El Viajero: Guía de Viajes de EL PAÍS

Sobre el blog

Del frío siberiano al calor tropical, devorando meridianos rumbo a las Antípodas. Porque se puede viajar de Europa a Australia sin coger un avión. Este blog pretende relatar lo vivido en una ruta en la que se cruzan personas, curiosidades, tradiciones y consejos. Cabe de todo, menos los atajos.

Sobre los autores

Leyre Pejenaute y Javier Galán

"Si te pusieses a cavar un agujero en el suelo, y cavases sin parar, acabarías llegando a Australia". La pequeña Leyre Pejenaute lo intentó con su pala de plástico, pero solo llegó a meter un pie. Sin embargo, la fascinación por esa idea nunca le abandonó. Quizás por eso se le quedó pequeña la carrera de Derecho, los periplos de ida y vuelta por Europa y América, las temporadas en Italia y Reino Unido y los diversos trabajos rutinarios frente a un ordenador. De lo que nunca se cansó fue de contar historias. Ahora se ha dado cuenta de que es más práctica una mochila que una pala. Y aunque tenga que dar un buen rodeo en lugar de ponerse a cavar, va a volver a intentarlo.

Si se acepta que los continentes son cinco, a Javier Galán solo le queda por respirar el aire de Oceanía. Ha dejado de planear los viajes en casa, porque sabe que un vistazo a una guía o una conversación en un hostal pueden darle un giro de miles de kilómetros a la ruta inicial. Le ha pasado en Europa, al sur de Sudamérica, en India y Estados Unidos. Estudió Derecho y Periodismo pensando que las hojas de papel se parecen tanto que se olvidan, mientras que lo que ocurre en tránsito se queda marcado. Ahora actualiza y alarga un viejo proyecto porque ha encontrado a una compañera; si lo llega a hacer solo se habría olvidado de hablar.

Eskup

Los blogs de el viajero

Archivo

junio 2014

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
            1
2 3 4 5 6 7 8
9 10 11 12 13 14 15
16 17 18 19 20 21 22
23 24 25 26 27 28 29
30            

13 mar 2014

Brisbane está de moda

Por: L. Pejenaute / J. Galán

'Footing' por el Southbank de Brisbane (Australia) / Andrew Watson

Brisbane siempre ha sido la ciudad aburrida de Australia. Mientras Melbourne y Sidney se reparten la gloria, los artistas, los grandes proyectos, restaurantes premiados e innovación, a ella le quedaban los hombres y mujeres de maletín y el tercer puesto en población. Por eso, las quinielas y clasificaciones solían olvidarla, dejarla como la prima pequeña con la que nadie quiere quedar. Cuando aparecía, además, lo hacía bajo el nombre de BrisVegas, por la presencia del casino 24/7 en el mismo centro de la ciudad.

Pero queremos juzgar por nosotros mismos. Aparcamos la furgoneta cerca del río que da nombre a la ciudad y nos sorprende la escena. Esta gente se ha montado un paseo marítimo junto al río. A los australianos parece que el no tener una playa cerca les crea ansiedad, y por eso se las construyen en sus ciudades. El Southbank, como se llama esta zona, es un ejemplo de urbanismo inteligente en torno al río.

  IMG_2062

Es solo la primera impresión: nada hace sospechar que hace tres años fuertes inundaciones sepultaron barrios enteros de la ciudad y afectaron a más de 200.000 personas. La joya de la orilla oeste ha resurgido y en su recuperación se han relanzado restaurantes, galerías de arte, bares, cafés y discotecas. Tanto, que la última edición de la guía Lonely Planet de Australia declara que Brisbane es la ciudad más cool de Australia.

Artista callejero en el Southbank de Brisbane. FRANK BELYEU
 

El adjetivo ha sido noticia en toda la prensa australiana, y ha cambiado la forma de mirar a la sosa Brisbane. Es cierto que para que la ciudad se te muestre en plenitud tienes que pagarlo, pero vamos a resumir por qué ahora todos piensan que Brisbane, además de tener un tiempo perfecto todo el año, mola.

- El Southbank es el eje cultural, una animadísima franja verde en la orilla oeste del río con bosquecillos fluviales y lagunas tropicales a la sombra de los rascacielos. Este área quedó destruida por la riada de 2011, pero hoy bulle de actividad. Artistas y mercadillos callejeros se codean con tiendas chic, una playa artificial e infinidad de alternativas culturales, todas concentradas a pocos minutos de la ciudad.

Wheel of Brisbane, una noria de 60 metros de altura en el Southbank  de Brisbane (Australia). / Andrew Watson

De norte a sur del Southbank se suceden la QAG -Galería de Arte Moderno del estado de Queensland-, el Museo Marítimo y el Sciencentre (museo de Ciencias). Y para verlos todos de un plumazo nada mejor que subirse a la prima hermana del London Eye; Wheel of Brisbane, una noria de 60 metros de altura.

- Una escena musical de talla mundial. En un rápido vistazo hemos visto que de aquí a mayo tocan en Brisbane los Rolling Stones, Pharrell Williams, Arctic Monkeys, Bruno Mars... No pinta mal, y mientras llegan los grandes conciertos y festivales hay entretenimiento garantizado en los clubes de música en directo que retumban cada noche con los artistas australianos del momento. Claro, aquí se criaron los Bee Gees...

