Agotados, pero eufóricos, los diputados kirchernistas celebraron haber alcanzado la mayoría especial que exigía la reforma del Consejo de la Magistratura. Necesitaban sumar la mitad más uno del total de los miembros de la Cámara Baja, 129 votos como mínimo, para cambiar las reglas de juego de la designación y remoción de jueces. Con el nuevo sistema, si las elecciones acompañan, la Casa Rosada podrá manejar el Consejo de la Magistratura en pocos meses y sin tanto esfuerzo.
La oposición sostiene que la reforma viola la Constitución de 1994. Raúl Alfonsín abrió la puerta para la reelección de Carlos Menem, y a cambio le exigió que limpiara un poco la Corte Suprema de Justicia y que sacara el proceso de selección de jueces de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado para llevarlo a un ámbito con menor influencia del Poder Ejecutivo. Así nació el Consejo de la Magistratura, y la idea de que se integrara también con representantes de abogados, magistrados y académicos. Pero éstos ya no serán designados por sus pares, sino que irán a parar a las boletas de los partidos políticos, con un procedimiento único en el mundo.
Si no fuera por el artículo 114 de la Constitución, habría sido más sencillo volver al viejo sistema y terminar de una buena vez con el Consejo de la Magistratura. En defensa de los cambios dijeron que le devolvían el poder de decisión "a la gente" para eliminar el poder oculto de la "corporación judicial". Si los planteos de inconstitucionalidad no prosperan, el procedimiento que pondrá en marcha la presidenta Cristina Fernández de Kirchner será bastante excéntrico para el derecho comparado en su manera de integrar el Consejo de la Magistratura, pero el riesgo mayor está en el tipo de mayorías que alienta.
En su composición actual suma 13 integrantes:
- 6 representantes del Congreso (tres senadores, tres diputados)
- 1 representante del Poder Ejecutivo
- 2 abogados elegidos por sus pares
- 3 representantes de magistrados
- 1 académico
Con la nueva ley, serán 19 en total. Suma un abogado y cinco científicos o académicos que ya no necesitarán ser abogados (antes corrían para ser miembro del consejo los mismos requisitos que para que integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación) De este modo, científicos y académicos de cualquier ámbito igualarán en número a los legisladores nacionales.
Ahora veamos cómo se reparten entre mayorías y las minorías:
- 2 senadores por la mayoría, 1 por la primera minoría.
- 2 diputados por la mayoría, 1 por la primera minoría.
- 2 abogados por la mayoría, 1 por la primera minoría.
- 2 jueces por la mayoría, 1 por la primera minoría.
- 4 académicos por la mayoría, 2 por la minoría.
Como las elecciones a consejeros van a coincidir con las presidenciales (este año será la excepción: en un sistema de transición se van a elegir en las primarias previas a las legislativas), el oficialismo de turno (en el escenario más probable) contará con la fidelidad de 13 de los 19 integrantes del Consejo de la Magistratura (sumo en esta cuenta al representante del propio Poder Ejecutivo). Número más que suficiente para manejar sin sobresaltos la conformación de las ternas y la remoción de los jueces.
El viejo consejo exigía una mayoría de dos tercios para las decisiones importantes, pero merced a los cambios que aprobó esta semana la Cámara de Diputados -ahora tiene que volver al Senado, donde saldrá como un tubo- diez votos serán suficientes para cualquier decisión. Porque para cualquier votación bastará con la mitad más uno del total de los miembros.
Salvo que no tenga mayoría en alguna o en ninguna de las cámaras del Congreso, el oficialismo de turno contará con 13 votos, y le alcanzará con apenas 10 para elegir y remover jueces.