Maria O´Donnell

Sobre el autor

Maria O'Donnell. Periodista, licenciada en Ciencia Política, trabajó en dos diarios a lo largo de 15 años, fue corresponsal en Washington, y publicó dos libros políticos de actualidad (El Aparato y Propaganda K) Conduce La Vuelta por las tardes en Radio Continental.

Postales de la transición

Por: | 24 de noviembre de 2013

Cristina Fernández de Kirchner emergió de su operación, después de 47 días de licencia, algo cambiada. La primera señal, la más superficial, vino de la mano de su vestimenta: dejó atrás el riguroso luto y se dejó ver con una camisa blanca, en el extraño video que filmó su hija Florencia. Por el tono y la actitud, parecía el regreso de una diva a la televisión, antes que la vuelta de una presidenta que busca despejar incertidumbres tras un largo período de ausencia.

Cfk simon

 

Así y todo, el filósofo kirchnerista Ricardo Forster, en un esfuerzo encomiable, interpretó que la presentación en sociedad de dos de los regalos que recibió tras operarse de un hematoma en el cerebro -un pingüino de peluche y de un perro al que bautizó Simón, regalo de un hermano de Hugo Chávez- encerraba un mensaje en verdad profundo. Desde su cuenta @ForsterRicarcardo escribió: “Leer los símbolos, tarea siempre fascinante: entre el pingüino y Simón. Claro y contundente modo de sostenerse en una herencia política”.

El mismo lunes, a las pocas horas, Alfredo Scoccimarro, el vocero de la Presidenta anunciaba cambios en el gabinete. Resultó tranquilizador saber que Fernández de Kirchner había tomado nota de la derrota sufrida en las elecciones legislativas del 27 de octubre, acaecida mientras ella se encontraba de licencia médica.

El jefe de gabinete obediente, el de los mandados sin ningún peso propio, como había sido Juan Manuel Abal Medina, era un lujo que ya no se podía permitir, mucho menos cuando la salud le exige una mayor cuota de delegación del poder. A Jorge Milton Capitanich, alias Coqui, gobernador del Chaco, dirigente pragmático con algún grado de amistad con la familia Macri, muy alejado del discurso militante con lenguaje épico, le gusta hablar de metas. De por sí, las metas son más pragmáticas que "el proyecto".

Capitanich

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y le gusta hablar en público también, y deja que le hagan preguntas. Otra novedad. El nuevo jefe de gabinete ocupó rápido el centro de la escena: juró el miércoles, y al día siguiente recibió a los movileros muy temprano por la mañana, con la promesa de que lo hará todos los días.

No es una máquina de entregar definiciones, más bien les escapa, pero alguna que otra cosa es posible deducir de sus respuestas: buscarán devolverle algo de credibilidad a las estadísticas; van a recortar (por fin) subsidios a los servicios públicos en el área metropolitana; no van a desdoblar (al menos por ahora) el tipo de cambio; e insistirán con los acuerdos de precios, aún cuando con Guillermo Moreno resultaron ineficaces para luchar contra la inflación.

Capitanich habla, y habla también de economía, otra novedad.

  Equipo kicillof

 

 

 

 

 

 

 

Con la salida de me-quiero-ir Hernán Lorenzino, quien seguirá negociando la deuda (y se va por fin, de embajador ante la Unión Europea), los cargos se acomodaron a la realidad. Axel Kicillof, que ya era mucho más influyente que Lorenzino siendo en teoría su subordinado, juró como ministro de Economía. Los cambios le dieron la posibilidad de nombrar a todos sus colaboradores, y ahora el equipo económico tiene la cohesión que antes le faltaba. Horas antes, Fernández de Kirchner había aclarado que, lejos de ahuyentar empresas, se asociará con quien se tenga que asociar, como ya lo hizo con Chevron, con tal de conseguir los capitales necesarios para explorar en Vaca Muerta.

Los dos funcionarios sobrevivientes de la etapa anterior se destacaron en la jura por ser los únicos mayores de 45 años. El secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, se diferenció también por el traje. Todos los demás adoptaron el mismo estilo que Kicillof: camisa clara, saco oscuro, y nada de corbata. Del equipo de Guillermo Moreno no quedó más que Beatriz Paglieri, quien permanece en la secretaría de Comercio Exterior.

