Antes, los intendentes de la provincia de Buenos Aires se conformaban con ser amos y señores en sus territorios, los municipios.
Procuraban mantener bajo control al Concejo Deliberante, acceder al mayor numero posible de reelecciones y colocar a un pariente o aliado como legislador provincial; los más ambiciosos soñaban, tal vez, con pasar una temporada en La Plata como ministro del gabinete del gobernador.
Cuando digo antes no refiero un tiempo tan lejano, sino al tipo de liderazgo que construyeron los intendentes bonaerenses a partir de 1983, y a un modelo que funcionó a lo largo de dos décadas.
La reforma de la Constitución en 1994 inoculó las condiciones que iban a terminar con la era de los caudillos sin ambiciones más allá del terruño, pero su efecto en la dinámica de la política no se hizo sentir de manera inmediata.
Los convencionales constituyentes eliminaron la intermediación del colegio electoral, un sistema que moderaba el peso de la provincia de Buenos Aires en el resultado final de una elección presidencial (muchas veces me he preguntado por qué aceptaron los gobernadores una reforma que debilitó tanto al federalismo, y encuentro la respuesta en el rol de las provincias con riquezas mineras y petroleras, que obtuvieron a cambio la titularidad sobre los recursos naturales).
Con la introducción del voto directo por distrito único, los intendentes del conurbano -el anillo que rodea a la ciudad de Buenos Aires, el territorio mas poblado del país- pasarían a ser los grandes electores de la escena nacional.
Porque además del cambio en el sistema electoral se produjo un fenómeno creciente de "peronización" del conurbano, y el Partido Justicialista ya nunca más dirimió sus internas con el voto popular, como había ocurrido cuando Carlos Menem le ganó a Antonio Cafiero, en el preludio de las presidenciales de 1989. Todo contribuyó para potenciar el poder de los intendentes de distritos populosos, que antes se veían relegados en las grandes ligas por los gobernadores de provincia. Al resolver la interna peronista en su territorio, terminaron siendo ellos quienes inclinan la balanza general a un lado o al otro.
El rol creciente de los caudillos del conurbano resultó evidente en la elección que Nestor Kirchner le ganó a Menem, en 2003. Kirchner, un patagónico desconocido en el resto del país, se impuso en distritos muy poco poblados, insignificantes para la cuenta general, y sacó la diferencia que lo colocaría en la segunda ronda (de la cual Menem iba a desertar) gracias a Eduardo Duhalde, quien le ofreció los votos del conurbano.
(Ironías del destino: Duhalde había creído que, después de la reelección de Menem, él seria el primer beneficiario del voto con distrito único en todo el país, porque había sido pionero en la estrategia de proyectar el potencial electoral de los barones del conurbano más allá de sus fronteras.)
Kirchner entendió que debía su triunfo a la provincia de Buenos Aires y actuó en consecuencia. En 2005 colocó a su mejor carta, Cristina Fernandez de Kirchner, como candidata a senadora para borrar la influencia de Duhalde de una vez por todas; en 2009, él mismo se mudó de distrito para encabezar (con mucho menos éxito) la boleta de diputados nacionales.
Ahora estamos frente a una etapa más avanzada del mismo proceso: los intendentes ya no se conforman con ser electores.
Quieren ser protagonistas con la fuerza de los números: el 26 por ciento del total del padrón del país vota en el conurbano. Uno de cada cuatro electores.
El salto en sus ambiciones coincide, además, con una renovación generacional.
A los nuevos, ya los interesa trabajar para otros. La vieja guardia, la que nació con esta etapa de la democracia -formada por los "viejos" como Hugo Curto (Tres de Febrero), Raul Othacehé (Merlo), o Alejandro Granados (de Ezeiza, recién nombrado ministro de Seguridad)- está en retirada.
Los que llegan tienen otro juego: basta con echar un vistazo a las elecciones de octubre próximo.
La irrupción del Frente Renovador de Sergio Massa, intendente de Tigre, se impuso como la gran novedad de las primarias. El Frente, según Massa, resultó de una suma de voluntades de intendentes de la provincia de Buenos Aires, del interior y del conurbano, con representación en las principales secciones electorales.
