Cembrero

Sobre la autora

María Antonia Sánchez-Vallejo. Periodista con experiencia en Oriente Próximo y en la cobertura de las guerras de Irak y Líbano, llevo un cuarto de siglo viajando a Grecia. He pasado temporadas en Salónica, donde amplié mis estudios de griego, y he cubierto las elecciones de 2009 y buena parte de la crisis de la deuda. También disfruto del país en vacaciones.

Eskup

El apetito insaciable de la troika

Por: | 08 de julio de 2013

ProtespoliAtenas
5.000 docentes. 3.500 policías municipales. 2.500 empleados ministeriales. 1.500 trabajadores de otras instancias de la Administración, en su mayor parte corporaciones locales. En total, 12.500 personas cuyos empleos penden de un hilo. La troika es implacable y necesita su periódico bocado de números, es decir, de sacrificios. Sucede en Grecia, pero también en Portugal o España. Y además es una demanda infinita: el trío de prestamistas no deja de solicitar “ajustes adicionales”, como ha hecho hoy a Atenas.

El último acuerdo del Gobierno de Andonis Samarás con los hombres de negro prevé la supresión de 12.500 puestos de funcionarios antes de fines de 2014 mediante una transferencia de los afectados hacia otros servicios públicos, si los hubiere (si no, lo que parece más probable, se quedarán en la calle). El periodo de confección de la lista –la agonía- durará un año, aunque el nuevo ministro de la Reforma Administrativa, Kiriakos Mitsotakis –de la célebre saga homónima, el poder en Grecia es casi hereditario-, ha propuesto reducirlo a 6-9 meses a cambio de tres más para perfeccionar el retóricamente llamado “esquema de movilidad”, que no consiste en otra cosa que en barrer progresivamente a los sobrantes del centro de la imagen hasta que queden fuera de foco (y se esfumen sin que nadie repare).

DospolisAdemás, Atenas se compromete a adoptar “medidas correctivas” –más sangre- para alcanzar el equilibrio presupuestario en 2013 y 2014 y lograr el equilibrio primario (descontando el pago de los intereses de la deuda) este año. Las tijeras afectarán al gasto sanitario aún más si cabe… porque ya estaba previsto, y anunciado, el cierre de 13 hospitales.

Toda esta enumeración de trámites, y el monólogo de la troika ante el Ejecutivo de Atenas, podrían resumirse de la siguiente manera: reproches (las reformas renquean) y medios halagos (encomiables los esfuerzos realizados, pero…); veladas amenazas (fraccionar el pago de los 8.100 millones si no se recorta lo debido), dosis de incertidumbre (sobre el retorno al crecimiento, teóricamente en 2014) y consejos (evitar la inestabilidad política… como si los propios ajustes no segaran la hierba bajo los pies del Gobierno, véase el cierre de la televisión pública ERT; como si la crisis del tripartito no se hubiera debido al apetito insaciable de la troika).

ERTsenalPues como aviso de navegantes, ahí va la última encuesta de intención de voto, del instituto demoscópico VPRC: Syriza en cabeza, con el 28,5%, medio punto por delante de la gubernamental Nueva Democracia de Samarás (28%), y, atención, los neonazis de Aurora Dorada en tercer lugar –como auguraban todos los sondeos previos-, con el 14,5% de los hipotéticos votos (el doble que en las elecciones de 2012). Les siguen el comunista KKE y el socialista Pasok, en torno al 7% de apoyo, y Griegos Independientes (extrema derecha nacionalista), con el 5,5%. La novedad de esta encuesta –la primera que se publica tras la crisis de Gobierno de junio- es el descalabro de Izquierda Democrática (Dimar), hasta hace un mes miembro del tripartito y al que no apoyaría más del 2,5% de los votantes, con lo que quedaría fuera del Parlamento (sólo logran representación los partidos que superan el umbral del 3% de papeletas).

Es decir, por mucha estabilidad política que pidan la troika y el Eurogrupo, deberían ser conscientes de que cada ajuste nuevo es un nuevo paso hacia las urnas. Y el resultado de estas puede ser una escabechina que desbarate no sólo el sistema político, también la marcha de las reformas y la dolorosa conversión de Grecia en un país funcional y moderno, en vez de un cementerio donde las únicas lápidas visibles sean las reformas.

Créditos pies de foto:

1. Protesta de policías municipales en Atenas, el 8 de julio. / John Kolesidis (Reuters)

2. Un antidisturbios (derecha) vigila una protesta de policías municipales en Atenas el 6 de julio. / John Kolesidis (Reuters)

3. Dos trabajadores de la ERT colocan una pancarta a la entrada de la sede de la televisión, el 13 de junio. / Getty

Un Gobierno a prueba de ultras

Por: | 26 de junio de 2013

Buli
La lectura de la composición de un gobierno muchas veces semeja la de las páginas amarillas: nombres y apellidos y funciones que se leen como quien oye llover. Otras, las más, la formación obedece a un simple cálculo político: peones que gestionan intereses o amigos que reciben como recompensa la poltrona de un ministerio. Pero a veces, como esta que nos ocupa, la remodelación de un Gabinete la carga el diablo y acaba siendo un memorial de agravios.

