Maria O´Donnell

Sobre el autor

Maria O'Donnell. Periodista, licenciada en Ciencia Política, trabajó en dos diarios a lo largo de 15 años, fue corresponsal en Washington, y publicó dos libros políticos de actualidad (El Aparato y Propaganda K) Conduce La Vuelta por las tardes en Radio Continental.

Mr. Tompkins y el jaguareté

Por: | 26 de julio de 2012

   Me tomé unos días de vacaciones de invierno con mi familia, viajé a los Esteros del Iberá, en la provincia de Corrientes, al nordeste de la Argentina, y me encontré con una historia apasionante.

Esteros   Los esteros -un humedal gigantesco que se alimenta sólo por agua de lluvia, generador de un ecosistema único por su flora y fauna, al que acuden muchos turistas del mundo entero para observar aves, carpinchos, ñadúes, yacarés y vizcachas- tienen muchos puntos de acceso. Nosotros ingresamos desde Carlos Pellegrini. 

   Localidad pequeña, con una docena de hosterías y un camping con vista privilegiada a una laguna, en las calles de tierra de Pellegrini se advierte un tiene un único tema de debate: las intenciones de un millonario norteamericano llamado Douglas Tompkins.

   Recorriendo las pocas manzanas del pueblo, me topé con dos únicos carteles, bien vistosos: ambos acusan a Tompkins de estar urdiendo un plan para arrebartarle los esteros a los correntinos.

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    Al final del camino, el plan de Tompkins exige el regreso del máximo predador de este territorio: el yaguareté, un animal poderoso, que vendría a ser el rey de los esteros en el mundo animal. El rey de los esteros se extinguió en Corrientes por la caza indiscriminada, alentada por los terratenientes locales y la amenaza que representa para el ganado.


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  El yaguareté ha sido un símbolo de la hombría y del coraje para los correntinos, parte de las letras del chamamé, ritmo típico de la zona, y ha inspirado también al seleccionado argentino de rugby.

    YaguareteConocidos como Los Pumas, por su garra, los integrantes del equipo nacional de rugby le deben su logo a los yaguaretés. La prueba irrefutable está en el logo con pintas. Ningún puma tiene pintas, su pelaje es liso; pintas tiene el yaguareté. Pero no es un animal tan conocido en el mundo, de modo los rugbiers argentinos quedaron con nombre de puma y logo de yaguareté.

   Tompinks y su mujer Kristine, creadora de otra marca de ropa de mucho éxito en los Estados Unidos, Patagonia, vendieron sus acciones en las empresas hace unos cuantos años y empezaron a comprar grandes extensiones de tierra, con riqueza natural, en Chile y en el sur de la Argentina, en las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego. Pero llevan más de una década muy concentrados en los Esteros del Iberá. 

   Por ahora han conformando una reserva privada, sólo accesible desde sus estancias, El Rincón del Socorro y Los Alonsos, donde funcionan pequeñas hosterías para turistas de alto poder adquisitivo, en su mayoría ecoturistas. La pareja ha prometido que al final de camino, como ya lo hizo en el sur, donará las 130 mil hectáreas -algunas figuran a nombre de la pareja, otras de la Fundación Conservation Land Trust- para conformar un Parque Nacional.

   Con una condición: siempre y cuando la provincia Corrientes también done con la misma finalidad las 600 mil hectáreas que le pertenecen. 

   Los Esteros del Iberá gozan de una cierta protección desde que, en el año 1983, se creó un parque provincial; pero los campos que los rodean, dedicados a la agricultura y la producción de arroz, alteran o aprovechan los humedales en función de sus necesidades de producción. Si en los esteros se conformara un parque nacional, con un mayor grado de protección al de una reserva provincial, las condiciones podrían cambiar en función de la necesidad de preservar el medio ambiente. 

   Con el auspicio de hacendados de la zona, la Fundación Iberá Patrimonio de los Correntinos ha movilizado el sentimiento nacionalista en contra de Tompkins. También Luis D' Elia, en el año 1996, irrumpió en sus campos y acusó al norteamericano de impedir el paso de los pobladores locales.  

    Los tompkinsMientras tanto, los Tompkins siguen adelante con su plan de reintroducir las especies que se han extinguido en la zona. 