Massa armó el tablero partiendo de su fortaleza en el conurbano norte (con su municipio como bastión de la primera sección electoral); Dario Giustozzi, intendente de Almirante Brown y segundo de la lista, con área de influencia en el sur (y en la tercera sección electoral, la más poblada); en alianza con los distritos que en otro tiempo fueron los únicos radicales del conurbano, con Gustavo Posse (San Isidro) y Jorge Macri con la pata PRO (Vicente López) y con un grupo con influencia en la franja media, con Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Joaquín De la Torre (San Miguel) y Gabriel Katopodis (San Martín), todos ellos con la misión de achicar la diferencia que descontaban obtendría el oficialismo en La Matanza, el más populoso entre los populosos.
Cristina Fernandez de Kirchner respondió al armado de Massa con su misma lógica, una señal temprana de su error de lectura del escenario que se abría en octubre en la provincia de Buenos Aires de cara al 2005. La presidenta eligió para ubicar al frente de la boleta del Frente para la Victoria a un intendente joven, de un distrito grande, con una historia de vida de superación de un cáncer. Así nació Martin Insaurralde desde Lomas de Zamora como candidato.
En los últimos días, desde el campo de Massa e Insaurralde, se acusaron unos a otros de ser candidatos a un cargo que no pretenden asumir, porque -si pudiesen elegir- preferirían permanecer en el terruño que perderse entre 257 diputados nacionales en un Congreso que no ofrece nada muy apasionante para un político sin pasión por la práctica legislativa.
Pero aquel tiempo ya pasó: los intendentes podían ser candidatos testimoniales, como lo fue Massa de Kirchner en el 2009, cuando se integraban a la boleta por indicación de un tercero (que creía prevenir de esa manera posibles traiciones). Ahora sienten que arriesgan capital propio si defraudan al electorado. Porque juegan por voluntad propia y ponen en riesgo ambiciones propias, las que van mas allá de octubre.
Hay 9 Comentarios
me encanta que el internet sirva para educarme como me educas vos maria te ADMIRO SIEMPRE te escucho cuando quiero "huir de las bandas " maniqueas (GOBIENRO-378-DURODE DOMAR...CLARIN , TN LANATA) DE la DINAMICA : TODO ESTA"BIEN"- TODO ESTA "MAL" TE AGRADESC QUE SEAS LA ALTERNATIVA PENSANTE Y REFLEXIVA
Publicado por: marcelo | 31/10/2013 0:11:30
Hay otra dimension que no se puede soslayar y es la corrupcion en el conurbano primero de los barones y ahora de sus descendientes, la relacion con el juego y la recoleccion de residuos como los principales negocios y tambien el intrincado entramado entre punteros politicos barras bravas y droga
Publicado por: Marcelo | 10/10/2013 17:34:49
Maria, lo tuyo ya es mera descripción ? no tenes nada para aportar ?
Publicado por: celia | 06/10/2013 21:36:15
El título de la nota dice mucho de la forma en que se hace política y se accede al poder en Argentina. Sigamos así que vamos bárbaro.
Publicado por: Carlos Daneri | 06/10/2013 4:06:50
termina mal....
Publicado por: raul | 05/10/2013 17:19:42
Demoscopia, ese costoso deporte argentino... http://bit.ly/16EyyM6
Publicado por: Doc44 | 03/10/2013 18:24:50
esta diciendo Leuco que si sumas a todos los votos peronistas en las paso son mas del 70%!!!!!!!!!
Estamos en el horno!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Publicado por: silverio | 01/10/2013 20:50:09
Todos son una lamentable construcción del periodismo, Massa especialmente, al que todos lo inflan como si fuese un mesías y no es mas que otro arribista con berretines de presidente
Publicado por: lilian | 01/10/2013 3:32:59
estos burócratas lamentables menemistas-duhaldistas-kirchneristas y en el futuro massistas, que poco cerebro el del electorado argentino. Son todos lo mismo, venian de la mano del anterior peronista delincuente (duhalde de menem, kirchner de duhalde, massa de kirchner), lo usan, lo traicionan, y siguen haciendo lo mismo, corrupción y populismo, con otro alias, menemismo, duhaldismo, kirchnerismo, massismo
Publicado por: silverio | 30/09/2013 17:09:35