'The Leftovers', el estruendo del silencio

Por: | 11 de septiembre de 2014

Leftovers

Esta entrada incluye spoilers de la primera temporada de The Leftovers.

Todo comienza como cualquier otra mañana. Una madre prepara el desayuno mientras sus hijos juegan con el vaso de leche y su marido mira el móvil. El tipo de rutina que solo llama la atención cuando se desvanece. Al apagarse el llanto de la niña, la madre se gira hacia la mesa y se topa con el vacío. Esa noche no tendrá a nadie que arropar en la cama, nadie a quien recoger del colegio. Los rostros que presidían su día a día han desaparecido en el estruendo del silencio, como un golpe militar sin soldados o un terremoto sin temblores. Y debe afrontar cada amanecer en soledad, preparar el desayuno solo para ella, escuchando cómo el silencio revienta sus tímpanos durante más de tres años. Son tres de los más de 140.000 desaparecidos aquel 14 de octubre: un jaque a la rutina del mundo sin autorías ni explicaciones.

El ambicioso punto de partida de The Leftovers, una serie de HBO basada en la novela de Tom Perrota y producida por Damon Lindelof (Perdidos), ha confirmado las expectativas con el último capítulo de la primera temporada, emitido el lunes en Canal + Series. El pueblo de Mapleton (Nueva York) es el escenario donde la narración, protagonizada por Justin Theroux, Amy Brenneman o Liv Tyler, desarrolla los efectos de la desaparición del 2% de la población en quienes se quedaron para contarlo.

El principal activo de The Leftovers es la profundidad y la evolución de sus personajes. Nora Durst (interpretada por Carrie Coon) es la mujer que perdió a toda su familia, una tragedia que por probabilidad solo le ocurriría a una de cada 128.000 personas. Sus intentos por recuperarse chocan con la negativa al olvido. Esa tragedia permanente, una puñalada que no encuentra hueso, es visible a lo largo de toda la narración: la agonía no se desvanece y cuando un personaje parece darse un respiro necesita volver al pasado, sumergirse en el dolor como si olvidarlo supusiera una traición. Nora Durst trata de salir de su agujero, a veces de forma excéntrica, mientras su mente pulula por tiempos mejores. Sus escenas de sufrimiento desconsolado, incluso de ira, transmiten una sensación profunda que pone la piel de gallina.

La serie representa de forma extraordinaria el dolor y la desorientación: el llanto de Durst en el capítulo final es la más viva imagen del desconsuelo y la intensa mirada del jefe de policía Kevin Garvey (interpretado por Justin Theroux) muestra un mundo que no admite lindes ni puede aplacarse con el fuego de las armas. Garvey es la metáfora de cómo el orden establecido trata de resistir los envites de una sociedad desorientada a la que ya no podrá encauzar. Él, que sigue creyendo en la justicia como guía, debe lidiar con una realidad ante la que su mente amenaza con sucumbir. El destino de su padre, el jefe de policía al que la locura mandó al psiquiátrico, se cierne en todo momento sobre él y la serie optimiza al máximo sus coqueteos con la fantasía. Su mirada, unas veces desconsolada y otras incomprendida, se clava en el espectador.

 

El desvanecimiento difumina la fe tradicional y provoca la proliferación de creencias alternativas. El reverendo, magníficamente interpretado Christopher Eccleston, es el pastor en busca de las ovejas que abandonaron despavoridas la granja. Su personaje, tan bien dibujado en el tercer capítulo, tiene una mirada penetrante y segura. Sin embargo, su mensaje viaja a contracorriente. Son las sectas las que tienen todo a favor para difundir sus ideologías finalistas. Unas prometen un nuevo amanecer, otras exigen vivir en el dolor y recordar lo ocurrido como muestra de que el sol se ha puesto para siempre.

La intrusión de estos últimos, vestidos de un blanco tan absoluto como el silencio que imponen a sus miembros, representa una amenaza a la que la policía no sabe responder. No muestran pavor alguno en hacer lo que sea necesario para que la sociedad viva en el recuerdo. Son ellos, los que ya han asumido que el mundo terminó aquel día, quienes evocan el pasado. Cualquier medio, desde un simple lema hasta la propia muerte, legitima su fin. Su objetivo es que el resto del pueblo viva el dolor y acepte que no hay mañana. Sus actos generan una respuesta violenta que las autoridades no siempre logran encauzar. Resulta inevitable preguntarnos cómo afrontaríamos una situación así, y la imposibilidad de dar respuesta alguna genera en el argumento un atractivo innegable. 

