House of Cards es ambición pura. Los Underwood son ambición pura. La serie que se cuela en las cloacas de la política regresa con su tercera temporada, que hoy colgará Netflix y que en España se podrá ver mañana sábado del tirón en Canal + Series (los 13 capítulos en maratón en VOS a partir de las 11.00), en Yomvi y en dual a partir del 4 de marzo. La Casa Blanca tiene nuevos inquilinos. Un escenario nuevo que supone cambios en los roles de los personajes. Tras ver el primer capítulo (del que no podemos contar nada, no spoilers), queda claro que quizá ha cambiado el cuadro, pero los protagonistas siguen guardando dentro esa ambición capaz de llevarse por delante a cualquiera por su propio beneficio.
La primera temporada nos presentó a los Underwood y hasta dónde eran capaces de llegar por ir escalando puestos en Washington. Mucho cuidado si alguien se pone en su camino. Y si puedes serles de utilidad, no dudarán en utilizarte sin pizca de compasión y sin pensar en las consecuencias. Cuando empiezas a ser una molestia... fuera. La segunda entrega se movió a base de golpes de efecto ya desde su primer capítulo, con ese sorprendente momento metro. Para terminar llegando a la cumbre, con Frank alcanzando la cima de sus aspiraciones.
La tercera temporada se sitúa en ese nuevo escenario. Han pasado unos meses y las cosas no parecen precisamente de color rosa. No es fácil llegar, pero menos todavía lo es mantenerse. Frank está descubriendo que no es sencillo lidiar con la presión política pero tampoco lo es compaginar sus ambiciones con las de su mujer.
Kevin Spacey y Robin Wright ya tienen más que controlados sus personajes. El hombre despiadado, sin escrúpulos. La mujer decidida a salir a la luz tras estar moviendo los hilos en la sombra. La ambición define a los Underwood, y Spacey y Wright lo reflejan perfectamente en la pantalla. Puede gustarnos más o menos House of Cards, nos puede interesar más o menos, nos puede parecer incluso que le falta eso que hace que nos enamoremos de una serie. Pero de lo que no hay duda es de las grandes interpretaciones de sus protagonistas. Y de la excelente factura de una de las ficciones más cuidadas del panorama actual.
La nueva entrega parece dispuesta a ser más política que las anteriores, para bien y para mal. Arranca con un ritmo pausado, dejando un poco de lado esos golpes de efecto que marcaron la segunda entrega, pero abriendo caminos para el futuro. También nos muestra cuál ha sido el destino del servil Doug Stamper. Y nos recuerda que es mejor no confiar en el matrimonio Underwood, ni mucho menos defraudarles.
"Me hace parecer más humano. Y tienes que ser un poco humano cuando eres el presidente". Palabra de Frank Underwood. Bienvenidos, de nuevo, a las cloacas de la Casa Blanca.
Hay 3 Comentarios
@Jav... guionistas de The Newsroom?!! asquito...
que siga tal y como va, para mí es casi perfecta.
Publicado por: unkle | 03/04/2015 20:17:02
Tercera temporada: una penita pena, actores preparados para dar lo mejor, guiones penosos, pobres, aburridos...tenían que haber echado mano de los guionistas de The Newsroom.
El clásico dicho del cine "lo importante es el guión"
Publicado por: Jav | 07/03/2015 16:19:47
Como odio a la mujer de Frank Underwood y como mola la serie. Lo único malo es que te puedes ventilar la serie del tirón, breve pero intenso. Grande Netflix
Publicado por: Sab | 01/03/2015 18:10:37