- Semejante playa, y tan cerca. El río Brisbane desemboca en Moreton Bay, a 20 kilómetros del centro urbano. Allí las playas son de verdad y no decepcionan. En este parche de agua son frecuentes los avistamientos de ballenas jorobadas y delfines. A una hora, las idílicas y relajadas playas de Noosa y la estrambótica y fiestera Surfers Paradise.

IMG_4449

- La comida lo es todo. No nos sentimos capaces de valorar si la comida de los mejores restaurantes de Brisbane es original o buena, ni tenemos el dinero para disfrutarla. Pero lo cierto es que los restaurantes de Brisbane llevan unos años hinchándose a premios y recopilando prestigio. No solo se cultiva en los restaurantes top, también en la multitud de cafés, tiendas de cupcakes y carismaticos aussi pubs.

IMG_4522

Todo eso está bien, hay un montón de gente con mascotas llamativas y atuendos hipster y acaba de empezar a correrse la voz. Por si no es suficiente, nos hemos enterado de que el pasado enero abrió en el centro de la ciudad la tercera tienda Apple. ¿Hace falta decir más para demostrar que está de moda?

06 mar 2014

Koalas en el Trópico de Capricornio

Por: L. Pejenaute / J. Galán

IMG_4671

En su Trópico de Capricornio, Henry Miller escribía: "Soy como un explorador que, deseando circunnavegar el globo, considera innecesario llevar ni siquiera un compás." La libertad del viajero sin billete de vuelta permite detenerse donde se desee. Por ejemplo, amparado en una referencia literaria. Del escritor viene que aparcásemos la furgoneta en Rockhampton, una ciudad interior del este australiano, al ver que atravesábamos, precisamente, el trópico de Capricornio.

Lo descubrimos por la escultura que anuncia el paso del paralelo por esta población, plantada frente a la oficina de turismo. Allí nos cuentan que este es el lugar más meridional del mundo, donde el sol llega al zénit (vertical) a mediodía. De acuerdo. Pero también nos cuentan que hacia el sur se extiende el territorio koala de Australia. Eso nos emociona un poco más. Y comenzamos a buscar a este entrañable mamífero en cada eucalipto.

IMG_4662

No es tan sencillo; el koala duerme dos tercios del día y apenas se mueve. Su mirada ausente y su torpeza intrínseca le delatan: es una criatura cuyo cerebro no se adapta a su cráneo, sino que es mucho más pequeño, lo cual es muy extraño. A cambio, el koala es capaz de procesar las hojas de eucalipto, potencialmente tóxicas para cualquiera, y convertirlas en su alimento básico. La jugada de la evolución sacrificó el cerebro en pos de la eficiencia energética y condenó al koala a vivir en las ramas altas y confiar en que los depredadores no lleguen hasta ahí.

IMG_7676De cuando en cuando aparecen en los patios traseros de los australianos para beber agua de sus piscinas. Pero cada vez menos. Alex Harris, fundadora de Koala Tracker, una web que recoge los avistamientos de koalas en libertad, nos alerta: cada vez quedan menos, y están cada vez más amenazados. Para verlos, dice, nada mejor que darse un paseo por Noosa y su reserva natural. La emoción de avistar uno dormitando libre es indescriptible.

En España las señales de la carretera alertan de la presencia de ganado; en Australia avisan de la presencia de marsupiales durante los siguientes 5, 10, 20 kilómetros. Verse en las Antípodas implica ser consciente de lo brillante y crudo de la evolución natural. Los animales que ves no existen en ningún otro lugar. Otro ejemplo es el símbolo nacional australiano, también considerado una plaga: el canguro.

¡Qué emoción la de ver el primer canguro en libertad! Eso solo ocurre en Australia. Y ocurre mucho. Uno de los primeros días de road trip, advertidos de que ningún seguro de coche cubría los choques con canguros y mentalizados para no dar volantazos en caso de invasión de la calzada, atisbamos uno. Y otro. Y otro. Saltando majestuosos a la par de nuestro vehículo. Saltando, porque saltar es la forma más eficiente de moverse a velocidad media, una eficiencia vital cuando se recorren enormes distancias para buscar comida. La energía del salto se almacena en sus desproporcionados tendones de Aquiles, mientras los intestinos botan como un pistón, vaciando y llenando los pulmones sin activar los músculos pectorales.

Kangaroo-High-Resolution-
Fuente: Stillmaza.com 

Otra maravilla evolutiva de la que los australianos no pueden hablar sin mofarse. Ya sea de todos los canguros que son atropellados en las carreteras, o de que su carne es la más barata en el estante del súper. Desde luego, el filete de canguro sabe salvaje. Y ya se exporta a todo el mundo. A los australianos les sobra y al resto le intriga: buen binomio.

La fauna salvaje de la costa este no acaba ahí. También están los ornitorrincos, tan amenazados, tan torpes y sorprendentes. Y basta con acercarse al parque nacional Eungella, un pequeño desvío desde la autopista que recorre la costa este, para verles nadar en libertad. 

 

No queremos dejarnos los cocodrilos del norte, las más de 10.000 especies de arañas, un ave del tamaño de un avestruz tan agresiva como el Cassowary... Viajar no es solo ver lugares o relacionarte con personas, en el safari de Australia también es encontrarte animales. Y reflexionar sobre la influencia medioambiental de 21 millones de personas en un territorio tan grande, sobre la vulnerabilidad de especies animales tan únicas. Es un lujazo verlas en libertad.

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal