelo y no volver a saber nada de ellas, lo malo de ser actor es que las pruebas de ese pasado están siempre ahí para recordarles aquel estilismo imposible o aquel papel loco que aceptaron cuando todavía no eran estrellas para poder elegir.