Miguel Rodríguez Andreu
En 2017 se cumplen 25 años de las primeras misiones militares (operativas) por parte de España en democracia y en el extranjero. Aquella intervención comenzó el 25 de julio de 1992, cuando la fragata Extremadura, dentro de la agrupación naval de la UEO, tuvo encomendada la misión de vigilar el cumplimiento de las sanciones impuestas a las repúblicas de Serbia y Montenegro al comienzo de las guerras yugoslavas. Fueron años en los que las Fuerzas Armadas españolas vivieron un repunte de popularidad respecto a los años 80 debido, principalmente, a su buena actuación en las misiones de paz en Bosnia-Herzegovina. Más allá de eso, España tuvo un papel destacado en todo el sudeste europeo. No solo hubo misiones de paz, sino también actividad diplomática, política, periodística, académica y cultural, que unieron a España y a los países de la antigua Yugoslavia, como no se había producido en más de cien años de historia de relaciones diplomáticas.
De aquella experiencia coral surgió una nueva generación de “balcanistas” (periodistas, académicos, cooperantes...) que abrieron una nueva senda de conocimiento entre España y los Balcanes, dos realidades europeas que apenas se conocían. La revista Balkania supuso la ratificación de esa aproximación geopolítica, y fue gracias al impulso del diplomático español Javier Hergueta, que se encontraba de jefe de misión adjunto de la Embajada de España en Belgrado –y que durante su estancia fue el primer director del Instituto Cervantes de la capital serbia–, que este proyecto fue posible. Aquella etapa inicial de la publicación –editada por la Embajada de España en Belgrado– duró dos años y permitió dar salida a la primera y única publicación en español dedicada estrictamente a los estudios balcánicos. Tras un periodo en blanco, que abarca desde 2004 a 2010, la revista resucitó con la vuelta del diplomático español a Belgrado, para seguir una ruta ininterrumpida y marcada por su vocación inicial: divulgar conocimiento sobre el sudeste europeo y forjar una estructura estable donde converjan expertos e interesados.
La publicación ha buscado abordar temas relevantes, aportar conocimiento y una base académica para romper con el tradicional enfoque prejuicioso al que se ve condenada la región, saturada de conflictos de largo alcance durante el siglo XX: las Guerras Balcánicas, la Primera y la Segunda Guerra Mundial y las Guerras de Secesión de Yugoslavia. Desde el año 2010 la revista ha tratado cuestiones muy diversas, ensalzando los nombres de “balcanistas” españoles tan reputados como Carlos Flores Juberías, Francisco Veiga, Carlos Taibo o Ruth Ferrero Turrión. Como también ofrecer una caja de resonancia a los autores locales, traduciendo sus textos del antiguo serbo-croata al español y, por tanto, acercando los estudios balcánicos a más de 500 millones de hispanohablantes.
Cada número se publica de forma anual, diseñado en forma de monográfico, al que están invitados no solo “balcanistas” en términos genéricos, sino especialistas en un área concreta de investigación. La revista busca ofrecer profundidad e información, con un trabajo bibliográfico fundamental –muy útil para futuras investigaciones–. La disolución de Yugoslavia fue objeto de estudio y de alguna manera su impacto ha marcado otras temáticas, como la creación de los nuevos estados y la división policéntrica del antiguo serbo-croata (serbio, croata, bosnio y montenegrino), los conflictos de identidad entre la ciudadanía y el etnicismo, las consecuencias de la transición sobre la democratización de la región y el proceso de integración europeo. Pero también la revista ha buscado tomar el pulso a las posibilidades económicas, con un número especial dedicado a las oportunidades de negocio en la región, volumen realizado con la ayuda de Aitor José Mate, consejero económico y comercial jefe en la Oficina Económica y Comercial de España en Belgrado; igualmente, coincidiendo con la entrada en vigor de la Ley de concesión de la nacionalidad española a los sefardíes originarios de España, Balkania publicó un número coordinado por la jefa del Departamento de Estudios Ibéricos de la Universidad de Belgrado, Jelena Filipović, dedicado a la cultura sefardí en los Balcanes, que, además, no solo fue presentado en Belgrado, sino también en el Centro Sefarad-Israel en Madrid.
Balkania inicia ahora una nueva andadura gracias al impulso y la determinación de Casa Mediterráneo y de su director general, Miguel Oliveros. En esta ocasión con un monográfico en edición bilingüe (español-inglés) consagrado a la historia y actualidad de la Antigua República Yugoslava de Macedonia, y coordinado por el profesor Carlos Flores Juberías, cónsul honorario de la Antigua República Yugoslava de Macedonia en Valencia. El apoyo económico e institucional de Casa Mediterráneo significa mucho para Balkania, una vez permite la continuidad del proyecto y mantiene a la revista como referencia, pero también como incentivadora de nuevas publicaciones y nuevos vínculos intergeneracionales entre los expertos en la materia. Hasta el momento han participado en Balkania más de 70 autores con sus respectivos artículos, un inmenso capital científico que contribuye y contribuirá a que los Balcanes occidentales sean un campo de conocimiento más accesible, pudiendo inspirar múltiples oportunidades de acción para la sociedad civil española y balcánica (www.balkania.es).
Miguel Rodríguez Andreu es director de la revista "Balkania". Su artículo se enmarca en la presentación del número 7 de la revista, que tuvo lugar en la sede de Casa Mediterráneo el pasado mes de junio.