   Empezaron con los osos hormigueros, para lo cual la fundación ha contratado a un equipo de biólogos y veterinarios que recorre la provincia de Santiago de Estero rescatando ejemplares en peligro.

   Karina Spoerring, una joven danesa especializada en comportamiento animal que trabaja para la fundación, me contó que las crías viajan en el lomo de sus madres y que muchas veces quedan huérfanas, porque los cazadores y sus perros matan a las madres. Su trabajo consiste en alimentarlas hasta que estén en condiciones de ser liberadas en los esteros, con un collar que le permite a ella seguir cada ejemplar con una antena, realizar exámenes médicos, controles regulares durante meses, y finalmente, perder el rastro cuando considera que ya se pueden arreglar sin su ayuda. 

   El equipo de la fundación también reintrodujo ciervos y el próximo gran proyecto es el regreso del yaguareté. Aún evalúan si conviene traer uno salvaje o tomar una pareja que vive en cautiverio, y realizar el proceso inverso con una cría: lo llaman proceso de "asalvajamiento", y consiste en criarlo en condiciones que recrean lo salvaje para poder liberarlo sin que corra peligro su supervivencia.

   Los hacendados y muchos lugareños están, una vez más, en guardia contra los Tompkins. Temen que el rey de los esteros ataque a humanos, algo poco probable, o que se consuma el ganado, y ni la promesa del matrimonio de pagar por las vacas que puedan morir les trae sosiego: algunos dicen que la pelea por crear un parque nacional no es más que una excusa para enajenar a los correntinos de los esteros que les pertenecen.

 

La tribuna de Mariotto

Por: | 15 de julio de 2012

   Durante su primer mandato, Cristina Kirchner se quejó muchas veces de las dificultades que le acarreaba el no poder contar con la lealtad del vicepresidente.

   La ruptura con Julio Cobos, que sobrevino a poco de iniciada su primera presidencia, la empujó a cancelar viajes previstos al exterior, con tal de no delegar el ejercicio del poder en su vice.

  "Me quedo aquí porque cualquier medida que tienda a desestabilizar es responsabilidad mía, y el vicepresidente no cumple con su rol", declaró durante el verano del 2010, en medio de un tironeo con las autoridades del Banco Central, y para justificar la postergación de un visita oficial a China, nada menos.

   Con su famoso voto "no positivo" a la resolución 125, de julio del año 2008, Cobos había sepultado el intento del Gobierno por imponer retenciones móviles a las exportaciones agropecuarias, medida que fue muy resistida por las entidades del campo, con el acompañamiento de la oposición.

   A partir de ese momento, Cristina Kirchner le quitó el habla: consideró que Cobos había violado su deber constitucional. A criterio de la Presidente, la Carta Magna le imponía, más allá de convicciones o cálculos políticos personales, la obligación de laudar a favor del Poder Ejecutivo cuando le tocara votar (el vicepresidente, que cumple el rol de presidente del Senado, no pertenece al Poder Legislativo, y sólo interviene con su voto cuando se produce un empate, una situación excepcional que encierra en teoría un diseño institucional para inclinar en esas circunstancias la balanza en favor del Ejecutivo)

   Tras la suspensión del viaje a China, alguien le preguntó si en algún momento podía retomar el diálogo con Cobos (rara ocasión por cierto, ya que que la presidenta que prefiere los monólogos en cadena nacional, y casi nunca se encuentra con preguntas) Cristina Fernández respondió: “No se puede estar en la tribuna de River, gritando los goles de Boca”.

   En su metáfora, la tribuna de River venía a representar a la hinchada del Gobierno; y la de Boca, a la oposición.

Scioli mariotto

 

 

 

 

 

 

 

 

   Por estos días, hay quienes se preguntan si la conducta de Gabriel Mariotto, el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires impuesto a Daniel Scioli por Cristina Kirchner, tiene algún paralelismo con el rol destituyente que desde el kirchnerismo le atribuyeron a Cobos en el pico del conflicto con las entidades agropecuarias.

   Dicho de otra manera, la pregunta sería en qué tribuna se encuentra Mariotto. 