Chau moreno

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La salida Moreno, que lo tomó por sorpresa, debería facilitar el camino para revertir uno de los desatinos más grandes de este gobierno en materia económica, la intervención del Indec y la manipulación de sus índices de inflación, pobreza, indigencia y otros tantos. La despedida “homenaje” que le hicieron a Moreno en el programa cabecera de la propaganda del Gobierno puede resultar un indicio interesante de la inquietud que en ciertos sectores del kirchnerismo duro despiertan las últimas decisiones de Fernández de Kirchner: el temor a que les haya llegado el momento a ellos también (no son pocas las figuras del Gobierno que creerían oportuno cerrar la etapa 6,7,8 de la comunicación dirigida sólo a los creyentes fervientes).

Muchos kirchneristas de la vieja guardia se habían alarmado ya con la elección Martín Insaurralde como candidato en la provincia de Buenos Aires. Ajeno a las críticas, Insaurralde pasó toda esta semana trascendente de paseo en Miami con Jésica Cirio, su novia modelo a quien había acompañado a un desfile de la revista Caras que resultó la excusa perfecta para un encuentro amistoso de la pareja con Sergio Massa y su mujer, Marina Galmarini.

Parejitas

 

 

 

Hacia dónde va el cristinismo en sus últimos dos años de Gobierno es demasiado temprano como para dictar sentencia. Pero decir que todo sigue igual que antes, igual que antes de la operación de la presidenta, igual que antes de la derrota en octubre, equivale a ignorar las señales que crujen hacia adentro de esta fuerza política que lleva diez años en el poder y que ha iniciado una etapa de transición, con destino por ahora incierto. 

Criterios

Por: | 04 de noviembre de 2013

  Sabbatella

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Corte Suprema de Justicia despejó el camino para que la Ley de Medios se aplique de una vez, pero el fallo contiene además una serie de consideraciones que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha decidido ignorar, porque limitarían la discrecionalidad que le ha permitido incidir sobre el contenido de una gran cantidad de medios, con una íntima justificación: que debía compensar el peso de las críticas descarnadas del Grupo Clarín.

Según una mayoría de integrantes de la Corte, la ley que obliga al Grupo Clarín a desarmar su poderío mediático mediante la venta compulsiva de licencias (en su mayoría, de televisión por cable) en nada contradice los principios que la Constitución consagra.

Algunos jueces del tribunal –aún con una postura que se adivina escéptica, según la interpretación que recomiendo leer del abogado Gustavo Arballo- plantearon que no les corresponde a ellos juzgar cuáles son las intenciones del Poder Ejecutivo (por ejemplo, determinar si su único objetivo es desguazar a Clarín). Su rol en este caso consistió en examinar si una ley aprobada por el Congreso nacional viola la libertad de expresión.

Una mayoría respondió que la concentración de medios sí puede sofocar la pluralidad de voces, y que no es cierto, como señalaron los abogados del grupo, que sólo medios con una cierta rentabilidad, garantizada por el volumen, tengan la independencia necesaria como para ejercer un periodismo crítico del poder de turno.

Sin embargo, para la etapa que viene -la aplicación de la ley- el fallo considera fundamental que la ejecución sea pareja para todos los grupos de medios.  Si no respetaran los principios de ecuanimidad, entonces sí se estaría lesionando la libertad de expresión, advierte. Porque el trato desigual para diferentes grupos de medios introduce la discrecionalidad, y así surge el riesgo del reparto de premios y castigos según contenidos.

Pocas horas después de que se conociera el fallo entrevisté por Radio Continental a Martín Sabbatella, ex intendente de Morón y hoy titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, AFSCA (aquí el link al audio de la entrevista completa). Hablamos de la notificación al Grupo Clarín de los plazos que ahora rigen para su adecuación y le pregunté por las dos políticas que según el fallo de la Corte sí pueden lesionar la libertad de expresión: el reparto discrecional de la publicidad oficial y el uso de los medios públicos como herramientas de propaganda. 

   Su respuesta:

   - Coincido con las preocupaciones de la Corte, y digo que no hay ningún problema en ese sentido. Ese riesgo no se corre porque la pauta publicitaria se distribuye con un criterio acertado- se plantó Sabbatella.

   - Si no hay ningún criterio (para el reparto de la publicidad oficial)- objeté.

   - Cuando la justicia intervino, en alguna situación en particular, lo que hizo el Estado fue cumplir con los fallos de la Justicia- siguió  en alusión al reclamo de editorial Perfil, que llegó hasta la Corte Suprema, cuando en represalia por sus contenidos decidieron que ya nunca más pondrían ni un aviso.