El bipartito salido de la crisis de la coalición de gobierno de la semana pasada –que se saldó con la retirada de todos los ministros de Izquierda Democrática (Dimar)- no pasará a la historia por lo inspirado, sino por su deriva extremista y por la constancia de que el sistema político vigente en Grecia hasta las elecciones de 2012 hace mucho que está muerto: ni Nueva Democracia ni el Pasok representan ya a nadie, salvo a la troika. Tal vez por eso, a las dos horas de ser designada, ya había dimitido la nueva viceministra de Sanidad, Sofía Vultetsi. Lástima, porque de la veintena de carteras, sólo una la ocupa una mujer.

BipartitoLo peor del nuevo Gabinete no es el protagonismo de un partido moribundo –o directamente zombi- como el Pasok, con unas expectativas de voto del 5-6% y una deuda de más de 200 millones de euros de la época de Papandreu que impide a la organización pagar incluso los gastos de viaje; tampoco la sarta de casos de corrupción que le incumben, como el del exministro de Defensa Akis Tsojatzópulos por citar sólo el último, o el empecinamiento en figurar de Evánguelos Venizelos, avezado superviviente, que retorna por la puerta grande de la vicepresidencia y el Ministerio de Exteriores convertido en número dos de Samarás. Tampoco la vuelta al redil de cartuchos gastados como Mijalis Jrisojoidis, un socialista de aparato con modales de sheriff responsable de la publicación de fotografías de prostitutas infectadas con el VIH en la web de la policía en mayo de 2012, un escándalo tal que las imágenes fueron retiradas de inmediato. Jrisojoidis, que en su día confesó sin rubor no haberse leído el memorándum del rescate, ocupará el Ministerio de Obras Públicas y Transportes.

Aparte de los cuatro ministros que logra el Pasok (11 en total contando las secretarías de Estado), en el nuevo Ejecutivo hay datos muy preocupantes pero no menos esperados. El primero de ellos, el viraje hacia la derecha de la derecha de Andonis Samarás. Es decir, hacia un segmento extremo para teóricamente arañar votos al partido neonazi Aurora Dorada (AD, 18 diputados), que aparece en tercer lugar en las encuestas de intención de voto, con más del 10% de apoyos. No de otra manera se entiende el nombramiento al frente de Sanidad de un personaje resbaladizo e inquietante, ultraderechista, confeso antisemita y defensor notorio de la superioridad de la raza griega, sea eso lo que fuere: Adonis Georgiadis, tránsfuga del partido de extrema derecha nacionalista Laos, formación que se quedó sin escaños en 2012 en favor de AD. Según se rumoreaba estos días en los mentideros atenienses, Georgiadis tuiteó recientemente “Grecia necesita un Erdogan” –en alusión a la mano dura del premier turco frente a las protestas de la plaza de Taksim-, aunque lo borró poco después.

Cartaajuste
Sobre el cierre de la televisión pública (ERT), que fue el detonante directo de la crisis gubernamental, Georgiadis comentó en su página web: “Hemos limpiado los establos de Augias”, lugar mitológico lleno de mierda hasta la intervención de Heracles (Ηρακλής) en su quinto trabajo. La  reforma de la ERT adquiere ahora rango de secretaría de Estado, en manos del periodista Pantelís Kapsís, de clara filiación protroika y que en su día fuera portavoz del Gobierno socialista. Georgiadis también se opuso al proyecto de ley antirracista elaborado por el dimisionario ministro de Justicia Andonis Rupakiotis (Dimar), sobre la que dijo: “Hace falta que la ley esté muy controlada para que no tengamos miedo de hablar en nuestro país”. La corrección política nunca ha calado en Grecia.

De la remodelación ministerial, cabe extraer dos conclusiones: la primera, que Samarás se ha quitado de encima dos lastres –ambos de Dimar- en las carteras de Justicia y Reforma Administrativa (esta última, responsable de jibarizar la función pública a instancias de la troika). La segunda, y no menos importante, es que estamos ante un Ejecutivo hilvanado con alfileres, con una mayoría precaria en el Parlamento (153 escaños de un total de 300), si bien varios diputados independientes procedentes de las filas de ND y Pasok –como Andreas Loverdos- se han mostrado dispuestos a apoyarlo. Con todo, lo peor es la galopante desafección de la ciudadanía de una política astrosa, encarnada en profesionales sin crédito: seis periodistas voceros, siete retoños de la aristocracia política (entre ellos un Mitsotakis); varios compañeros de viaje del disparatado bandazo partidista de Samarás, y algún que otro nombre salpicado por asuntos dudosos. Nadie da un duro por este Gobierno, en el que “la democracia ha sido sustituida por una oligarquía heredada”.

