Ayer participé en una animada sesión del XII Congreso Nacional de GESTHA en Bilbao. Los técnicos de Hacienda tienen mucho mérito. Más allá de la defensa de sus intereses profesionales, dedican tiempo y esfuerzo a hablar, con sentido, del sistema fiscal español. Una labor que vale doble por el escaso interés que parece despertar este asunto en partidos políticos y sociedad civil, y los gravísimos problemas que acarrea nuestro sistema tributario. Desde finales de los años ochenta nos hemos dedicado al parcheo e improvisación, con una peligrosa tendencia a las rebajas fiscales poco meditadas en la imposición sobre la riqueza y el capital entre 2000 y 2008 (Aznar y Zapatero); y muy escasos avances en la lucha contra el fraude fiscal. Es verdad que la Agencia tributaria funciona muy bien en el trato con el contribuyente: el mejor ejemplo lo proporcionan las campañas del IRPF. Pero no en su trabajo interno, para enfrentarse a una de las economías sumergidas más extendidas de la Unión Europea, para gestionar con eficacia y resolución. Hacen falta más recursos y mejorar su asignación interna.
Para muestra de lo que digo, adjunto una serie de cuadros extraidos del muy interesante trabajo que el profesor Jorge Onrubia ha preparado para el no menos atractivo Foro Fiscal del Institut d'economía de Barcelona. El papel puede descargarse aquí.
En síntesis:
1) Invertimos muy poco en gestión tributaria. De hecho, los que menos personal atesoramos teniendo en cuenta el tamaño de nuestro país.
2) Padecemos una enorme economía sumergida, equivalente a la quinta parte de la oficial. Solo Grecia, Italia y Portugal aparecen peor en la UE-15.
3)De acuerdo con los dos siguientes cuadros, si la economía sumergida tributase lo que le toca, en estos momentos no haría falta ningún recorte y estaríamos cerca del equilibrio presupuestario en España
A qué estamos esperando? El fraude fiscal es una lacra social de primera magnitud. Debemos tratarlo como tal. A degüello contra la economía sumergida.