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Desorientados por la pérdida de sus familiares y necesitados de un desenlace, muchos se adhieren a esas narrativas, a esas certezas que mitiguen la permanente incertidumbre que ha vaciado sus vidas. La mujer del jefe Garvey, interpretada por Amy Brenneman, abandona a su familia para vestirse de blanco y sellar para siempre sus labios. Mientras, su hijo custodia a una joven que dará a luz al elegido, un nuevo mesías que responda a todos los enigmas. Garvey lucha por mantenerse en pie mientras su familia se descompone. La serie brilla cuando desarrolla en profundidad un personaje. No destaca en el relato capítulo a capítulo, sino en la calidad con que traza ciertas emociones.

Todas las pequeñas historias desembocan con una meritoria armonía en el cierre de la temporada. Esta galería del dolor, tan bien ambientada con una melodía que garantiza el desconsuelo, tendrá al menos una segunda entrega. En ella, los guionistas continuarán una novela cuyo argumento, que ignora el destino de los desaparecidos, ya ha sido completado. The Leftovers tendrá que elegir entre agotar el drama o sumergirse en la incertidumbre de los desaparecidos. Hasta entonces, Nora Durst seguirá desayunando sola.

Hay 17 Comentarios

Simplemente genial!!!

Simplemente genial!!!

Hay muchas series en HBO que me gustan, pero togetherness es mi preferida, es una gran producción de los hermanos Duplass.

Efectivamente, no es una serie para "todos los públicos". Sus bazas principales son: retratos intimistas de los personajes, estética detallista, gran uso de lenguaje no verbal de los protagonistas y un estudio detallado de la personalidad humana ante lo desconocido catastrófico. Mención aparte la excelente banda sonora de Max Richter que sirve de columna vertebral de cada capítulo. En cualquier caso, no es una serie apta para los que gusten de taquillazos, tiros, tacos, fx y chabacanería cañi... ¿en ese sentido puede decirse que es elitista, como apuntaba alguien más arriba?, creo que sí, porque es evidente que no todo el mundo tiene la sensibidad hoy en día para disfrutar las sutiles perlas que nos deja esta serie. Lo mismo que desapareció el 2% de la población, puede ser que sea solo un 2% de televidentes que la disfruten... tiene que haber TV para todos los gustos, ¿no?

Me está costando bastante en los primeros capítulos que he podido ver, cogerle "el punto" a la serie... pero tras leer las críticas positivas, no me rendiré y seguiré adelante. De las que comentan, increíble Ray Donovan (aunque el bajón de John Voight en la 2º temporada es tremendo)

Eres mi luz: http://www.youtube.com/watch?v=m0aDcHfqvPY

A mi particularmente no me ha gustado, es verdad que te puede enganchar al principio sobre todo a un publico que nos gusta las series como perdidos, pero segun vas viendo la trama y sobre todo los personajes te quedas plugg, no la recomiendo la verdad.

¡Me ha encantado tu crítica! La suscribo, palabra por palabra, excepto por un pequeño fallo. Sientro trollearte, pero son 140 millones los desaparecidos, y no 140.000. Sólo te lo comento porque la diferencia es importante.

El piloto es lo más ridículo y pretencioso que he visto en mi vida... No quiero ni imaginar como habrá sido el resto pero está claro que anda dirigida a ese sector del público poco exigente al que le gusta que lo mareen con supuestos enigmas que no van a ninguna parte.

Una serie en la que la desaparición masiva se convierte en una metáfora de la muerte y que, por tanto, gira sobre el duelo y sobre la paupérrima vida emocional de unos personajes forzados a preguntarse por el sentido de la vida y, al no encontrárselo, a la infelicidad. Lo malo es que esa idea, la de la humanidad descabezada ante la muerte y la futilidad de la existencia, muy común en las obras de los últimos tres siglos, es característica de la "alta cultura" creada por la burguersía para desligarse de la plebe, aún fascinada por sus relatos de mitos y héroes que aún son capaces de vivir sin hacerse tantas preguntas y por lo tanto de entretener a la vez servir de brújula moral a su público (frente a los antihéroes burgueses que saben que la moral es inutil y que Dios ha muerto, claro).


En otras palabras, como tantas otras obras, tantas que ya aburren, The Leftovers es una gafapastada deprimente e innecesaria diseñada para que un sector de la sociedad que se autoconsidera más dotada académica y culturalmente que la media (y que tienen dinero para pagar HBO) pueda presumir de intelectualidad mientras la ve y practica la masturbación cerebral. Para el resto de galos, sólo aguantable si te la ves, entre lectura de tebeo y lectura de tebeo (que no de novela gráfica), mientras te zampas un bol de palomitas y piensas "están locos estos romanos".


En la parte positiva, que este año hemos tenido mamarrachadas burguesoides gafapastiles mucho peores, lideradas por ese sumum de la pretenciosidad vacua e inmisericorde que es la primera temporada de True Detective.