Créditos fotos:

1. Cambio de guardia ante el Parlamento, el lunes 24 de junio en Atenas. / John Kolesidis (Reuters)

2. Andonis Samarás (izquierda) y Evánguelos Venizelos, el martes 25 de junio. / Thanassis Stavrakis (AP)

3. Un grafiti en un edificio de Atenas muestra la señal que emite la televisión pública desde su cierre, el pasado 11 de junio. / John Kolesidis (Reuters)

"Esto no pasa ni en Corea del Norte"

Por: | 12 de junio de 2013

Nosignal
Primeras dimisiones en el seno de los partidos de la coalición de Gobierno; rumores de que el primer ministro, el conservador Andonis Samarás, se someterá a un voto de confianza parlamentario de sus socios del tripartito; fantasma de elecciones anticipadas si socialistas e Izquierda Democrática (DIMAR) no apoyan el proyecto de ley que parirá la NERIT (Nueva Radio, Internet y Televisión de Grecia), el engendro que, teóricamente, deberá sustituir a la ERT a partir del próximo 29 de agosto y cuyo proyecto ha sido presentado este miércoles. El cierre de la ERT ha provocado una tormenta política sin precedentes en Atenas -la enésima desde que empezó la crisis, pero esta vez sí capaz de romper definitivamente la baraja-, como inaudita resulta la clausura de un organismo público de radiodifusión en un país de la Unión Europea.

La ERT era hasta ayer una radiotelevisión pública mastodóntica, correa de transmisión de los partidos políticos y los sucesivos Gobiernos, con consejeros designados por estos que cobraban lo que varios empleados de la cadena -1,4 millones de euros al año se repartían hasta ahora 11 “consejeros especiales” y 16 “consultores importantes”-, y que, según el portavoz del Gobierno, Simos Kedíkoglu, era como “un automóvil cuyo motor debía ser rectificado” (lo sabe muy bien, porque trabajó en ella entre 1990 y 1995).

Aunque el propio Samarás se ha reafirmado en la decisión de cerrarla (“es una medida correcta”, han insistido el jefe del Gobierno y su ministro de Economía, Yanis Sturnaras), no faltan quienes le acusan de haber tirado por la calle del medio, con el orgullo herido por el fracaso de la venta de DEPA, la empresa pública de gas natural, a la rusa Gazprom, una gestión en la que se implicó mucho personalmente. Por cierto, que también ha fallado la venta de DESFA, otra empresa pública del ramo.

ERT
Lo que sigue es el relato torrencial, indignado y perplejo sobre el cierre de ERT de un periodista griego que se ampara en el anonimato. “Los principales responsables son los partidos políticos y la sucesión de Gobiernos. El director de uno de los canales contrató varias secretarias el 6 de junio [la televisión fue cerrada el día 11]; a la hija de un diputado de Nueva Democracia [partido conservador, mayoritario en el Gobierno] la contrataron en septiembre porque quería ser periodista y le dieron un programa para ella sola, pero era una incompetente y se lo acabaron quitando; y fue el partido de Samarás el que hizo todo lo posible para que la contrataran. Así que no vengan hablando ahora de opacidad en la gestión cuando han sido ellos los opacos. Entre 2004 y 2009 [Gobierno del conservador Kostas Karamanlís] la ERT fue una orgía; el dineral que pudo gastar sólo en Eurovisión… Todos estamos de acuerdo en reestructurar la ERT, pero una cosa es una reestructuración y otra muy distinta un cierre… Esto no sucede ni en Corea del Norte…”

“…Todos los Gobiernos han querido hacer de la ERT un órgano propio, pero los ciudadanos también le debemos momentos mágicos: información, cultura, la caída de [la dictadura de] los coroneles [en 1974]; el triunfo y la derrota de Andreas Papandreu… Qué va a pasar ahora con sus archivos, que contienen la historia reciente de Grecia… Y la han cerrado no sólo porque lo quisiera la troika, sino porque es un plan político: si el Pasok y Dimar aceptan esto, será su suicidio político; si no lo aprueban, entonces Samarás gobernará con votos de la extrema derecha, de Aurora Dorada y de Griegos Independientes… Lo curioso es que el año pasado, entre las dos convocatorias electorales [en un periodo regido por técnicos] tuvo la mayor audiencia en años, porque hizo la mejor cobertura informativa…”

La barra libre a la que venía invitando la ERT desde hacía lustros –incluida la última participación estelar en Eurovisión, con esa gamberrada musical llamada Alkohol is free, cuya participación en Malmö dejó más de un pufo- ha terminado.

(Continuará…)

Vaya tropa, la troika

Por: | 07 de junio de 2013

Banderola griega
Mientras la bandera griega ondea junto a la turca en la plaza de Taksim, y las redes sociales son un clamor de cuanto sucede en Estambul –protestas, incidentes, anécdotas relatadas en tiempo real, griegos codo con codo con los turcos-, un informe confidencial del FMI destapaba esta semana la caja de los truenos sobre la chapuza de dimensiones trágicas que ha supuesto la intervención de la economía griega por la troika a cambio de dos rescates y una teóricamente ventajosa reestructuración de su deuda. La divulgación del informe provocó de inmediato una enconada guerra de acreedores, como la definió el diario griego Ta Nea: Washington contra Bruselas, y viceversa, nada de fair play.

