En un interesante artículo publicado hace unos días en El País, José María Vegara preguntaba retóricamente: "¿existe alguna razón aceptable para que el orden de las CC.AA según su renta por habitante antes aplicar los criterios de solidaridad, resulte modificado después de aplicarlos?" Mi respuesta es que sí, sobre todo cuando tenemos en cuenta las diferencias de costes per cápita de los servicios públicos y las nivelamos.
Cuando esto ocurre, como en España o Australia, los recursos de los territorios van a estar correlacionados con las necesidades y no con la renta per cápita de los territorios.
Pongamos un ejemplo. Imaginemos dos Comunidades con PIB per cápita de 90 y 110 (siendo 100 la media), pero con un coste de prestación de los servicios diferente e inverso: la pobre tiene un coste per cápita equivalente a 110 (siendo 100 la media) y la rica 90. Claramente, si tenemos en cuenta la nivelación de las necesidades de gasto, la más pobre debe acabar teniendo un presupuesto per cápita superior a la más rica. Habrá reordenación.
Como ocurre en los estados autralianos. La siguiente Tabla aparece en la página 67 de este magnífico libro dirigido por Jorge Martínez-Vázquez y Bob Searle . ¿Ve usted alguna relación entre los números de la primera fila (referidos al gasto) y la última (referido a la recaudación impositiva)?