Cembrero

Famélica legión

Por: | 29 de abril de 2013

Manihomeless
El Parlamento griego acaba de aprobar un nuevo paquete de ajustes que tiene toda la pinta de no ser el último, tantas veces han repetido sus líderes que no habría más; de eso los españoles y los portugueses también vamos sabiendo lo nuestro. Su contenido es una perfecta combinación de rumores y desmentidos previos: rebaja del salario mínimo a 490 euros para jóvenes desempleados (casi cien euros de una tacada, desde los 580 acordados en febrero de 2012); supresión de 15.000 puestos en la Administración hasta finales de 2014 (sólo este año se perderán 4.000); reducción en un 15% de la impopular tasa inmobiliaria que se cobra a través del recibo de la luz (aunque se anuncia un nuevo impuesto unificado sobre propiedades para el año próximo), liberalización de algunas profesiones (y fin del monopolio de las panificadoras, sic), y prolongación de jornada obligatoria de dos horas, a partir de septiembre, para los docentes de primaria y secundaria, a fin de no tener que contratar interinos.

Hay muchas más technicalities en el mamotreto legislativo de 110 páginas que se votó este domingo por la noche –luego dice frau Merkel que los griegos no trabajan…- como un solo proyecto de ley, y por la vía de urgencia, para aligerar el trámite (y las objeciones de inconstitucionalidad de Syriza). Pero el resultado es lo que cuenta y, con un total de 168 diputados a favor y 123 en contra, el Eurogrupo aflojará ipso facto 2.800 millones de euros del rescate pendientes desde marzo, imprescindibles para pagar sueldos y pensiones; otros 6.000 millones serán liberados a mediados de mayo.

Pintada Pireo
Lo de las excepciones al salario mínimo fue un truco de magia que incluyó a última hora el ministro de Economía, Yanis Sturnaras –era desde hace meses la principal demanda de multinacionales extranjeras para invertir en Grecia-, pero el resto entraba dentro de lo previsto. Algunos medios, como el diario conservador Kathimerini, definen la ley como “una serie de medidas previamente acordadas con la troika”, pero otros no son tan comprensivos y ven una imposición sin condiciones por parte de los prestamistas internacionales (incluida la rebaja del salario mínimo, que ya había aventado hace unos meses el mismísimo Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión Europea). El resumen de la jugada, y no sólo en Grecia, sino también en España, viene a ser: si el Gobierno desmiente un rumor sobre un hipotético ajuste, mejor ponerse en lo peor (y echar mano a la cartera).

Tras algunas semanas de calma chicha, sin titulares alarmantes sobre una inminente bancarrota, un lector se preguntaba recientemente en la sección de Cartas de este periódico qué pasaba con Grecia tras la lectura de un artículo del economista Yanis Varufakis titulado Grecia ha muerto, un texto vomitado vertiginosamente por las redes sociales que al parecer es espurio, pero que en verosimilitud -y veracidad- no supera el mejor de los reportajes sobre el tema.

DiscapaGRECIAsillaEl citado lector reclamaba más información sobre lo que sucede en aquel país, pero la respuesta la tiene mirando en derredor: a los más de seis millones de parados de España, una situación que parece pedir a gritos una revolución, como apuntaba el escasamente revolucionario diario francés Le Monde; los colegios abiertos en Andalucía o Canarias para garantizar una comida al día a los alumnos hambrientos; los 1,3 millones de empleos que se perderán en esta legislatura; el cerca de un millón de extranjeros que se han quedado sin atención sanitaria.

Así que ¿para qué mirar a Grecia si aquí sucede lo mismo? Una nueva casta de pobres, expulsados del paraíso de la otrora clase media, va ganando terreno allí, pero también por estos lares. Para muestra, un botón tan poco retórico como una reciente manifestación de homeless en las calles de Atenas: la crisis ha disparado su número hasta los 20.000 en todo el país –un 30% más que en 2009-, y el 20% de ellos tiene título universitario, según la ONG Klimaka.

Tras los discapacitados y los jubilados, los más parias entre los parias fueron los últimos en manifestarse en el centro de Atenas hace un par de semanas para denunciar el deterioro de las condiciones de ¿vida? por el efecto acumulativo de los recortes. Últimos en la cadena de supervivencia, dependientes de inexistentes mondas en cubos de basura previamente esquilmados por otros, los indigentes gritaron sus demandas, igual que viene haciendo el resto de la famélica legión de víctimas de los rescates: millones de europeos desheredados, desposeídos de todo, hasta del derecho a la salud... Una gran mancha de aceite sobre el manto de austeridad que asfixia a Europa.

Créditos de las fotografías:

1. Manifestación de 'homeless' en Atenas el pasado 12 de abril. / Petros Giannakouris (AP)

2. Pintada en el Pireo: "Queremos trabajo. No matéis a los jóvenes".

3. Manifestación de discapacitados en Atenas, en octubre pasado.

Hay 3 Comentarios

Ya lo dijo el célebre escritor Shekaspear, el esclavo tiene en sus manos la capacidad de su propia liberación... Pregunto, ¿por qué sigue siendo esclavo en pleno siglo XXI? La respuesta es clara... es un simple animal domado, que solo pasta la hierba que se le da.

Las condiciones para una revolución están: lo que faltan son los revolucionarios.

que faena ,los politicos seran capazes de vivir un mes entero con 490 €?LO DUDO
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Sobre la autora

María Antonia Sánchez-Vallejo. Periodista con experiencia en Oriente Próximo y en la cobertura de las guerras de Irak y Líbano, llevo un cuarto de siglo viajando a Grecia. He pasado temporadas en Salónica, donde amplié mis estudios de griego, y he cubierto las elecciones de 2009 y buena parte de la crisis de la deuda. También disfruto del país en vacaciones.

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