El FMI constata que se produjeron “notables fracasos en la elaboración del plan de rescate de Grecia en 2010 y en la reestructuración de su deuda en 2012” y que no se tuvo en cuenta el impacto de las medidas de ajuste en la economía del país. Pues podrían haberse dado cuenta mucho antes, porque Grecia entró en recesión en el último trimestre de 2008, aunque el clima de bonanza heredado enmascarase ese aviso. El país llevaba un lustro largo con el viento en la popa, un crecimiento que rondaba el 5% y la resaca efervescente e ilusa de los JJOO de 2004, que dinamizaron viejas infraestructuras y alimentaron proyectos e inversiones, pero también endeudaron de por vida al Estado.

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Pistolas en el Parlamento

Por: | 21 de mayo de 2013

GD
El mismo día que el Parlamento griego debía teóricamente revisar un proyecto de ley antirracista –y el Congreso español debatía una condena del franquismo, ya es casualidad-, la prensa griega se desayunaba con una seria advertencia del Departamento de Estado norteamericano acerca de las actividades del partido ultranacionalista y neonazi Aurora Dorada (AD), con 18 diputados y un rosario de incidentes a cuestas, el último, el intento de uno de sus parlamentarios de entrar en el edificio de la Cámara armado con una pistola.

Aunque su identidad no ha sido revelada, el susodicho bien podría ser Panayotis Iliópulos, el legislador –es un decir- que el viernes fue expulsado por encararse con el vicepresidente del Parlamento en una sesión de control y, brazo en alto, gritar “Heil Hitler!” mientras era jaleado por su bancada. Una diputada de la conservadora Nueva Democracia se quejaba este domingo en una entrevista de que Iliópulos suele ir armado, pero no es el único: a comienzos de mes, un conspicuo correligionario suyo echó presuntamente mano de su pistola durante un rifirrafe con los guardaespaldas del alcalde de Atenas, que horas antes había prohibido un reparto de comida gratuito del partido –sólo a griegos- en el centro de la ciudad.

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Trabajar por decreto ley

Por: | 17 de mayo de 2013

Huelgaprofes2
Primero fueron los trabajadores del metro de Atenas, en enero. Un mes después, los portuarios. Ahora, los profesores de secundaria, los últimos –de momento- a los que una medida de excepción ha impedido ejercer su derecho de huelga para garantizar, según el Gobierno, el normal desarrollo de los exámenes de fin de curso y, sobre todo, de las pruebas de acceso a la universidad, conocidas como paneladikés (panhelénicas), que han arrancado con normalidad este viernes.

El poderoso sindicato del ramo, Olme, con 88.000 afiliados, se había echado a la calle para protestar contra el aumento de la jornada, dos horas a la semana hasta 20,5, y el traslado de docentes a zonas remotas del país. La central no se cansa de denunciar la depauperación del sector, con una plantilla un 12% inferior desde 2009 y salarios entre un 50% y un 70% más bajos que la media comunitaria.

Es la tercera vez en cinco meses que el Ejecutivo, esgrimiendo razones de interés público, revienta legalmente una huelga mediante una norma que se había usado muy poco desde el restablecimiento de la democracia, en 1974, y que parece haberse convertido en un tic del poder frente a las protestas sociales y laborales, un fenómeno diario en las calles de Atenas y Salónica (los últimos en manifestarse, este miércoles, han sido los vendedores callejeros y ambulantes).

El continuado recurso a esta medida, que desde 2007 se aplica a cualquier emergencia “en tiempo de paz” –si es que así puede denominarse la situación de urgencia humanitaria en que se ha hundido el país desde 2010-, suscita fundadas sospechas de una deriva totalitaria por parte del Ejecutivo griego. El decreto de “movilización civil” tiene la potestad de forzar el fin de un paro en caso de desórdenes civiles, catástrofe natural o riesgo para la salud pública.

Huelgaprofes3
Pero ninguno de los tres supuestos se pueden aplicar en el caso de la huelga del metro, la de los marinos o la de los enseñantes. Organizaciones como Amnistía Internacional subrayan que, además de innecesaria, la movilización forzosa de docentes viola los derechos fundamentales. No han faltado voces críticas en el seno del Gobierno tripartito. El líder de Izquierda Democrática, Fotis Kuvelis, pidió el jueves al Gobierno que revocara la orden de movilización civil en un ejercicio de retórica sin parangón, pues su partido integra la coalición de gobierno. También clamó en contra la opositora Syriza, que calificó la medida de “movimiento que priva a los ciudadanos de libertades constitucionales”. 

Con cifras del paro del 27% (el 64% entre los menores de 25 años, datos de febrero), y una población activa de 3,6 millones de personas para sostener a 7,2 millones, obligar a trabajar por decreto ley es una paradoja cruel. En el pulso entre Gobierno y Olme aparece también el telón de fondo de la reestructuración de la Administración: 15.000 funcionarios menos hasta fines de 2014; 150.000 menos en cuatro años. Y se dibujan las disensiones, cuando no el cansancio de un lustro de lucha, en el seno del movimiento sindical: Olme, Adedy (el gran sindicato del sector público) y GSEE (sector privado) convocaron sus protestas por separado. El órdago de Olme a las autoridades -llegó a amenazar con una huelga indefinida- se quedó en papel mojado por la falta de apoyo de sus correligionarios.

