Zach Galifianakis tiene un humor muy particular, no apto para todos los paladares. De hecho, si alguien se acerca a su comedia pensando encontrar una versión del tono genérico y gamberro de la trilogía de Resacón en Las Vegas, podría no entender nada de lo que está viendo. Incluso podría querer salir corriendo. Galifianakis es surrealista, incómodo, inconexo y con cierto tono trágico; no practica el chiste, ni la risa fácil. Pero cada palabra y movimiento físico en su número está medido. Todos los adjetivos que lo definen describen también la personalísima Baskets, serie sobre un payaso triste creada a cuatro manos con otro maestro de los silencios y la comedia incómoda como Louis C.K.