   Podrán preguntar también, seguramente los kirchneristas, en qué tribuna se encuentra Scioli. Pero la pregunta debe dirigirse a Mariotto, porque el mandato de Scioli como gobernador surge del voto popular, y el Poder Ejecutivo, como recordaban en la Casa Rosada en tiempos de la pelea con Cobos, es un órgano unipersonal, aunque tenga vices y ministros.

   Desde que el gobernador anunció que no contaba con los fondos necesarios como para pagar el medio aguinaldo a más de medio millón de empleados públicos, Mariotto trabó algunas de las soluciones que había imaginado Scioli. Se negó a votar una ley de emergencia económica (alegó que jamás aprobaría un ajuste de contenido neoliberal en la provincia), impidió una adhesión a la ley nacional de emergencia (interpretó que eso ya había ocurrido hace unos cuantos años) y finalmente, también parece estar en desacuerdo con la idea de prorrogar hasta el 2021 la licencia de los bingos (licencias que aún no están vencidas) a cambio del pago de un canon extraordinario que cubriría el rojo fiscal del momento.

   Cuando Mariotto hace saber su oposición, que es definitiva la del Gobierno nacional, Scioli desiste de la idea porque no quiere ir a una derrota política en la Legislatura, donde el kirchnerismo duro tiene suficiente representación como para impedir la sanción de las leyes que resiste.

   En el día de ayer, el vicegobernador dio un paso más: en lugar de expresar su oposición a una medida puntual de Scioli, objetó su modo de gobernar: comparó su eficiencia con la de Fernando De la Rúa, el presidente que abandonó la presidencia en un helicóptero y con un incendio a sus pies allá por el año 2001.

   "De la Rúa también ganaba todas las elecciones y tenía la mejor imagen desde 1973", dijo con un "también" que alude Scioli, a quien le atribuyen la propiedad del teflón porque su imagen pública resiste (o ha resistido hasta ahora) bastante bien los peores avatares políticos. "Así nos va cuando se trabaja para la televisión y los medios de comunicación y no para los trabajadores", siguió Mariotto.

   En diciembre del año pasado, después de estrenar su segundo mandato, ya con Amado Boudou de vicepresidente, Cristina Kirchner festejó el hecho de sentirse mejor acompañada. "¡No saben qué lindo es tener vicepresidente, ¡estoy tan contenta!", declaró al inaugurar una bodega de vinos.

   Scioli, en cambio, se debe estar cuestionando el haber aceptado que Mariotto lo acompañara en el 2011. En la provincia de Buenos Aires, la boleta ganadora que encabezó Cristina Kirchner para su reelección llevó a la fórmula Scioli-Mariotto como candidatos a gobernador y vice respectivamente.

   El kirchnerismo duro parece haber encontrado ya un destino para Scioli en el 2013: "En ese año podría liberarse del tormento de la administración y encabezar la lista de candidatos legislativos del Frente para la Victoria, con la lealtad a la presidente que proclama cada vez que se enciende una cámara y por la cual ha sido candidato a tres cargos distintos en 2003, 2007, 2009, y 2011", escribió Horacio Verbitsky en un recuadro de la columna que hoy publica Página 12, y que puede ser leída como el pronóstico más certero para anticipar los movimientos de Cristina Kirchner.

   En efecto, en el año 2009, Scioli formó parte del experimento de Néstor Kirchner con las candidaturas "testimoniales": dirigentes que, como el gobernador, tenían otro cargo y no pensaban dejarlo, pero se postularon igual, aún sabiendo que iban a renunciar a las bancas, con el único objetivo de sumar nombres importantes, y tal vez votos, a las boletas electorales.

  Esta vez, la invitación a Scioli a que se postule para legislador busca que -en efecto- asuma su banca y deje a Mariotto a cargo de la gobernación.

Cristina Kirchner y Scioli: enemigos íntimos

Por: | 09 de julio de 2012

   La relación entre los gobernantes de la Nación y de la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país, ha estado marcada por la necesidad mutua y por la desconfianza entre sus autoridades a lo largo de casi todo el período democrático que inauguró a fines de 1983. 

