Antonio Pastor-López
Los ecosistemas mediterráneos ocupan áreas con características peculiares en diversas áreas de la Tierra. Su déficit hídrico debido al régimen pluviométrico irregular y altamente estacional imperante en el clima mediterráneo, ha hecho que los organismos que constituyen sus comunidades animales, vegetales y microbianas presenten ejemplos de adaptaciones e interacciones para sobrevivir bajo condiciones de estrés ambiental. Además de ello, por el relieve, las características del litoral y otros factores del medio físico se establecen en el ambiente litoral comunidades en ambientes altamente salinos o cambiantes (dunas) con especies únicas adaptadas a dichos hábitats extremos. Sin embargo el factor más determinante en los ecosistemas mediterráneos es la presencia humana. La historia del ser humano en el Mediterráneo está ligada al medio y ha modelado desde hace miles de años el paisaje natural del mismo. Desde hace pocas décadas, hemos sometido a los ambientes mediterráneos una presión antrópica sin precedentes. El turismo, convertido en fenómeno de masas, ha cambiado la fachada litoral del mar Mediterráneo y de los ecosistemas litorales. En muchos casos ha supuesto la destrucción, perdida de hábitats o su deterioro; es el caso de lagunas litorales, sistemas dunares o costas acantiladas invadidas por residencias humanas u obras civiles como puertos y otras infraestructuras. La globalización ha aumentado el comercio y consecuentemente el transporte de mercancías y personas. Este hecho ha supuesto el crecimiento exponencial de especies invasoras muchas de ellas de ambientes más cálidos que el mediterráneo, que al amparo del aumento global de las temperaturas han prosperan y se convierten en plagas, dando lugar a enfermedades animales y vegetales. Por ello es preciso realizar un análisis de la problemática medioambiental mediterránea que permita priorizar la adopción de medidas que solucionen o mitiguen las disfunciones de nuestro medio natural.
Plagas y enfermedades en ecosistemas mediterráneos. Globalización.
Ya he comentado que la presión antrópica y el comercio masivo suponen el peligro de introducción de especies que pueden causar problemas en los ecosistemas mediterráneos. Un caso reciente ha sido la epidemia del picudo rojo de las palmeras. Se trata de un insecto de origen ajeno al Mediterráneo, en zonas del medio Este y Asia. En muchos casos la localización remota de palmeras en oasis desérticos o la lejanía geográfica mantenía el insecto controlado. Hace menos de dos décadas se detectó en palmeras de ambientes mediterráneos españoles. Como resultado de la introducción y transporte ilegal de palmeras, se ha extendido por todos los países mediterráneos. En muchos casos, la construcción masiva de urbanizaciones con jardines con palmeras infestadas contribuyó a la expansión de la plaga. El picudo también ha invadido todos los países del mundo con palmerales naturales o plantaciones comerciales. En el Mediterráneo el picudo amenaza el patrimonio histórico, paisajístico y natural asociado a los palmerales.
Protección del medio marino y litoral mediterráneo.
El medio marino y litoral del Mediterráneo presenta una riqueza innegable. Además de contribuir a nuestra seguridad alimentaria, tanto por las especies explotables como cultivables, es sin duda un recurso natural a conservar cuya explotación sostenible es un recurso turístico para los visitantes de la cuenca mediterránea. Investigadores como el profesor A. Ramos, de la Universidad de Alicante, asociados al Máster MAGEM (Master en Análisis y Gestión de Ecosistemas Mediterráneos), fueron pioneros en la constitución de la Reserva Marina de Tabarca, en el litoral mediterráneo alicantino.
El medio físico marino. Desarrollo medioambiental.
Sin duda alguna la presión antrópica y en el litoral mediterráneo ha modificado el medio. En muchos casos la construcción de infraestructuras como puertos o edificios sin estudios del medio físico ha puesto en peligro el mantenimiento de playas de nuestro litoral. Otros factores como el oleaje hacen peligrar la integridad de la costa y suponen un factor de riesgo para las poblaciones. La explotación sostenible de recursos marinos es también una necesidad.
Economía medioambiental.
Es imprescindible incluir nuevos paradigmas en los aspectos que rigen la economía. El concepto lineal de la economía, que considera los recursos ilimitados y el desarrollo económico de espaldas al medio, debe ser abandonado. En su lugar es preciso y posible, por las herramientas y la globalización de las actividades económicas, crear un paradigma que traslade a la economía la estructura circular de muchos de los balances de los ecosistemas.
Optimización de la evaluación de impacto ambiental.
La degradación de los bienes y servicios de los ecosistemas es esencial en el mantenimiento del potencial biológico que la naturaleza regala a las sociedades humanas. El incremento poblacional hace imprescindible identificar y dimensionar correctamente los daños que la intensificación de las actividades humanas tiene sobre el territorio. Alcanzar un desarrollo sostenible es una cuestión multidisciplinar que requiere nuevos diseños en el uso, mantenimiento, explotación, y restauración de los recursos naturales bióticos y sus hábitats afectados. Una correcta evaluación de impacto ambiental es esencial para conseguir este objetivo.
Antonio Pastor-López es profesor del Departamento de Ecología de la Universidad de Alicante. Su artículo se enmarca en el Seminario “Problemática Actual de los Ecosistemas Mediterráneos”, celebrado el pasado mes de junio en la sede de Casa Mediterráneo.
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