Magnífica serie, para mí, que también puedo disfrutar con BB, Los Soprano, o Homeland. Las series no son buenas por ser de acción o no, sino por conmover: con tiros y violencia, o con humanidad. Y humanidad, a raudales, tiene The Leftovers. La realización es más que buena, con mucha libertad de cámara y muchísima contención interpretativa. Pero lo mejor es lo que desencadena. ¿Quienes se han quedado? ¿Buenos, malos, quién puede juzgarlo? ¿Quedarse ha sido un castigo, irse un alivio? ¿Esperanza? ¿Religión como agarradero, o Dios como explicación de lo que no se puede explicar? Que siga adelante, que haya segunda temporada, es tan gratificante como que Treme llegara a cuatro y media, porque quiere decir que son muchos en Estados Unidos los que se atreven a cuestionarse todo frente a la televisión o el ordenador.

The Leftlovers es probablemente la serie más irregular que he visto. Para llegar al episodio dedicado a Nora Dust (una maravilla) hay que atravesar algunos de vergüenza ajena y otros tan entretenidos como tramposos (el dedicado al reverendo).
No tengo ningún problema en que no expliquen las razones del la desaparición masiva, pero sí que se agarren a las visiones y sextos sentidos y poderes de tantos personajes sin razón aparente. Una cosa es hablar de un suceso inexplicable y otra trufarlo todo de elementos gratuitos y caprichosos.
La voy a seguir viendo, creo.

Es una serie excelente que encantará a los espectadores que disfrutan con personajes odiosos, tramas absurdas, un ritmo exasperantemente lento, misterios "a lo Lost" (o sea, grandes expectativas que nunca se plasman en nada), un argumento circular que no conduce a ningún sitio, una absoluta falta de propósito, una monótona banda sonora, y en definitiva que gustará mucho a los espectadores que quieran disfrutar de 8 horas de sopor y vacío.

The Leftovers es junto con Ray Donovan lo mejor que me he visto este año, al margen de True Detective. Lo que cuenta es tan íntimo que a veces hace que te avergüences de ti mismo, mantener tan lejos y tan cerca al mismo tiempo el "evento" que da origen a la serie es un logro magnifico, podían haber tirado por el camino fácil, pero no, cada capitulo es una maravilla narrativa que sorprende, si tienes un mínimo de sensibilidad y no esperas tiros y acción, es tu serie.

true detective en mi opinión es un peñazo, y esta por lo que comentas seguro que también, ya que estas series que hay que esperar al último capítulo para que te enganche para hacer una siguiente temporada, no por favor, después de ver breaking bad que desde el (no capítulo) minuto 1 te engancha y no tiene desperdicio alguno, lo demás son series de segunda división, con todo el respeto a los fans (es mi humilde opinión,,,, of course)

Me vi 6 episodios y me.parecio una cagada. Demasiado drama sin respuestas.

"The Leftovers" no es el mejor estreno de lo que llevamos de 2014 en cuanto a series de televisión... exclusivamente por culpa de "True Detective", en mi opinión. Es una serie que demanda mucho al espectador, y que es fácil optar por dejarla de lado en un momento u otro, pero el que haya llegado hasta el séptimo capítulo se verá recompensado con tres capítulos finales que permiten que el conjunto cobre sentido por fin. Damon Lindelof ya logró con "Perdidos" atrapar al espectador en una montaña rusa emocional, pese a ser luego altamente rechazada por su final, insatisfactorio a todas luces para una legión de "losties". Vuelve a brillar con fuerza en "The Leftovers", acompañado de directores de la altura de Mimi Leder, Peter Berg o Carl Franklin, y junto al autor de la novela (Tom Perrotta) nos introduce en un universo de pesadilla, sabiendo de antemano que no vamos a saber qué ocurrió ese 14 de octubre. Pero procurando mostrar cómo lidiar con las pérdidas que los distintos personajes han sufrido. Quien sabe, tal vez siendo hoy 11-S, Perrotta se inspiró en lo ocurrido hace 13 años para pergeñar una novela que HBO ha convertido en una serie muy inteligente. Desasosegadora en extremo (esa secuencia de créditos iniciales), pero hipnotizante: así es "The Leftovers". Merece la pena darle una oportunidad a la temporada completa.

"The Leftovers" no es redonda y cuesta tomarle las medidas porque su propuesta es deliberadamente árida, su estructura parece anárquica, sus pulsaciones son lentas y sus personajes, arrojados a la pantalla sin asideros para conectarles emocionalmente con el espectador, resultan antipáticos de entrada, algunos de ellos directamente irritantes. Pero quien haya sabido, podido o querido entrar en su juego ha terminado siendo sacudido por un artefacto tan imperfecto como altamente estimulante y demoledor. “The Leftovers” golpea las tripas del espectador y lo hace con más contundencia a medida que transcurre su temporada. De algún modo es el reverso lánguido y depresivo de "Perdidos", con la que hay más conexiones de las esperadas. Les dejo, por si les interesa, mis impresiones sobre la serie: http://elcadillacnegro.com/2014/09/11/la-deriva-emocional-de-the-leftovers/

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