HuelgaprofesPor unas cosas u otras, las calles de Atenas muestran hoy el mismo aspecto que lucían en los años ochenta, cuando Mitchell Grammaticus, uno de los personajes del trío protagonista de La trama nupcial, de Jeffrey Eugenides (Alfaguara), visita la ciudad. "Grecia no era Europa. Era Oriente Próximo. (...) De los tejados y azoteas sobresalían vigas de acero, de forma que los remates de los edificios que se recortaban en el aire acre parecían erizados de púas. Era como estar en Beirut. La niebla espesa se mezclaba con los gases lacrimógenos, dadas las cargas policiales casi diarias contra los manifestantes en las calles. Las marchas de protesta se sucedieron constantemente; contra el Gobierno, contra la interferencia de la CIA, contra el capitalismo, contra la OTAN, y en favor del regreso a Grecia de los mármoles de Elgin. Grecia, la cuna de la democracia, bloqueada por la libertad de expresión. En los cafés todo el mundo tenía una opinión informada, y nadie podía lograr que nadie hiciera nada. (...)". Sólo hay que cambiar la CIA por la UE, la OTAN por la troika y todo lo demás conserva su vigencia. Y lo que queda...


 

Funcionarios

Por: | 07 de mayo de 2013

Grafitischulos

A ver si nos aclaramos. El ministro de Economía griego, Yanis Sturnaras, acaba de declarar que lo peor de la crisis ha pasado, pero a la vez los europeos creen que lo peor de la crisis está por llegar. El FMI alaba los progresos hechos por Grecia “en medio de una crisis económica voraz”, y Atenas se felicita por hollar la senda correcta. El mismo día, en España, un leve descenso del paro (46.000 personas) mueve al optimismo más “esperanzador” a algún que otro dirigente del Partido Popular. ¿De verdad hay motivos para alegrarse?

Portugal despedirá a 30.000 funcionarios. Chipre prescindirá de 4.500 –como poco- hasta 2016. En España están a pan y agua, sin paga de Navidad, con menos moscosos y el sueldo congelado, y en Irlanda por el estilo. Pero el tijeretazo que Grecia va a darle a su Administración no tiene parangón, como tampoco el tamaño del Estado (y de la deuda pública, que el FMI subraya “sigue siendo muy alta”). La primera condición de la troika para aflojar el dinero de los dos rescates no ha variado un milímetro: hasta 2015 hay que adelgazar el sector en 150.000 contratos –un 30% del total.

Atenas aspira a matrícula, y asegura que su objetivo es reducir 180.000 puestos. Gracias a una ley de 1911 que aseguraba los puestos de trabajo público frente a los cambios de gobierno, los funcionarios griegos –incluso los mangantes o los corruptos, hasta que se demostrara que lo eran, lo cual llevaba años- han estado protegidos. Por eso la cosa pública se ha convertido en un ente elefantiásico sobre el que reposan los peores vicios del sistema político: el clientelismo, el nepotismo y toda esa serie de pecados ligados a la urdimbre de privilegios y relaciones. Y estrechamente relacionados con la servidumbre que se depara al poder, sea este celestial o prosaico. Quien haya presenciado el ocasional besamanos de ciudadanos de a pie –campesinos, jubilados, mujerucas isleñas- al gobernante de turno, idéntico al que se reserva para las dignidades de la Iglesia, sabrá de qué estamos hablando.

Estudiantes3
Nadie se pone de acuerdo sobre el número exacto de trabajadores del sector público. Hace ahora tres años, cuando arrancó el viacrucis de ajustes, los sindicatos recurrían a la cuenta de la vieja para calcularlo. Adedy, el sindicato público mayoritario, cifraba su número en unos “setecientos y pico mil” y su porcentaje sobre la fuerza de trabajo,
“entre un 10% y un 20%”. El actual viceministro de Economía, Jristos Staikuras, que en 2010 era portavoz parlamentario de la opositora Nueva Democracia (hoy en el poder, al frente del Gobierno tripartito), lanzaba imprecisiones (y confusión): “Ni siquiera el Gobierno [del socialista Pasok] lo sabe. ¿Quizá unos 670.000?”.

Tirando de hemeroteca, he aquí el bosquejo de la maraña de la Administración que hacía en 2010 el actual ministro de Economía, Yanis Sturnaras (entonces, profesor universitario y director del think tank Iobe): “[Sólo] Entre 2004 y 2009, se han creado en Grecia 75.000 puestos en la Administración y 300 organismos públicos nuevos”. Ese periodo incumbía a un Gobierno conservador (y al reflujo entusiasta, económicamente hablando, de los Juegos Olímpicos de 2004). En 2010, 1.700 empleados daban servicio a los 300 diputados en el Parlamento griego, es decir, casi seis trabajadores (y seis sueldos) por escaño.