   - No cumplieron (con el fallo).

   - Se cumple puntualmente y todos los meses se rinde cuenta a la Justicia del cumplimiento de la misma- insistió Sabbatella. 

(Hoy mismo, el director de la editorial Jorge Fotevecchia cuenta en la contratapa el diario cómo después de años de litigio y de muchos fallos favorables, incluido uno de la Corte Suprema, tanto el diario como la revista Noticias siguen siendo discriminados con relación a diarios y revistas de similar tirada. El artículo se titula: "No se cumplen los fallos de la Corte Suprema"). 

   Insistí con Sabbatella:

   -¿Cuál es el criterio? Yo no conozco ninguno…

   - No pertenece a mi área, pero te puedo decir algunas cuestiones concretas. Hay creo que alrededor de 22 mil millones de pesos de publicidad privada anual, y la publicidad oficial no llega al 9% de esto.

    - Eso no es cierto: porque esas cifras no tienen en cuenta ni los organismos descentralizados del Estado ni Fútbol para Todos.

   - Eso es otra cosa. Se distribuye, algo que yo sí conozco, es distintos medios del interior del país que garantizan con un criterio bien federal y bien plural.

    - Sabbatella hablemos de verdad- me impacienté.

   - Estoy hablando de verdad- se ofendió.

   - Criterio quiere decir…- intenté matizar- Cuando uno dice que hay criterios es que yo puedo saber cuáles son los criterios que utiliza el Poder Ejecutivo.

   - Criterio de fuerte contenido federal con distribución en todo el país.

   - No es cierto. Hay cuatro medios nacionales que concentran la pauta y son los más afines al Gobierno, con fuerte concentración en cobertura nacional.

   - Hay una distribución muy federal, en más de 500 medios de todo el país, donde esa publicidad privada no llega porque no les interesa, en cambio a los grandes grupos sí.

   - Puedo entender y estaría de acuerdo: no creo que los medios de mayor audiencia sean los que tienen que abarcar más publicidad. Pero no hay criterios objetivos fijados por ley: manda la lapicera de Juan Manuel Abal Medina (el jefe de gabinete).

   - Es un criterio que tiene esta concepción federal federal que garantiza la pluralidad de voces.

   - No es cierto. No es cierto. Los grandes concentradores de la publicidad oficial son..

   - Así podemos quedarnos toda la tarde..

   - Los que concentran la publicidad concentran la publicidad son (los medios de) Cristóbal López, Szpolsky, América 2...

   - Es tu opinión, no es así.

   (Todos los datos disponibles, que son cada vez menos, demuestran que los medios afines al Gobierno son los que más concentran publicidad oficial: justo ese mismo día tenía en mi programa de radio la columna de Chequeado.com, que le habían dado un "falso" a Sabbatella por este mismo tema).

   - Sinceramente, dan ganas, ahora que tienen el fallo de la Corte que les dice que tienen razón, que es constitucional, que tengamos además una ley que nos indique cómo repartir la publicidad oficial y tengamos medios públicos que sean públicos- insistí.

   - Tenemos un sistema de medios públicos que nos tiene que enorgullecer, hay una transformación extraordinaria.

   - Son dos cosas diferentes: una cosa es la calidad de lo que entrega y otra cosa es que respete el criterio de pluralidad que exige la ley en los noticieros por ejemplo.

   - Veo un noticiero plural.

   - De cual Juan Miceli salió eyectado por una pregunta inoportuna a dirigente de La Cámpora.

   - Yo vi un noticiero plural.

   - ¿Ustedes no regularon publicidad oficial en Morón?

   - Si, regulamos con una ordenanza después de audiencia pública. Es distinto lo que es un gobierno local, de cercanía y proximidad, que la cuestión más general del país.

Todo indica que Sabbatella, ejecutando órdenes superiores, ha decidido desperdiciar la oportunidad que el fallo de la Corte Suprema le ofrece para avanzar sin abrir la puerta a nuevos planteos judiciales. No escucha siquiera voces como la del periodista Horacio Verbitsky, quien desde su columna habitual de Página 12 escribió ayer que ahora sí llegó la hora de regular el reparto de la publicidad oficial (también mencionó que sería oportuno sancionar una ley de acceso a la información pública).

Queda demostrado que, aquella política que algunos postulaban como transitoria (hasta que el Grupo Clarín cumpla con la ley), esconde la intención duradera de utilizar la discrecionalidad del poder para influir sobre el contenido de los medios. 

El País

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