Como avanzamos desde el último número de 'Rolling Stone' –el que lleva a The Beatles en portada–, os ofrecemos en exclusiva desde el blog entrevistas que quedaron recortadas en la edición impresa. Empezamos con la conversación que mantuvimos con Kurt Wagner, líder de Lambchop, a su paso por Madrid para promocionar el último disco de su banda, el muy recomendable OH Ohio, y hablarnos de las cosas que le importan.
Cuando se trata de alt-country, hay músicos que te consideran el Padrino. ¿Te piden consejos y favores como a Marlon Brando en la película?
No sé ni cómo ha llegado a suceder, pero en parte es así. Empecé a hacer este tipo de música siendo joven y cuando me quise dar cuenta me convertí en esta persona mayor que tienes delante. (risas) La única razón por la que tengo ese status es porque no he dejado la música.
¿Peregrinan a Nashville para verte?
Si vienen músicos a Nashville no creo que sea para verme a mí. Bueno, sí, a veces me cruzo por la calle con alguien y te pregunta algo o te pide ayuda, pero no sucede tan a menudo como piensas. A lo mejor es porque tampoco salgo mucho de casa. Soy muy casero y sólo voy a un concierto de cuando en cuando.
Pero en Nashville hay miles de conciertos a diario, ¿no?
Uf, sí, pero ya no aguanto ese ritmo. Cuando era joven sí que me pasaba la vida en los bares, pero ahora me quedo en casa. Ya verás cuando tengas mi edad como haces lo mismo.
Tienes una voz inconfundible cuando cantas, muy grave y profunda. ¿Siempre te ha gustado o tuviste que acostumbrarte a escucharla?
Pues al principio me sentía incómodo, pero creo que le pasa a todo el mundo, que suele tener una imagen idealizada de cómo suena su propia voz hasta que la oye grabada. Sucede como con los espejos, algunos te hacen más gordo, otros más alto, pero es lo más cerca que estás de saber cómo te ven los demás. Sería interesante imaginar qué percepción tendríamos de nosotros mismos si no tuviéramos ni espejos ni grabadoras ni cámaras...
Lambchop en teoría era un colectivo, pero en la práctica se ha convertido en un proyecto que subsiste por un individuo, tú.
La idea era que fuéramos un colectivo, sí, pero nos hemos ido haciendo mayores, hemos formado familias o hemos conseguido trabajos de verdad y muchos no han podido seguir en el grupo. Había algunos miembros que utilizaban sus vacaciones para grabar el disco, pero de repente en los trabajos no te dan permiso y muchos tenían que elegir entre mantener su curro o tocar. Por supuesto, yo siempre les decía que se quedase con el trabajo, yo no puedo garantizarles dinero con esto. Además, no hace falta que estén en el grupo para que podamos tocar juntos, ¿no? No me fío de esos que dicen que hay que sacrificarlo todo por el arte, eso es una tontería. Igual que lo de que hay que sufrir. Mentira, es mejor tener una vida estable y disfrutar con la música.
¿En qué has trabajado tú estando ya en Lambchop?
En la construcción, durante 14 años. Lo tuve que dejar, demasiado duro, me dolía todo y ya no podía hacer bien mi trabajo.
¿No has tenido nunca miedo a que dedicarse en exclusiva a la música acabase con la inspiración?
Sí, es una de esas cosas a las que le he dado muchas vueltas. La realidad es que dedicarte sólo al grupo no quiere decir que esté todo el día escribiendo canciones, más bien lo contrario. Ser tu propio manager es agotador, hay que hacer un montón de llamadas, atender asuntos y estar pendiente de muchas cosas que no tienen nada que ver demasiado con la música.
¿Qué tal se te da tener que venderte tú mismo?
Lo hago fatal, soy un manager pésimo, me da corte pedir más dinero a los promotores… Pero es que nadie quería ocuparse de esto en el grupo. Me convertí en el manager por el mismo motivo en el que soy el cantante y el compositor: nadie quería.
La portada del disco es un poco rara [una pareja desnuda en la cama con una ventana detrás desde la que se ve una paliza].
Me encontré con un antiguo profesor que tuve de pintura en Barcelona, donde iba a dar un concierto yo solo. Me enseñó en lo que estaba trabajando últimamente y me encantaron. Escogí un cuadro y esa es la portada.
¿Y qué relación tiene con el disco?
Pues que el autor fue profesor mío, ¿te parece poca relación?
¿Por qué elegiste Ohio para el título?
Pues porque si te digo Texas enseguida lo asociarías con una imagen de vaqueros o algo así, pero Ohio es un estado que no te hace pensar en nada, está libre de asociaciones mentales. Cuando ahora oigas hablar de Ohio te acordarás de este disco. Afán de perpetuación, es sólo eso. (risas)
Así que lo que en realidad te interesa es pasar a la posteridad.