DespidoEn Boomerang. Viajes al nuevo Tercer Mundo europeo (Ediciones Deusto), un entretenido libro publicado en  2011, el periodista Michael Lewis dibuja un demoledor escenario del descontrol público. Tras años de barra libre crediticia, y una deuda contraída sin supervisión alguna –ni propia ni ajena-, “al final, lo que los griegos quisieron hacer, una vez que se apagaron las luces y se quedaron solos y a oscuras con un montón de dinero prestado, fue convertir su gobierno en una piñata repleta de dinero y dejar que sacara tajada de ella el mayor número posible de ciudadanos” (pag. 62). En una docena de años, el gasto de personal público se duplicó, recuerda Lewis; organismos como los Ferrocarriles, que funcionaban como una tortuga renqueante y deficitaria, tenían entonces unos gastos de personal de 400 millones (un promedio de 65.000 euros al año por trabajador) frente a unos ingresos de 100, y unos cuantos cientos más en gastos. En esa época había tres empresas de Defensa propiedad del Gobierno, mientras en Atenas el transporte ferroviario dependía de tres compañías (públicas, of course) distintas.

Pero el principal problema del sector público griego es su disfuncionalidad, más que su dimensión mostrenca: su tamaño está por debajo de la media europea, según estadísticas de 2011 del Banco Central Europeo: frente al 38% que supone en Bélgica o el 31% en Francia, en Grecia el sector público representa sólo el 29% de la fuerza laboral del país (algo más de cinco millones). Así las cosas, y mientras la crisis siga acuciando, aquel mensaje del trabajo para toda la vida que los padres inoculaban en los hijos resulta inapropiado (y falso), aquí y en Salónica. Ya no hay trabajos para toda la vida; porque ahora la vida, y los trabajos, se conforman con ser remiendos de ratos.

 

Famélica legión

Por: | 29 de abril de 2013

Manihomeless
El Parlamento griego acaba de aprobar un nuevo paquete de ajustes que tiene toda la pinta de no ser el último, tantas veces han repetido sus líderes que no habría más; de eso los españoles y los portugueses también vamos sabiendo lo nuestro. Su contenido es una perfecta combinación de rumores y desmentidos previos: rebaja del salario mínimo a 490 euros para jóvenes desempleados (casi cien euros de una tacada, desde los 580 acordados en febrero de 2012); supresión de 15.000 puestos en la Administración hasta finales de 2014 (sólo este año se perderán 4.000); reducción en un 15% de la impopular tasa inmobiliaria que se cobra a través del recibo de la luz (aunque se anuncia un nuevo impuesto unificado sobre propiedades para el año próximo), liberalización de algunas profesiones (y fin del monopolio de las panificadoras, sic), y prolongación de jornada obligatoria de dos horas, a partir de septiembre, para los docentes de primaria y secundaria, a fin de no tener que contratar interinos.

Hay muchas más technicalities en el mamotreto legislativo de 110 páginas que se votó este domingo por la noche –luego dice frau Merkel que los griegos no trabajan…- como un solo proyecto de ley, y por la vía de urgencia, para aligerar el trámite (y las objeciones de inconstitucionalidad de Syriza). Pero el resultado es lo que cuenta y, con un total de 168 diputados a favor y 123 en contra, el Eurogrupo aflojará ipso facto 2.800 millones de euros del rescate pendientes desde marzo, imprescindibles para pagar sueldos y pensiones; otros 6.000 millones serán liberados a mediados de mayo.

Pintada Pireo
Lo de las excepciones al salario mínimo fue un truco de magia que incluyó a última hora el ministro de Economía, Yanis Sturnaras –era desde hace meses la principal demanda de multinacionales extranjeras para invertir en Grecia-, pero el resto entraba dentro de lo previsto. Algunos medios, como el diario conservador Kathimerini, definen la ley como “una serie de medidas previamente acordadas con la troika”, pero otros no son tan comprensivos y ven una imposición sin condiciones por parte de los prestamistas internacionales (incluida la rebaja del salario mínimo, que ya había aventado hace unos meses el mismísimo Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión Europea). El resumen de la jugada, y no sólo en Grecia, sino también en España, viene a ser: si el Gobierno desmiente un rumor sobre un hipotético ajuste, mejor ponerse en lo peor (y echar mano a la cartera).

Tras algunas semanas de calma chicha, sin titulares alarmantes sobre una inminente bancarrota, un lector se preguntaba recientemente en la sección de Cartas de este periódico qué pasaba con Grecia tras la lectura de un artículo del economista Yanis Varufakis titulado Grecia ha muerto, un texto vomitado vertiginosamente por las redes sociales que al parecer es espurio, pero que en verosimilitud -y veracidad- no supera el mejor de los reportajes sobre el tema.

DiscapaGRECIAsillaEl citado lector reclamaba más información sobre lo que sucede en aquel país, pero la respuesta la tiene mirando en derredor: a los más de seis millones de parados de España, una situación que parece pedir a gritos una revolución, como apuntaba el escasamente revolucionario diario francés Le Monde; los colegios abiertos en Andalucía o Canarias para garantizar una comida al día a los alumnos hambrientos; los 1,3 millones de empleos que se perderán en esta legislatura; el cerca de un millón de extranjeros que se han quedado sin atención sanitaria.

Así que ¿para qué mirar a Grecia si aquí sucede lo mismo? Una nueva casta de pobres, expulsados del paraíso de la otrora clase media, va ganando terreno allí, pero también por estos lares. Para muestra, un botón tan poco retórico como una reciente manifestación de homeless en las calles de Atenas: la crisis ha disparado su número hasta los 20.000 en todo el país –un 30% más que en 2009-, y el 20% de ellos tiene título universitario, según la ONG Klimaka.

