5.000 docentes. 3.500 policías municipales. 2.500 empleados ministeriales.
1.500 trabajadores de otras instancias de la Administración, en su mayor parte corporaciones
locales. En total, 12.500 personas
cuyos empleos penden de un hilo. La troika es implacable y necesita su periódico
bocado de números, es decir, de sacrificios. Sucede en Grecia, pero también en
Portugal o España. Y además es una demanda infinita: el trío de prestamistas no
deja de solicitar “ajustes adicionales”, como ha hecho hoy a Atenas.
El último acuerdo del Gobierno de Andonis Samarás con los hombres de negro prevé la supresión de 12.500 puestos de funcionarios antes de fines de 2014 mediante una transferencia de los afectados hacia otros servicios públicos, si los hubiere (si no, lo que parece más probable, se quedarán en la calle). El periodo de confección de la lista –la agonía- durará un año, aunque el nuevo ministro de la Reforma Administrativa, Kiriakos Mitsotakis –de la célebre saga homónima, el poder en Grecia es casi hereditario-, ha propuesto reducirlo a 6-9 meses a cambio de tres más para perfeccionar el retóricamente llamado “esquema de movilidad”, que no consiste en otra cosa que en barrer progresivamente a los sobrantes del centro de la imagen hasta que queden fuera de foco (y se esfumen sin que nadie repare).
Además, Atenas se compromete a adoptar “medidas
correctivas” –más sangre- para alcanzar el equilibrio presupuestario en
2013 y 2014 y lograr el equilibrio primario (descontando el pago de los intereses
de la deuda) este año. Las
tijeras afectarán al gasto sanitario aún más si cabe… porque ya estaba
previsto, y anunciado, el cierre de 13 hospitales.
Toda esta enumeración de trámites, y el monólogo de la troika ante el Ejecutivo de Atenas, podrían resumirse de la siguiente manera: reproches (las reformas renquean) y medios halagos (encomiables los esfuerzos realizados, pero…); veladas amenazas (fraccionar el pago de los 8.100 millones si no se recorta lo debido), dosis de incertidumbre (sobre el retorno al crecimiento, teóricamente en 2014) y consejos (evitar la inestabilidad política… como si los propios ajustes no segaran la hierba bajo los pies del Gobierno, véase el cierre de la televisión pública ERT; como si la crisis del tripartito no se hubiera debido al apetito insaciable de la troika).
Pues como aviso de navegantes, ahí va la última encuesta de intención de voto, del
instituto demoscópico VPRC: Syriza en cabeza, con el 28,5%, medio punto por
delante de la gubernamental Nueva Democracia de Samarás (28%), y, atención, los
neonazis de Aurora Dorada en tercer lugar –como auguraban todos los sondeos
previos-, con el 14,5% de los hipotéticos votos (el
doble que en las elecciones de 2012). Les siguen el comunista KKE y el
socialista Pasok, en torno al 7% de apoyo, y Griegos Independientes (extrema
derecha nacionalista), con el 5,5%. La novedad de esta encuesta –la primera que
se publica tras la crisis de Gobierno de junio- es el descalabro de Izquierda
Democrática (Dimar), hasta hace un mes miembro del tripartito y al que no apoyaría más del 2,5% de los votantes, con lo que quedaría fuera del Parlamento (sólo
logran representación los partidos que superan el umbral del 3% de papeletas).
Es decir, por mucha estabilidad política que pidan la troika y el Eurogrupo, deberían ser conscientes de que cada ajuste nuevo es un nuevo paso hacia las urnas. Y el resultado de estas puede ser una escabechina que desbarate no sólo el sistema político, también la marcha de las reformas y la dolorosa conversión de Grecia en un país funcional y moderno, en vez de un cementerio donde las únicas lápidas visibles sean las reformas.
Créditos pies de foto:
1. Protesta de policías municipales en Atenas, el 8 de julio. / John Kolesidis (Reuters)
2. Un antidisturbios (derecha) vigila una protesta de policías municipales en Atenas el 6 de julio. / John Kolesidis (Reuters)
3. Dos trabajadores de la ERT colocan una pancarta a la entrada de la sede de la televisión, el 13 de junio. / Getty