'The Knick', sangre y coca

Por: | 23 de octubre de 2015

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Para ver The Knick hay que tener el estómago preparado. Ir mentalizado. No es una serie para débiles. En una historia ambientada en un hospital a principios del siglo XX cabe esperar sangre, tripas, líquidos inquietantes supurando de heridas con aspecto turbio. Más que un hospital, parece una carnicería. The Knick no tiene reparos en mostrarlo todo. Pero, dejando a un lado —si tal cosa es posible— el impacto visual de esas imágenes que casi salpican la pantalla, la serie de Steven Soderbergh es mucho más.

El hospital neoyorquino de allá por el año 1901 (cuando arranca la acción de la segunda temporada, recientemente estrenada en Canal + Series) en el que se centra la trama es, sobre todo y ante todo, una excusa para ahondar en la sociedad del momento. Es una época de cambio, como ese coche que compran en el hospital para poder trasladar a los enfermos, y una época de lucha, como la que protagoniza el doctor Algernon Edwards (muy bien interpretado por André Holland), un negro en un sociedad altamente racista y clasista.

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La atmósfera dura y oscura de The Knick se acentúa con la música de Cliff Martínez, llena de sonidos que resultan chocantes, raros, anacrónicos, inesperados en una serie de época. El efecto de su banda sonora se suma al estilo visual de Soderbergh. El director firmó todos los capítulos de la primera temporada y repite en la nueva entrega, dando al conjunto una unidad difícil de encontrar en la ficción televisiva.

Tras un gran arranque, The Knick ha mantenido el nivel en su regreso. Como si nunca se hubiera ido, nos hemos reencontrado con ese genio drogadicto que es el doctor John Thackery (un gran Clive Owen; es difícil imaginar ahora a otro actor mejor para protagonizar The Knick) tratando ahora de superar —o eso dice— su adicción a la droga. Mientras, a su alrededor, y con él en el centro, el mundo de la medicina sigue avanzando para llegar al lugar donde está hoy.

The Knick es original, diferente, tiene un estilo marcado y diferente. Y es casi tan adictiva como la cocaína a la que está enganchado Thackery. La segunda temporada ha vuelto manteniendo el nivel, lo cual ya es mucho decir, y abriendo opciones a nuevas tramas a partir de las nuevas situaciones en las que se encuentran los personajes. Que siga corriendo la sangre.

Hay 6 Comentarios

Hasta pronto pues, Natalia. Un saludo muy cordial.

Hola, Tristán. Aún tengo el final pendiente. Este post se escribió cuando empezó la temporada, con el primer capítulo, pero en cuanto la termine, escribiré impresiones sobre la temporada entera. Saludos

No veo yo una continuación, tal como espera la articulista. No es por nada; Sta. Natalia, y sin ánimo de destripar, así que no lo haré...Ha visto Vd. el final de la segunda temporada?

Ahí va mi reseña de la primera temporada, para quien quiera una segunda opinión. Como dicen de los asuntos médicos.
http://www.revistaperroverde.com/un-dios-con-un-bisturi/

Qué decirle? La serie muy bien, con una premisa muy interesante, con unas actuaciones magistrales, una ambientación estupenda y una gran fotografía. Sin embargo, las tramas secundarias no acaban de resultar interesantes, salvo la del médico negro con el hospital clandestino, pero sí las de los otros dos médicos (el rubio engreído que pierde el niño, el médico bajito de familia con pasta) junto con el romance del negro con la hija del dueño del hospital. Y ya luego está la música, que todo el mundo la ensalza y a mí me parece un tostón insufrible pero no por resultar anacrónica, si no porque es machacona y Soderberg se pasa cuatro pueblos poniéndola continuamente. Por último, está la forma de rodar de Soderberg, que personalmente siempre me ha parecido un tío de lo más sobrevalorado a pesar de dirigir bien a los actores y de lo impecable del guión, con su empeño de parecer original pero que se queda en la forma de rodar al estilo indie modernito, pero de hace veinte años, con lo que al final resulta antiguo y más de lo mismo, resultando de lo más pretencioso. Si no fuese por la historia principal, los guiones y la magnífica actuación de Clive Owen, no vería esta serie. Aunque seguramente dejaré de verla porque no me gusta nada la forma de rodar de Soderberg.

Una serie estupenda, con interpretaciones de muy alto nivel y una factura impecable. Lo extraño es que pase tan desapercibida.

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