Tras los discapacitados y los jubilados, los más parias entre los parias fueron los últimos en manifestarse en el centro de Atenas hace un par de semanas para denunciar el deterioro de las condiciones de ¿vida? por el efecto acumulativo de los recortes. Últimos en la cadena de supervivencia, dependientes de inexistentes mondas en cubos de basura previamente esquilmados por otros, los indigentes gritaron sus demandas, igual que viene haciendo el resto de la famélica legión de víctimas de los rescates: millones de europeos desheredados, desposeídos de todo, hasta del derecho a la salud... Una gran mancha de aceite sobre el manto de austeridad que asfixia a Europa.

Créditos de las fotografías:

1. Manifestación de 'homeless' en Atenas el pasado 12 de abril. / Petros Giannakouris (AP)

2. Pintada en el Pireo: "Queremos trabajo. No matéis a los jóvenes".

3. Manifestación de discapacitados en Atenas, en octubre pasado.

Chipre, coge el dinero y corre

Por: | 10 de abril de 2013

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La información sobre Chipre lleva casi un mes manando a borbotones. Hasta el 16 de marzo pasado, fecha del primer acuerdo del Eurogrupo para rescatar a la isla, las noticias sobre este país se limitaban a alertar, casi en sordina, de una crisis incipiente y de los efectos de la deuda griega en sus dos principales bancos. Pero el primer rescate convirtió la crisis en una disparatada yinkana con actuaciones estelares como la del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y obstáculos tan pavorosos, por inéditos, como el primer corralito en la eurozona. De esa chapuza ha pasado casi un mes, tiempo durante el cual la información se ha hecho pródiga en titulares. Si, como dice el refrán, lo importante es que hablen de uno, aunque sea bien, Chipre debe de sentirse hoy satisfecho.

Un vistazo rápido a la prensa local revela los siguientes sobresaltos en un lapso de 24 horas: el gobernador del banco central afronta una investigación a instancias del Parlamento por engañar a los diputados y ocultar información sobre la crisis bancaria; se confirma que el fiscal general del Estado, una figura por encima del bien y del mal, frenó en su día una causa contra su hijo, detenido por conducir borracho un coche sin papeles; las líneas aéreas de bandera, Cyprus Airways, afrontan una reestructuración que puede poner en la calle a la mitad de su plantilla (500 personas), eso si no las compran los chinos o los libaneses de MEA; empresas de un magnate ucranio que eran clientes del bufete donde trabaja una hija del presidente Nikos Anastasiadis usaron presuntamente información confidencial para retirar al menos 13 millones antes de aprobarse el corralito; unos 6.000 depositantes, entre personas físicas y jurídicas, se olieron igualmente la tostada y sacaron cientos de millones de los bancos entre el 1 y el 15 de marzo.

Es cierto que todo lo que aflora a la superficie suena mal, y huele aún peor: rusos forrados que blanquean dinero dudoso; bancos hipertrofiados de bonos podridos, como los griegos; parientes avisados de la que se venía encima –como, presuntamente, el consuegro de Anastasiadis- para coger el dinero y correr a Londres o Atenas. O la lista de políticos, empresarios y sindicalistas que se beneficiaron de un trato VIP –condonación de deudas, préstamos con condiciones preferenciales- por parte de los dos bancos que están en el atolladero, el de Chipre y el Laiki.

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Pero Chipre no es solo eso, en absoluto: es un país civilizado, con gente muy preparada y formada; una espléndida infraestructura hotelera y de servicios hasta el punto de ser desde hace lustros una sólida plataforma de negocios regional y, muy importante, con un Parlamento capaz de decidir en libertad y tumbar soberanamente el primer acuerdo del Eurogrupo. La peculiaridad del sistema, a medio camino entre el presidencial y el parlamentario, explica ese saludable contratiempo democrático.

Para arrojar un poco de luz sobre el colapso del país pueden servir algunos testimonios de chipriotas comunes, clase media decente que paga sus impuestos sin recibir mucho a cambio –el transporte público es escaso y caro; un recibo de la luz estándar ronda los 500 euros- y que, al contrario, sufrirá los recortes y los ajustes que vienen. “Chipre ha pasado en apenas dos generaciones de una situación de guerra, pobreza y hambre como la de 1974 [invasión turca], cuando muchos tuvieron que dejar sus casas con lo puesto y empezar literalmente de cero, a un espejismo de riqueza en el que cualquier chiquillo de 18 iba a la universidad en BMW o Mercedes, cuando no en coche con chófer”, explicaba días atrás en una cafetería de Nicosia una profesora en la treintena.

2013-04-05 15.17.32“Los bancos te perseguían por teléfono ofreciéndote tarjetas y más tarjetas [de crédito], aunque no tuvieras ingresos fijos; no entendían el no por respuesta”, contaba una universitaria; “el tren de vida era insostenible; la gente se endeudaba para comprar ropa de marca, un bolso de Louis Vuitton, el último modelo de coche de alta gama o un viaje de shopping a Londres o, en su defecto, Atenas”, por no hablar de la casa en la playa. “Estamos purgando un pecado de soberbia, nos creímos ricos y poderosos, y ahora pagamos la osadía, como en las tragedias clásicas”, remata la profesora citada.