   La dinámica compleja del vínculo refleja la existencia simultánea de fuerzas que tienden hacia el conflicto y hacia la conciliación, porque conviven la competencia y la imposibilidad de separar los destinos, aún cuando el Poder Ejecutivo Nacional y la gobernación tengan el mismo color político.

   La tensión, que suele estar latente, se hizo demasiado evidente en las últimas semanas en la tensa convivencia entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador Daniel Scioli.

Scioli y cfk

   La Nación no quiso o no pudo cubrir todo el auxilio financiero que demandaba Scioli para pagar los aguinaldos de julio (aportó 1000 millones de los 2700 que pedía) y el gobernador anunció entonces un plan de pagos en cuatro cuotas, disparando un previsible conflicto con los gremios estatales.

   Más allá de las coyunturas, y de las motivaciones de los protagonistas, la tensión creciente es resultado de  una serie de reformas introducidas desde la transición democrática a esta parte, tanto en la Constitución como en las leyes que establecen los criterios para el reparto de fondos provenientes de la recaudación de impuestos federales que son "coparticipables" (es decir, aquellos que la Nación está obligada a girar según criterios preestablecidos que impiden la discrecionalidad).

   La provincia de Buenos Aires es terreno a conquistar para cualquier candidato con aspiraciones presidenciales o para cualquier mandatario preocupado por la gobernabilidad. Lo es mucho más desde que en 1994 la reforma de la Constitución eliminó el sistema de elección indirecta, que a través del colegio electoral moderaba el peso de los distritos más poblados, para pasar a un sistema que toma a todo el país como un único distrito.

   De ahí que muchos aliados del gobernador especulen con que Scioli haya visto los fondos retaceados como represalia por su sinceramiento público, al decir que aspira a ser presidente en el año 2015, y en respuesta a lo que él percibía como un embate en su contra liderado por el vicegobernador Gabriel Mariotto con la dirección de la Casa Rosada.

   Habitan la provincia más de 15 millones y medio de personas, un número que representa el 38.9 por ciento del total de la población del país, según cifras del último censo; y el fenómeno de la concentración es aún más acentuado si tenemos en cuenta que el 60 por ciento de los bonaerenses reside en el conurbano, el populoso el anillo que rodea a la ciudad de Buenos Aires, cuyos intendentes son grandes electores. Dicho de otra manera, casi cuatro de cada diez votantes, son bonaerenses.

   Al mismo tiempo, a largo de este período la provincia aumentó su dependencia de los fondos que le gira la Nación. En 1988 resignó participación en los fondos que le correspondían en el reparto de la coparticipación: del 28.5 por ciento que tenía asignado, pasó a percibir el 21.5 por ciento. Según funcionarios del Scioli, el retroceso por otros pactos fiscales ha significado un descenso cercano al 20 por ciento, mientras que ubican el aporte de la provincia a la recaudación nacional en un 37 por ciento. Modificar el criterio para el reparto no resulta un objetivo alcanzable desde que quedó establecido que cualquier modificación debe contar con la aprobación de las legislaturas de todas las provincias afectadas. 

   Medido por habitante, en el año 2011, recibió el equivalente de 1.763 pesos, el monto más bajo de todas las provincias, sólo superado por la ciudad de Buenos Aires, que tiene aún un régimen de semi autonomía por ser sede del gobierno federal (el monto corresponde a datos elaborados por la ONG Chequeado.com en base a cifras del Ministerio de Economía de la Nación). 

   Cuando Carlos Menem quiso asegurar su poder territorial, Eduardo Duhalde, su entonces vicepresidente le impuso en 1991 una condición para ir como candidato a gobernador en Buenos Aires: cierta autonomía financiera, que se tradujo en el Fondo de Reparación Histórica del Conurbano, que destinaba el 10 por ciento de la recaudación del impuesto a las ganancias para compensar aquellos puntos perdidos de la coparticipación.

   Pero luego se impuso un tope (650 millones de pesos), a partir del cual el excedente se repartía con otras provincias. Al quedar congelado en el tiempo el tope, otros distritos, como Córdoba y Santa Fé, pasaron a percibir por dicho concepto más fondos que Buenos Aires.

