Res Publica

Sobre el blog

Este es un blog sobre economía pública, sobre gastos e impuestos, sobre descentralización y reforma fiscal. Si pensar en todo lo anterior es siempre importante, lo es más cuando los ajustes aprietan hasta ahogar y cuadrar números se convierte en obsesión. Comparto la opinión de que mirando las cuentas de la res publica se descubre mucho sobre la Sociedad que las soporta y disfruta.

Sobre el autor

Santiago Lago Peña

Santiago Lago Peñas es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo. Director ejecutivo del grupo de investigación GEN, codirector de RIFDE y director del Foro Económico de Galicia. Columnista de Faro de Vigo y El País y colaborador de Cadena SER. Editor asociado de la revista Hacienda Pública Española/Review of Public Economics.

El fraude fiscal: Una lacra social

Por: | 17 de noviembre de 2012

Ayer participé en una animada sesión del XII Congreso Nacional de GESTHA en Bilbao. Los técnicos de Hacienda tienen mucho mérito. Más allá de la defensa de sus intereses profesionales, dedican tiempo y esfuerzo a hablar, con sentido, del sistema fiscal español. Una labor que vale doble por el escaso interés que parece despertar este asunto en partidos políticos y sociedad civil, y los gravísimos problemas que acarrea nuestro sistema tributario. Desde finales de los años ochenta nos hemos dedicado al parcheo e improvisación, con una peligrosa tendencia a las rebajas fiscales poco meditadas en la imposición sobre la riqueza y el capital entre 2000 y 2008 (Aznar y Zapatero); y muy escasos avances en la lucha contra el fraude fiscal. Es verdad que la Agencia tributaria funciona muy bien en el trato con el contribuyente: el mejor ejemplo lo proporcionan las campañas del IRPF. Pero no en su trabajo interno, para enfrentarse a una de las economías sumergidas más extendidas de la Unión Europea, para gestionar con eficacia y resolución. Hacen falta más recursos y mejorar su asignación interna.

Para muestra de lo que digo, adjunto una serie de cuadros extraidos del muy interesante trabajo que el profesor Jorge Onrubia  ha preparado para el no menos atractivo Foro Fiscal del Institut d'economía de Barcelona. El papel puede descargarse aquí.

En síntesis:

1) Invertimos muy poco en gestión tributaria. De hecho, los que menos personal atesoramos teniendo en cuenta el tamaño de nuestro país.

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2) Padecemos una enorme economía sumergida, equivalente a la quinta parte de la oficial. Solo Grecia, Italia y Portugal aparecen peor en la UE-15.


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 3)De acuerdo con los dos siguientes cuadros, si la economía sumergida tributase lo que le toca, en estos momentos no haría falta ningún recorte y estaríamos cerca del equilibrio presupuestario en España 

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A qué estamos esperando? El fraude fiscal es una lacra social de primera magnitud. Debemos tratarlo como tal. A degüello contra la economía sumergida.

 

Universidades, investigación, incentivos

Por: | 01 de noviembre de 2012

    Se ha convertido ya en lugar común que el futuro pasa por invertir en conocimiento entendido en sentido amplio. En segundo lugar, es aceptado generalmente que no es posible ser líder internacional en todo. Por último, poco a poco nos damos cuenta de que no existen “sectores maduros”, existen “productos maduros”. Quiere decir esto que puedes contar con una multinacional exitosa y de alta rentabilidad dedicándote a vender ropa o comida. A cambio, claro está, que seas capaz de incorporar en el producto (y sus procesos) suficientes dosis de conocimiento e innovación.

    Son las empresas las que innovan. Pero son las universidades y centros de investigación las que proporcionan ideas y personal altamente cualificado. Sin duda, son la base para que un sistema de innovación de un país funcione bien, lo que justifica una atención diferencial y privilegiada. Necesitamos contar con buenas universidades para que el sistema funcione. Y las buenas universidades requieren recursos y organización. En ambos casos, no hay que pensar demasiado ni inventar mucho.

    La experiencia internacional muestra por dónde deben ir las cosas. Necesitamos más financiación pública. La crisis fiscal en la que estamos inmersos está aumentando la que ya era una distancia considerable respecto a los sistemas universitarios mejor en la Unión Europea.

    Necesitamos más financiación privada. Fundamentalmente, a través de la prestación de servicios a empresas y la propia administración. Pero también mediante la fórmula del mecenazgo. Es necesario que se revaloricen socialmente estos esfuerzos. No es muy difícil que un club deportivo encuentre un patrocinador que esté dispuesto a poner encima de la mesa miles de euros cada año. Es casi imposible que haga lo propio con una facultad, un centro de investigación o una universidad. No hablamos de imposibles. He ahí la experiencia incipiente de Cataluña.

    Necesitamos que el sistema universitario español mejore su articulación. No es grave per se que existan muchos campus. De hecho, las mejores universidades no son mastodontes. Lo malo es que existan duplicidades no razonables, que los campus no se especialicen y que no se coopere. Los discursos localistas y miopes emergen periódicamente para pedir absurdos. Aun hay quien cree que una universidad sin facultad de derecho y de medicina es de segunda. Hay que seguir cerrando las titulaciones duplicadas y con demanda mínima, para asignar con mayor eficiencia los recursos humanos y financieros, con más profesionalidad y lógica empresarial.

    Porque sin duda, necesitamos que las universidades reasignen sus recursos. Esto es impopular y encaja mal con un igualitarismo mal entendido y que está en la base de buena parte de nuestras dificultades para destacar y ser líderes en algunos campos. Hay que concentrar los recursos en apoyar los estudios de postgrado y los laboratorios con proyectos e ideas más ambiciosos. Los que se desarrollan en inglés, se integran en redes internacionales, pretenden atraer a profesores, alumnos y científicos brillantes y trabajadores, los que se preocupan por tender puentes con empresas, los que publican en las mejores revistas, los que desarrollan patentes… En definitiva, los que intentan imitar lo mejor del modelo estadounidense, que por algo es el que encabeza los rankings mundiales.

    Es ahí donde debemos concentrar los recursos públicos adicionales y adonde hay que dirigir los mecenazgos. Es evidente que lo anterior choca con la cultura del “café para todos”. Hay que romper con ella. También en esto, Cataluña debe ser referencia dentro de España. 

El País

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