Para hacer bien las cosas, y ahora que aún estamos en fase de diseño de la nueva autoridad fiscal española, no hay que perder de vista lo que nos cuentan Rosana Merola y Javier J. Pérez aquí. En el artículo se resume un trabajo de investigación más amplio publicado hace unos meses por el Banco de España y que puede descargarse aquí .
En síntesis, los autores constatan que los errores de previsión de las instituciones internacionales y los gobiernos nacionales no son muy diferentes. Pecan de esceso de optimismo, sobre todo cuando se acercan las elecciones.
Por eso, si queremos que la nueva agencia fiscal independiente española funcione no llega con replicar lo que hacen (y cómo) esos organismos. Es necesario cambiar algunas cosas.
Aunque la mayor cercanía respecto a los organismos interacionales puede ayudar a mejorar las previsiones, la clave está en que la propia administración dé más y mejor información. La nueva autoridad fiscal debe tener fácil acceso a la cocina de las previsiones y las ejecuciones presupuestarias de los gobiernos a todos los niveles.
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