   En este contexto, las cuentas vuelven a los protagonistas cada vez más interdependientes entre sí, aún cuando es necesario introducir también en el análisis la forma y la eficiencia para recaudar fondos propios, y cómo asigna los gastos cada gobernador. Vendría ahí a tallar la discusión sobre las cualidades, o los defectos, de Scioli como administrador.

   Pero, más allá de la coyuntura, me interesa resaltar que es evidente que los grados de autonomía se han ido achicando. Porque en todo caso, Scioli y otros que lo precedieron llegaron donde llegaron por el dedo presidencial: han sido beneficiarios de la relación de fuerzas de la cual no pueden renegar. 

   No por nada, el grado de injerencia del presidente de turno en la elección del candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires ha sido creciente. Menem eligió a Duhalde; Duhalde eligió a Carlos Ruckauf, después quedó Felipe Solá; y Néstor y Cristina Kirchner, eligieron luego a Scioli. Tanto Ruckauf como Scioli eran dirigentes del peronismo de la ciudad de Buenos Aires, pero las necesidades electorales los convirtieron en gobernadores de la provincia de Buenos Aires. 

   Algunos conversos al kirchnerismo, como Julián Domínguez, titular de la Cámara de Diputados y hombre del interior de la provincia, despiertan ahora a la realidad del origen porteño de Scioli y señalan que sólo un bonaerense de pura cepa podrá solucionar los problemas del distrito (curioso, porque Domínguez fue un discípulo de Ruckauf, fue su jefe de campaña, su ministro de Obras Públicas y nunca objetó que viniera de la ciudad de Buenos Aires) Pero el problema parece bastante más complejo de solucionar que el planteo oportunista de Domínguez.

 

El enigma de Daniel Hadad

Por: | 01 de julio de 2012

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   A los 50 años, Daniel Hadad se desprendió de la radio AM más escuchada del país (Radio 10), de otras cuatro FM con mucha audiencia cada una (Pop, Vale, Mega y TKM) y de un canal de noticias bien posicionado (C5N). 

   Vendió hace pocas semanas y a muy buen precio el grupo de medios que supo construir de la nada; pero no estaba, ni está ahora, pensando en un retiro ni en volcarse a otra actividad. 

   La pregunta, entonces, es por qué vendió.  

   Hadad comenzó su carrera como un periodista con pocos escrúpulos, y en muy poco tiempo se transformó a sí mismo en un empresario exitoso. No hay que quitarle mérito a su olfato como periodista ni a su desempeño como programador de contenidos, porque supo elegir conductores que sintonizaron con la audiencia y el estilo que él pretendía. Como empresario también creció gracias a una particular habilidad que desplegó para utilizar los medios propios como un factor de presión y de negociación con los políticos y empresarios más poderosos del país.

   Con la venta, incrementó su cuenta bancaria de manera nada despreciable (trascendió una cifra de 40 millones de dólares). Aún así, es demasiado joven, demasiado ambicioso y audaz, como para pensar en un retiro. Pretendió radicarse una temporada en Miami, Estados Unidos, pero su mujer no quiso saber nada con mudar la familia. Por ahora se entretiene investigando sobre medios digitales y construyendo una red de páginas de noticias en toda América latina, con la que pretende darle dimensión regional al sitio web Infobae.com, el único medio que no le transfirió al Grupo Indaló, de Cristóbal López.

   López, un empresario muy ligado a los Kirchner, con negocios en el petróleo y el juego, es casi un extraño en el mundo de los medios, y debe estar acostumbrado a una rentabilidad que no encontrará ni en las radios ni el canal de televisión que acaba de adquirir. Tal vez compró como una ofrenda al Gobierno, para sacar del medio a un jugador que nunca terminó de despertar confianza en la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero es una hipótesis que tiene un costado débil, porque los medios de Hadad nunca lastimaron de verdad al Gobierno y la venta tampoco se puede considerar un castigo para él: al fin y al cabo, López le pagó un buen dinero.

   Es cierto que Hadad, como tantos otros empresarios, se entendía mucho mejor con Néstor Kirchner que con su sucesora y esposa. Con tal de tener un contrapeso al Grupo Clarín, Kirchner estuvo dispuesto a olvidar el pasado de Hadad, su relación con Carlos Menem, su ideología liberal a la argentina y los discursos de mano dura que pregonaban sus medios. Hadad, igualmente pragmático, pudo trabar una relación aceitada con el ministro de Planificación, Julio De Vido.

