En estas horas agitadas, el ministro de Economía, Axel Kicillof, ha decidido que no tiene por qué comunicar medidas en los medios que integran lo que él llama “el aparato desinformativo que busca desestabilizar al Gobierno”.
El anuncio del viernes pasado – que a partir de mañana se levanta la prohibición para comprar dólares con fines de ahorro, aunque la AFIP deberá autorizar cada venta del Banco Central- fue muy escueto y corrió por cuenta del jefe de gabinete, Jorge Capitanich. Kicillof apenas asomó, cuando ya se iba de la sala de prensa, para decir, con fastidio, que aquellos que afirman que el dólar oficial terminará cerca de los 13 pesos son los mismos que avalaron la convertibilidad que llevó a la Argentina a su fundición.
Luego, un comunicado de la Casa Rosada incorporó otra novedad. Dado que el dólar oficial ha trepado tanto en los últimos días, el recargo del 35 por ciento para las compras con tarjeta en moneda extranjera, volvería a ser del 20 por ciento, como lo fue en alguna etapa de este período que ya lleva dos años de restricciones para acceder a la compra de dólares y en dólares. El comunicado tuvo dos versiones, y en la última, el párrafo sobre las tarjetas había desaparecido (lo siento, pero la interpretación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sobre el uso perverso del término desaparecer me excede). Luego, Kicillof, en un reportaje con Víctor Hugo Morales en Radio Continental reafirmó que sí, que el recargo bajaba al 20 por ciento. Pero él mismo informó de un nuevo cambio en un reportaje que publica hoy Página 12.
“El paso del 35 al 20 por ciento no será implementado este lunes (por mañana). El turismo interno este año mejoró mucho y la gente que quiso viajar la exterior viajó. Es la gente de alto poder adquisitivo, que pudo gastar sin límites en el exterior a través de su tarjeta de crédito”, afirmó Kicillof. Gastos “sin límites”, dijo, como quien dice que con eso ya es suficiente ventaja.
Los entrevistadores de Página 12 no preguntaron si, con el dólar bastante más caro, tiene sentido mantener la última restricción que habían impuesto para las compras por Internet en el exterior: un máximo de dos por año, con una franquicia de 25 dólares por persona, y un impuesto del 50 por ciento del valor de la compra, todo contralado por la AFIP, que le exige al correo la presentación de un formulario para liberar el paquete. Salvo libros, obras de arte y medicamentos con receta, que no tienen límites en cuanto a cantidad de órdenes, para todo lo demás, quien quiera recibir más de dos envíos debe registrarse como importador.
El otro tope que los empleados de la Aduana en el aeropuerto de Ezeiza aplican de manera aleatoria establece un máximo de 300 dólares libre de impuestos de en compras el extranjero, por mes. La cifra fue establecida hace ya décadas; en usos y costumbres, sólo regía para la compra de aparatos electrónicos o algún otro objeto de valor. Hasta donde pude averiguar, existe una resolución que exceptúa de la cuenta a las compras “para uso personal”, como podría ser alguna prenda, un libro o algún recuerdo de viaje. Pero en los últimos tiempos, de control sobre las compras en dólares, la inspección queda librada a la discrecionalidad de quien se encuentre de turno y puede ocurrir que consideren que toda la valija está sometida al tope de 300 dólares.
Por lo que declaró Kicillof en Página 12, levantar los recargos sobre las compras y los viajes al exterior no está sus planes, porque se trata de contribuyentes de buen poder adquisitivo, y anticipó también que la adquisición de dólares será autorizada a partir de mañana por la AFIP con el criterio de “beneficiar a los de abajo”. Había dicho Capitanich que sólo venderían dólares a quien declare ingresos y pague impuestos consistentes con sus requerimientos. El ministro de Economía incorporó otra novedad: la de un sesgo del sistema de autorización, cuya fórmula no conocemos por ahora, hacia el pequeño ahorrista. De todos modos, Kicillof aclaró que será un proceso paulatino, como para bajar expectativas.
En cuanto a las empresas, el ministro admitió que dos años de cepo cambiario no impidieron (más bien lo contrario, alentaron) un mecanismo para compra de dólares conocido en la jerga como “contado con liqui":
- - A través de operaciones financieras sofisticadas con títulos públicos, el sector financiero, junto con sectores económicos más concentrados, consiguió sacar y entrar dólares en Argentina por un total de 30 mil millones de dólares desde que se implementaron las medidas hasta ahora. Los peces gordos que eludieron las restricciones hicieron sus negocios a través del contado con liquidación, una maniobra legal.
Así, Kicillof admite que las restricciones de estos años drenaron las reservas del Banco Central con un mecanismo perfectamente legal, mientras el Gobierno impedía el acceso al dólar al pequeño ahorrista. El drenaje empujó en los últimos días una devaluación del peso abrupta, que Cristina Fernández de Kirchner había dicho que jamás permitiría, en un contexto de inflación que presiona sobre precios.
Es curioso, porque, así y todo, Kicillof dice que la imposición del cepo (aunque él lo llame de otra manera: sólo refiere a “las medidas”), que ahora ha levantado sólo en forma parcial, resultó una decisión acertada.
Actualización del lunes 27 de enero: sin la presencia de Kicillof, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, anunció que los contribuyentes podrán destinar hasta un 20 por ciento de sus ingresos declarados a la compra de dólares, y el Banco Central venderá un tope de 2000 dólares por mes por persona. Sólo podrán adquirir dólares quienes perciban como mínimo un ingreso de 7200 pesos (según la cotización actual, más el 20 por ciento de pago a cuenta de ganancias que encarece la compra de divisas, alguien con ese ingreso podría comprar unos 140 dólares por mes como mucho). El sesgo hacia los sectores de menores ingresos que había prometido Kicillof tampoco aparece en esta fórmula...