El abad de un importante monasterio, en la cárcel por fraude; decenas de manifestantes a las puertas de la prisión, liderados por el mánager de una exitosa banda de rock compuesta íntegramente por religiosos; y una panda de groupies, digo, de monjas, de riguroso negro, gritando como posesas en protesta por la reclusión del consagrado.
No es el argumento de la próxima obra de Petros Márkaris, el autor de novela negra que mejor describe la situación de bancarrota material –y estética y moral- de Grecia. Tampoco la visión lisérgica de un hereje. Podría ser cualquiera de ambas cosas, pero sólo es la pura realidad: la de Efraím, el responsable del monasterio de Vatopedi, en prisión preventiva como sospechoso de un gigantesco caso de corrupción que, entre otros muchos factores, precipitó en 2009 la caída del Gobierno conservador griego.
El denominado caso Vatopedi reveló la existencia de una trama orquestada hace seis años por Efraím mediante la cual los monjes convencían a funcionarios del Gobierno para intercambiar tierras rústicas sin valor por valiosos inmuebles en Atenas. El negocio le costó decenas de millones de euros al Estado griego.
El guirigay del primer párrafo se produjo el día que fue encarcelado Efraím, quien ingresó en la prisión de Korydallos, en Atenas, de infausto recuerdo por la dictadura militar (1967-74). A las puertas de la trena se dieron cita las monjitas de negro y un ruidoso grupo de clérigos, abanderados por el mánager de Paparokades, popular banda de rock en la que hasta el guitarrista viste hábitos.
Efraím –en el mundo Vasilios Kutsu, 56 años pero aspecto de matusalén, origen chipriota- está a la espera de juicio, pero la gravedad de las acusaciones que pesan sobre él ha hecho que los fiscales le enchironaran por temor a que usara su enorme autoridad (¿moral?) en “influir en [la declaración de] otros” si seguía libre.
El milenario monasterio de Vatopedi, como el resto de los del Monte Atos –esa república monástica vedada a las mujeres-, tiene tanto predicamento que la noticia del encarcelamiento de su abad ha llegado hasta Rusia, que la calificó de violación de los derechos humanos. De hecho, Efraím fue detenido a finales de diciembre a su regreso de Moscú, donde se reunió con Vladímir Putin, primer ministro ruso. Uno de los peregrinos más conspicuos de Vatopedi es el príncipe Carlos de Inglaterra.
Efraím es la persona física –o espiritual, en su caso- de mayor rango detenida hasta ahora en la ofensiva anticorrupción del Gobierno griego. Ningún político relevante ha acabado en la cárcel, y eso que los procesos por fraude, corrupción o, directamente, robo han proliferado en los últimos años (véase por ejemplo el caso Siemens). Lo cual no quita para que muchos griegos sigan pensando que deberían ser los políticos o los banqueros, y no los popes, los que acaben entre rejas.
Coincidiendo con el ingreso en Korydallos del abad, qué casualidad, presentaron su renuncia dos fiscales anticorrupción que habían sido nombrados poco antes por el Gobierno para intensificar la lucha contra el fraude. Ambos alegaron injerencias políticas. Nadie del Ejecutivo salió al paso de la acusación.
PD: Paparokades, el grupo de rock más ortodoxo de la historia, vende online sus grandes éxitos, a saber, los cedés titulados SOS; A tu lado; El mundo cambia y Rapsodias. Sus videoclips no tienen desperdicio, sobre todo el titulado Tsipaki, donde una estética Matrix salpicada de fogonazos new age se abre hueco entre vaharadas de incienso y olor a naftalina.