Chipre. Un país donde las manifestaciones parecen convenciones de empleados del mes, por los atuendos y por lo modélicas; donde la Iglesia –que no paga impuestos- es accionista mayoritaria de uno de los principales bancos, el Hellenic Bank; propietaria de la principal marca de cerveza y la terrateniente por excelencia, y además alecciona a sus fieles sobre la conveniencia de votar a uno u otro candidato presidencial y, estos días, sobre la manera de superar la crisis. Los chipriotas normales, los pequeños comerciantes, los jubilados, los funcionarios, no han hecho nada para merecer esto, pero pagarán la factura de los sueños rotos durante años.

 

Pies de foto:

Manifestación contra la troika en Nicosia.

Retirada de efectivo en un cajero el día de reapertura de los bancos, el 28 de marzo.

Pintada en una zona comercial de Nicosia: "Compro, luego existo".

¿Nazi o descerebrado?

Por: | 19 de marzo de 2013

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¿Nazi? ¿O simplemente descerebrado? Yorgos Katidis, centrocampista del AEK ateniense, no podrá pasear la ristra de tatuajes que le adornan por los estadios donde a partir de ahora juegue la selección griega de fútbol, de la que ha sido apartado de por vida por remedar el saludo fascista sobre el césped. El sábado pasado, Katidis, de 20 años, marcó el gol de la victoria de su equipo ante el Veria en un partido de la Super League y lo celebró con el brazo en ristre, enhiesto, y una actitud tan fiera que sus excusas posteriores en las redes sociales –no entender el significado del gesto- suenan a vanas.

¿Ignorancia, cuando en el Parlamento griego se sientan 18 diputados, correligionarios de quienes, además de saludar a lo nazi, apalean emigrantes y fanfarrean con hacerles jabón en hornos crematorios, como mostraba un reportaje emitido el 5 de marzo por la televisión británica Channel 4? ¿Desconocimiento de lo que significa el ademán, cuando un día después Grecia conmemoraba solemnemente –con la presencia del primer ministro, Andonis Samarás-, el 70º aniversario de la primera deportación a los campos de exterminio nazis de los judíos sefardíes de Salónica?

SamarasDavidLa relación entre fútbol y las más difusas formas de violencia ultra no es nueva; tampoco la acción de Katidis (el italiano Paolo di Canio lo hizo en 2005, y le cayó sólo un partido de suspensión), pero mentar la bicha nazi en Grecia es hoy azuzar el pútrido huevo de la serpiente. Las más que fundadas sospechas de connivencia entre hooligans y miembros de Aurora Dorada cobran relieve con la acción de Katidis. Los estadios griegos son ollas a presión donde muchas veces se dirimen diferencias, políticas y de las otras, como en 2004, cuando la selección nacional –a la sazón campeona de Europa- perdió ante Albania en un partido clasificatorio para el Mundial de Alemania, con el resultado de un muerto y cinco heridos por arma blanca. O, sin ir tan lejos, cuando en noviembre pasado el diputado de Syriza Dimitris Stratulis fue golpeado por tres camisas negras de Aurora Dorada en un encuentro en la cancha, qué casualidad, del AEK, un club de acreditada trayectoria antifascista y cuyo emblema es el águila bicéfala de Bizancio. Stratulis recibió también amenazas de muerte.  

“No soy un fascista y no lo habría hecho si hubiera sabido qué significa”, escribió en Twitter y Facebook el excapitán de la selección griega sub-19 para acallar la polémica. Puede que el bueno de Katidis hiciera novillos cuando en clase de primaria explicaron la ocupación nazi de Grecia (1941-44), un oprobio inoculado en el ADN y que hasta los críos de teta conocen; las matanzas de civiles en Kalávryta y Distomo a manos de oficiales de las SS; los 300.000 muertos literalmente de hambre, o la larga guerra civil que vino luego. Pero, por edad, seguro que sus abuelos sí se acuerdan.

Cementeriojudio
Las tumbas con la estrella de David profanadas hace unos meses en Salónica; las crecientes amenazas a la comunidad judía; el revisionismo de un asesor del mismísimo ministro del Interior griego, cuya dimisión han pedido los responsables de la misma… Y mientras tanto la arrogancia rampante de Aurora Dorada, abriendo sedes por doquier –en Nueva York, en Nüremberg, en Australia…- y dando clases de espíritu nacional en los colegios en medio de la putrefacción social causada por cinco años de crisis. El saludo de Katidis no es baladí, ni una anécdota o un hecho marginal. Es el mal encarnado en un bosque de tatuajes sobre fondo verde.

Créditos fotos:

Yorgos Katidis saluda tras marcar el gol que dio la victoria al AEK. © Giannis Liakos (Reuters/Icon)

Andonis Samarás, en la sinagoga Monastirioton de Salónica. © Alexandros Avramidis (Reuters)

Tumbas profanadas en el cementerio judío de Salónica.

El País

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