'The Americans', los espías silenciosos

Por: | 22 de marzo de 2016

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Las historias de espías tienen un encanto especial. Vivir en la sombra, tener que asumir otras identidades, el secretismo que rodea sus vidas, los artilugios e inventos para hacerse con información secreta... Una vida llena de mentiras y a espaldas de los demás. Una existencia silenciosa la suya, como la que tiene The Americans, una de esas ficciones a las que se le puede aplicar perfectamente la etiqueta de "la mejor serie que no estás viendo".

Ambientada en los años ochenta, está protagonizada por una pareja de espías rusos que residen en Estados Unidos, donde han construido una familia aparentemente de lo más normal, con su vivienda unifamiliar y sus hijos americanísimos y ajenos a la doble vida de sus progenitores... al menos, al principio de la serie. Con la Guerra Fría empezando a enfriarse (valga la redundancia), los Jennings tienen que lidiar con las misiones que les imponen desde la Madre Patria y con unos hijos adolescentes que les dan más quebraderos de cabeza de los que les gustaría, sobre todo su hija Paige.

Aunque el ritmo de The Americans es mucho más pausado que el de Homeland, con la que se comparaba en sus inicios (y con la que, por cierto, no tiene nada que ver), ha logrado crear un universo presidido por una tensión que va a más temporada tras temporada. La cuarta entrega (que acaba de empezar en Fox en VOS) arranca prácticamente en el punto en el que se quedó la anterior, cuando la olla a presión en la que se había convertido la vida de Elizabeth y Philip estaba a punto de explotar. De hecho, la olla ya tiene algunas fugas que puede convertir su secreto en algo incontrolable. A la ecuación se suma ahora la presencia de armas biológicas, los celos y los remordimientos de conciencia tanto en Philip —su pasado le persigue en sueños— como en Martha, esa amable e ingenua mujer que vivía con una venda en los ojos y que ahora, quitada la venda, sufre el dolor de las consecuencias de sus actos.

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Qué poco se oye hablar de The Americans para lo buena que es. Sin tener que recurrir a grandes alardes y sin hacer mucho ruido, logra crear una atmósfera tan tensa (en esta cuarta temporada, desde el minuto uno se puede cortar la tensión) que da la sensación de que en cualquier momento algo va a explotar. Esa particular recreación de los años ochenta se sostiene gracias a las interpretaciones tanto de protagonistas como de secundarios. En The Americans se nota que hay un objetivo (aunque quién sabe cuál es) que apunta en una línea ascendente y que no relaja en ningún momento, con gran cuidado a los detalles en esa actualización de una era cercana pero, a la vez, muy lejana. La banda sonora, la luz, los silencios...

Estos espías son fríos, sí, pero tienen debilidades. Muchas. Tienen familia y se preocupan por ella, a pesar de que pueda costarles una llamada de atención de las alturas. En un momento del primer capítulo de la cuarta temporada, mientras vigilan con su peluca y demás complementos (el festival de disfraces de The Americans merecería un análisis aparte), Elizabeth y Philip comentan sobre los cambios en los hábitos de aseo de su hijo. Las cosas de las que hablaría una pareja normal tomando un café por la mañana. Pero ellos están en misión secreta para el KGB. Es lo que tiene ser espía.

Hay 11 Comentarios

Son geniales las historias de espías.

la tengo pendiente!!! ganas!!!

Esperemos que sigan manteniendo el altísimo nivel de las temporadas anteriores, gran post, como siempre
;-)

www.milorotomaprozac.com

La serie es una pasada. Matthew Rhys sobresale. Y "Felicity" por lo menos se quita ese pastelazo de papel que la hizo conocida. No rechinan ambos, hacen buena pareja y la serie es muy entretenida.

Carmelo Martínez, chato, que no das una. Esta serie no va de agentes "durmientes". Son espías puros y duros, bien conscientes de lo que son. "Nadie sabe", "nadie sabe"... Ay, calamar.

Si duda una joya en emisión y que temporada tras temporada pasa desapercibida para lo que suele llamarse el gran público. Para aquellos que la hemos seguido y seguimos, en un disfrute total. Y la cuarta temporada ha empezado con el listón muy alto.
www.seriesruy.blogspot.com

Muy de acuerdo. Una de las mejores series de la actualidad que muchos se están perdiendo. "The Americans” equilibra admirablemente la intriga política y las operaciones sobre el terreno (siempre a la antigua usanza de los sobrios thrillers setenteros; casi nunca demasiado efectista ni frenético) con el drama interno de sus personajes, cruza y descruza tramas con pausa y paciencia, confía ciegamente en la labor de un elenco interpretativo que en conjunto no baja del notable y pone mimo y detalle en la recreación de la tensa y gris atmósfera de la América de Reagan en una época inmediatamente anterior el estallido colorista de la MTV. Para ponerse en contexto antes de afrontar esta cuarta temporada me permito recomendarles, con su permiso, que se pasen por aquí: http://goo.gl/nM3UPB

En efecto, es muy buena. Y la banda sonora ochentera de lo mejor.

Veo que nadie sabe el referente de esta serie. No la he visto, pero deduzco que es aquella magnífica película de Don Siegel titulada "Teléfono", en la que un grupo de ciudadanos estadounidenses de origen ruso están programados por los soviéticos para actuar contra instalaciones militares estadounidenses si reciben un mensaje (una poesía).

Esta serie tiene el pedigrí del mejor cine negro. Podemos dejar de lado lo políticamente correcto y lo que nos repele, y quedarnos con la esencia del cine: actuaciones fuera de serie , magnífica dirección, argumento serio, guiones muy adultos.
En cuanto a la trama, pues se trata de dos profesionales que trabajan para una empresa con la que unas veces están de acuerdo y otras no, con sus problemas laborales y de oportunidades. Trabajan con un "producto" intangible(ideología) que utiliza unas herramientas muy tangibles (ya lo creo...) para instalarse en su nicho de mercado. Ahora bien, hay otras empresas afines con su cuota de mercado ya establecida en el territorio que tienen el mismo negocio.
¿Hablamos de "buenos " y "malos" ? Yo no me atrevería....

Con ésta me pasa como con Dexter: te hacen ponerte del lado de gente bastante despreciable, así que produce una cierta incomodidad verla, que de momento se compensa con la calidad de lo que nos cuenta.


Y Matthew Rhys es un monstruo, se come con patatas a Keri Russell.

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