Cembrero

Una izquierda de banda ancha

Por: | 17 de julio de 2013

Chiripas
El pasado 1 de junio, Alexis Tsipras, líder de Syriza (Coalición de Izquierda Radical), se manifestó por las calles de Madrid junto a miles de personas bajo el lema “pueblos unidos contra la troika”. Los organizadores de la marcha le habían invitado como quien saca a un santo en procesión pero, pese a la expectación generada por su visita, no en balde es la estrella de la izquierda europea, durante su estancia en Madrid no concedió ni una sola entrevista, algo difícil de entender si se tiene en cuenta que el político no ha dejado de estar en campaña desde las elecciones de 2012, a la espera, y desespera, de que el Gobierno griego se desintegre definitivamente y el país acuda de nuevo a las urnas.

Las explicaciones dadas por los organizadores fueron las habituales (lista cerrada, agenda repleta, falta de tiempo…), aunque off the record fuentes de Izquierda Unida, el partido hermano de Syriza y anfitrión suyo en Madrid, apuntaron a la existencia de serias diferencias en el seno de la coalición y el velado temor a que esas desavenencias se hicieran públicas fuera de las fronteras de Grecia, donde Tsipras goza de infinito tirón mediático. En efecto, las costuras de Syriza llevaban semanas hilvanadas con alfileres: unas semanas antes de la marcha de Madrid, el precedesor de Tsipras al frente de Syriza, Alekos Alavanos, anunciaba la creación de su propio partido, Plan B, con un programa muy claro: la salida de Grecia del euro. La chance electoral de Plan B no parece muy elevada, ya que el 63,5% de los griegos son partidarios de seguir en la zona euro, según la última encuesta publicada.

Tsipras Cayo LaraAlavanos lideró Syriza entre 2004, fecha de su fundación, y 2008, cuando entregó la formación a un joven y arrollador Tsipras, artífice del mejor resultado conseguido en las urnas, donde nunca había superado el 5%: en las elecciones de junio de 2012 logró el 27% de los votos (y 71 escaños en un Parlamento de 300) y se situó en segundo lugar tras la conservadora Nueva Democracia, sólo tres puntos porcentuales por delante (si bien premiada con un bono-regalo de 50 escaños, a mayor gloria del bipartidismo…). En sólo un mes, de la convocatoria electoral de mayo (17% de los votos) a la de junio, Syriza arañó un 10% más de papeletas. Pero desde entonces las fuerzas centrífugas han seguido revolviendo Syriza, hasta que este fin de semana acometió su refundación como partido unificado. La nueva Syriza se subtitula “frente social unido” en vez de “coalición de izquierda radical” y Tsipras, reelegido con más del 74% de apoyos, es el líder incuestionable de esta izquierda de banda ancha.

Cuando se fundó, en 2004, Syriza integró a una quincena de grupos (verdes, troskos, maoístas, etcétera) bajo la bandera de un eurocomunismo modernizador frente a la ranciedad del partido comunista fetén, es decir, prosoviético: el inquebrantable KKE, que sobrevive en las encuestas de intención de voto con un apoyo de alrededor del 5%. Grecia se convertía así en el único país de Europa con dos partidos comunistas: el del interior y el del exterior. No estaba mal: un país de 10 millones de habitantes con dos pecés. Pero ahora, con la vista puesta en las urnas, Syriza necesitaba apuntalar sus posibilidades de convertirse en una alternativa real de gobierno, y la refundación parecía obligada.

Tsipras2012A Tsipras sólo le han plantado cara, y muy relativa, otros dos candidatos a la dirección, uno de ellos propuesto por uno de los grupos más díscolos de la coalición, Ciudadanos Activos, liderado por el histórico combatiente antinazi y diputado Manolis Glezos. Fue Glezos, precisamente, quien le sacó los colores a Tsipras durante el congreso, al subrayar que el éxito de Syriza se debe a la pluralidad de sus  corrientes y sensibilidades. Con el debido respeto a las canas y las memorables hazañas –Glezos, con Lakis Santas, retiró la bandera nazi de la Acrópolis en 1941-, Tsipras rebatió la loa a la pluralidad afirmando que una coalición con una quincena de partidos y una quincena de estatutos es inmanejable. Y subrayó que ya va siendo hora de desalojar a los “viejos poderes”, en referencia a ND y Pasok (y quién sabe si al propio Glezos).

GlezosQueda por ver qué sucede con los cinco partidillos más rebeldes, entre ellos el grupo de Glezos. Pero, en una mezcla de posibilismo y pragmatismo, y pese a sus reiteradas proclamas de voluntad europeísta, Tsipras, y con él la nueva Syriza, han debido hacer explícita profesión de fe bruselense, así como envainárselas y tragarse el sapo de una enmienda en los estatutos de la coalición que dejaba la puerta abierta a una eventual salida del euro de Grecia, rechazada por la mayoría del pleno del congreso. Otros puntales programáticos, como la renegociación de los términos del rescate con la troika y la eliminación de las condiciones más onerosas, continúan vigentes. Por alguna de esas razones, o una mezcla de todas ellas, a los miembros de Syriza que se personaron este martes en la manifestación de la huelga general ante el Parlamento, les sonaron algunos silbidos, y no precisamente de aprobación.

 

Créditos pies de foto:

1. Tsipras, durante un mitin el 17 de julio en Atenas en demanda de elecciones anticipadas. / Louisa Gouliamaki (AFP)

2. Tsipras y Cayo Lara, coordinador general de IU, durante la manifestación "Pueblos unidos contra la troika", el 1 de junio en Madrid.

3. Tsipras saluda a sus simpatizantes en el mitin de cierre de fin de campaña, en junio de 2012 en Atenas / Reuters.

4. Manolis Glezos, en 2012.

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Sobre la autora

María Antonia Sánchez-Vallejo. Periodista con experiencia en Oriente Próximo y en la cobertura de las guerras de Irak y Líbano, llevo un cuarto de siglo viajando a Grecia. He pasado temporadas en Salónica, donde amplié mis estudios de griego, y he cubierto las elecciones de 2009 y buena parte de la crisis de la deuda. También disfruto del país en vacaciones.

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