   Tras la muerte del ex presidente, De Vido se volvió intrascendente y creció la impaciencia de la presidenta con los medios Hadad (rezongaba mucho con los zócalos de las noticias). Cristina Kirchner lo convocó por última vez a la residencia de Olivos cuando ya terminaba el año 2010: estaba furiosa por la cobertura de la toma de tierras en el Parque Indoamericano, que fue reprimida por la Policía Federal, y se lo hizo saber. 

    Hadad igual siguió transmitiendo en vivo las apariciones de la presidenta que no iban por cadena oficial. Sus medios jamás investigaron o trataron temas que fueran sensibles de verdad para el kirchnerismo, y tan sólo el programa de Marcelo Longobardi, en Radio 10, alcanzaba a generar irritación verdadera en muchos funcionarios. Para no tensar la cuerda, Hadad evitó llenar de programas políticos, que son siempre más problemáticos, las noches de C5N.

    Con tantos cuidados puestos al servicio de una convivencia razonable, hasta el propio Hadad se sorprendió cuando otros periodistas plantearon que lo habían forzado a vender para acallarlo. Pareció exagerado el paralelismo trazado entre la transferencia del Grupo Hadad y lo que había ocurrido cuando Electroingeniería -otra empresa contratista, con amigos del poder, sin ningún interés previo en medios de comunicación- compró Radio del Plata. Los dueños de Electroingeniería modificaron la grilla hasta tener una programación totalmente afín al Gobierno, y perdieron así gran parte de su audiencia.

   López, en apariencia, pretende mantener a las principales estrellas de Radio 10 (aunque cometió la torpeza de designar como gerente de contenidos a Javier Romero, autor de un libro muy crítico hacia Hadad, de excelente relación con el Gobierno, y luego debió dar marcha atrás). Si deja las cosas como están, López alimentaría la otra hipótesis: que compró los medios de Hadad para cuidar sus propias espaldas, y no necesariamente, o no siempre, las del Gobierno también.

   Pero no cualquiera puede replicar las cualidad de equilibrista de Hadad, ni conoce tan bien las herramientas del periodismo como para ponerlas al servicio del negocio de los medios. Hadad era el único que lograba concentrar una pauta interesante de publicidad oficial del Gobierno nacional, de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad de Buenos Aires: Cristina Fernández, Daniel Scioli y Mauricio Macri, los dos principales aspirantes a sucederla en el poder, todos avisaban lo suficiente en los medios de Hadad como para mantener una buena relación.

   Entonces, ¿por qué vendió? 

   Antes de vender, estudió sus ingresos. Comparó el porcentaje, la relación entre la publicidad privada y pauta oficial, del 2011 con la que tenía una década atrás. Para su sorpresa, descubrió que había pasado de tener una relación 80 por ciento de publicidad privada, y el restante 20 por ciento, oficial, a tener mitad y mitad, con lo cual sus ingresos provenían en un 50 por ciento de los avisos de diferentes gobiernos.

   A la pregunta de cómo había aumentado su dependencia de los avisos oficiales de manera tan significativa, en la gerencia comercial le respondieron con una larga lista de clientes que pautaban en forma individual de manera generosa y que de un tiempo a esta parte pasaron a manos del Gobierno.

   Las administradoras de fondos privados de jubilación dejaron de existir; Aerolíneas Argentinas es ahora una sociedad del Estado en manos de La Cámpora; el correo era de Franco Macri fue estatizado, lo mismo con la empresa de agua; y las empresas de energía están quebradas y ya no ponen avisos. 

  En este panorama sobrevino la expropiación de las acciones de Repsol en YPF. Amigo íntimo de Sebastián Eskenazi, Hadad tenía en YPF-Repsol a su mejor avisador privado. Con cada vez menos ventanillas, la cuerda por la que caminaba para sostener la ecuación económica de sus medios se estaba tensando. 

   Depender demasiado de una única fuente de financiamiento atentaba contra su juego. Entonces Hadad eligió pegar el salto hacia adelante, y esperar.