Cembrero

Democracy? No signal

Por: | 07 de noviembre de 2013

 

La noticia llega a las 7.34 de la mañana (una hora más en Grecia), vía guasap: “Fin del sueño ERT”. Durante la madrugada, y con algo de retraso sobre las previsiones –finales de octubre-, el Gobierno de Andonis Samarás ha cumplido su promesa de desalojar a los trabajadores de la antigua televisión pública ERT, cerrada inopinadamente a mediados de junio y que desde entonces emitía en plan pirata por Internet y algunas frecuencias marginales. Ocho unidades de antidisturbios, acompañadas de un fiscal, desalojaron al personal acantonado en la sede de la avenida Ayía Paraskeví, en Atenas, y sellaron con candados y gruesas cadenas las verjas de acceso, de donde aún cuelgan deshilachadas pancartas de lucha y esperanza. Los trabajadores, no obstante, están dispuestos a seguir luchando, vía ERT Open (@ERTsocial) ο ΤhePressProject. Y lo harán: la resistencia civil se ha convertido en una nueva disciplina olímpica en Grecia.

El cierre, que en su día sólo fue apoyado por los neonazis de Aurora Dorada –maldita gracia hace mentarlos de nuevo, pero su respaldo dice mucho del turbio juego político a que se han entregado-, provocó una minicrisis de Gobierno en la que el tripartito menguó a bipartito, y una merma de poder y representatividad similar a la que a corto plazo puede sucederle al PP valenciano, tras el cierre igualmente repentino de la televisión pública autonómica (RTVV). Ambos cerrojazos se parecen mucho: decisiones arbitrarias, al albur de fallos judiciales y más allá de cualquier lógica, salvo la de la tijera, el recorte patente o encubierto de la troika o la demagogia, como el discurso de Fabra asegurando que prefiere un hospital o un colegio abierto a una tele deficitaria... (la experiencia griega demuestra que los cierres no son incompatibles).

 

Pero el caso de la ERT griega, sustituida desde mediados de julio por la DT (Δημόσια Τηλεόραση) –un contenedor de planos fijos y discursos igual de soporíferos-, encierra claves más opacas. Por ejemplo, que la decisión de intervenir contra los okupantes de la sede haya acontecido el mismo día que el Ejecutivo acuerda con la troika modificar la ley sobre embargos hipotecarios; horas después de la quinta huelga general del año (y la 35ª desde 2010); apenas días después de la concesión de nuevas licencias de televisión al manojo de empresarios de la comunicación a los que pertenece la mayoría de los medios del mainstream -modosos hasta decir basta al informar sobre recortes y ajustes-, el tercer vértice de lo que Alexis Tsipras ha denominado “el triángulo del pecado”: grandes banqueros, políticos corruptos y magnates de la comunicación. El Gobierno ha respondido con un lacónico “tendría que haberse hecho antes” a las protestas de la oposición hoy en el Parlamento, y descrito la operación como una medida necesaria para “restaurar la legalidad”…

A sólo diez días de la conmemoración del 40º aniversario de la masacre del Politécnico, que precipitó la caída de la Junta de los Coroneles (1967-74) y que se celebra como una fiesta civil de la democracia, muchos se preguntan hoy en Grecia de qué sirve tamaña demostración de fuerza (antidisturbios frente a sociedad civil armada con libretas, bolis y cámaras), si no será una nueva manera de gastar pólvora en salvas o, aun peor, de barrer la mierda bajo la alfombra ante Europa de cara a la próxima asunción de la presidencia de la UE, el próximo 1 de enero. El propio portavoz del Gobierno ha esgrimido este último argumento para justificar la operación policial de hoy.

NoSignalDesde junio –y aun mucho antes, desde que la crisis se cebara con Grecia- no sólo está en juego el futuro de los 2.600 trabajadores que formaban ERT; también preocupa la suerte de los archivos en blanco y negro que registran episodios capitales de la convulsa historia de Grecia (los nazis en la Acrópolis; el golpe militar; la huida del rey Constantino, las primeras elecciones libres); o el de la orquesta y el coro del ente, que este verano se sumó a las acciones de lucha con emocionantes conciertos al aire libre: cultura como consuelo ante el desánimo. Preocupante resulta también constatar que, al margen de los medios alternativos, no hay lugar para las voces discordantes. Como gráficamente decía uno de los carteles de protesta que los trabajadores de ERT colgaron cuando el cierre, casi cinco meses después el “Democracy? No signal” sigue teniendo plena vigencia.

Hay 6 Comentarios

por lo menos un efecto positivo tiene esta crisis: se acaba la tele!!! ... ya, quedarán las privadas, que son más basura todavía...

Para los periodistas sólo son democráticas y avanzadas las sociedades con muchos periodistas viviendo del dinero público, con televisiones y periódicos públicos pagados por todos.
Si los conductores de autobús, por poner un ejemplo, se dedicasen a escribir escribirían artículos sobre lo importante que sería que hubiese muchos autobuses por las carreteras, aunque fuesen vacíos, siempre y cuando a ellos los pagasen con nuestros impuestos.
A los demás nos suben los impuestos para mantener puestos de trabajo ficticios, que no cumplen ninguna función ni son apreciados por la sociedad.

qyuen ha editado el video..por que madre mia que desastre....

Una pena que una Comunidad como la Valenciana esté camino de la quiebra sin visos de solución.

Qué tiempos aquellos de Tómbola!!! Menudas fiestas que montábamos viéndolo!!
http://www.lafoliemadrid.com

Un modelo de negocio fracasado, una televisión pública puede ser viable si se gestiona bien y se dedica a lo que tiene que dedicarse, que es a sus ciudadanos.
http://www.inverealestate.com

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Sobre la autora

María Antonia Sánchez-Vallejo. Periodista con experiencia en Oriente Próximo y en la cobertura de las guerras de Irak y Líbano, llevo un cuarto de siglo viajando a Grecia. He pasado temporadas en Salónica, donde amplié mis estudios de griego, y he cubierto las elecciones de 2009 y buena parte de la crisis de la deuda. También disfruto del país en vacaciones.

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