Claro, sí, eso es lo que me gustaría, acabas de dar en el clavo.
¿Sabes que compartes nombre con la identidad secreta del personaje de la Patrulla X Rondador Nocturno?
Sí, me enteré cuando salió la película.
¿Y has sido en algún momento de tu vida un “rondador nocturno”, un crápula?
Por supuesto, lo que pasa es que de repente la gente que había en los bares era mucho más joven que yo y empecé a pensar que lo mismo no debía de estar ahí. Me acordaba de cuando era un chaval y me daba mal rollo ver a tíos mayores en los bares por los que salía.
Llevas una gorra de tu sello discográfico español, Coop.
No, qué va, es pura coincidencia, en Nashville Coop es una tienda de productos para la granja.
Dado que siempre sales con gorra, ¿has pensado en utilizarla como soporte publicitario?
Mi mujer siempre me dice que lo haga, pero me da palo. Ya ves qué mal hombre de negocios soy, no tengo visión para estas cosas.
¿Has tocado alguna vez sin gorra?
Pues creo que no, es una superstición casi. A lo mejor algún día lo hago, pero será sin darme cuenta, lo típico que vas a toda prisa. Tengo un montón de manías tocando, no me vendría mal perder alguna.
¿Te refieres a Raymond Carver en 'Of Raymond'?
No, qué va, es sobre el protagonista de la serie Todo el mundo quiere a Raymond, que es muy popular en EE UU aunque a mí me parece súper aburrida y blanda. En casa dicen: “Todo el mundo quiere a Raymond… menos Kurt”. Intentaba encontrar otra palabra para Dios, alguien que amen todos, y di con Raymond. En realidad la canción está escrita desde la perspectiva de una estatua de mi ciudad, de cómo ve el mundo, con los pájaros posándose en él… Vamos, una chorrada.
En 'Slipped, Dissolved and Loosed' hay un montón de citas que atribuyes a pie de página a sus autores. Lo curioso es que aparecen algunos cuyas frases luego no están.
No pasaron la criba, supongo. Cogí uno de esos diccionarios en los que salen las definiciones de las palabras con un contexto literario y fui sacando frases de ahí. Me divertí un montón y me recordó a cuando tenía que hacer trabajos en el colegio. Es que si no hago cosas así me aburro haciendo canciones, hay que inventase maneras nuevas constantemente. A veces escribo un título y a partir de ahí empiezo a hacer una canción. Otras veces justo al revés. Otras escribo un montón de folios y me quedo con frases sueltas, las que me van gustando; igual que los directores que ruedan mucho material y luego van a la mesa de montaje.
Así que para ti escribir canciones es básicamente divertirte.
Pues claro, si no fuera así, lo dejaría.
David Byrne hizo una versión estupenda de tu canción 'The Man Who Loved Beer' ¿Has pensado en componer para otros?
Me encantaría, pero es que nadie me ha pedido canciones. Me sentiría como Dylan o los Beatles si otros músicos quisieran hacer mis canciones. Sería como entrar en la historia.
Algunas de las que has compuesto en este disco les irían muy bien a estrellas del soul como Solomon Burke.
Puf, eso sí que sería un verdadero honor, que él quisiera. Me llegaría al corazón. Es un artista enorme.
Una pregunta general: ¿las cosas de antes son mejores?
Es que mi antes es ahora, no veo diferencias. Tengo 50 años, pero creo que sigo muy pegado al presente y con el pasado todavía muy fresco. En la banda somos ahora tres generaciones distintas, acaba de entrar un chico que tiene 20 años. Creo que ese diálogo entre gente de distintas edades es muy enriquecedor musicalmente. Imagínate que en los Rolling Stones hubieran entrado músicos más jóvenes estos años; serían muchísimo mejores y sonarían más actuales, más vivos, más creibles. Y lo mejor es que conectarían de verdad con públicos de otras edades.
¿Hay algo que te de miedo de la revolución tecnológica?
Todo me parece muy bien, internet y tal. Sólo hay veces que doy un concierto yo solo, como el que has visto antes, y mientras voy cometiendo errores y haciéndolo como el culo sólo pienso: “Vaya, esto mañana estará en YouTube”. Pero bueno, espero que el espíritu de las canciones quede por encima de mi torpeza como guitarrista en estos casos.
Teniendo en cuenta que pusiste a un disco el nombre del peor presidente de la historia de EE UU hasta entonces, Nixon, ¿el próximo disco de Lambchop podría titularse Bush Jr.?
Pues no le he pensado aún, porque no me gusta repetir y lo de los títulos obedece a raras asociaciones mentales.