El motor del coche de esta ruta ha estado al ralentí en el último mes hasta el punto de permanecer el vehículo aparcado alrededor de dos semanas por el placer de las vacaciones. Siento la inactividad no anunciada. Pero terminado el periodo vacacional, ya se intenta recuperar el pulso al trabajo. Ciertamente, uno llega con energías renovadas y mucha ilusión por transitar de nuevo la ruta norteamericana, en buena parte porque son muchas las ideas que flotan en el aire y más aún por los interesantísimos y variados comentarios que se han ido dejando sobre lo que más nos gusta, la música. Así da gusto partir de nuevo por este viaje sonoro que espera ofrecer más propuestas que en estos primeros meses de contacto.
No se me ocurre mejor forma que arrancar con la ventanilla bajada y pisando fuerte para tomar la recta con el reciente disco de Randy Newman. Harps and Angels (Warner Music/Nonesuch) es el último trabajo de este cantautor iconoclasta, a medio camino entre George Gershwin y Bob Dylan. Desde que salió publicado el pasado 19 de agosto ha llenado muchas escuchas durante los días de tranquilidad de las vacaciones.
A Newman se le puede considerar un genuino artista de culto. Desde sus comienzos ya mostró un estilo diferente a los cantautores de su generación en la década de los setenta que le otorgaba un añadido interesante pero lo desubicaba a oídos del gran público. Además, desde que publicó su primer elepé que llevaba su nombre, Randy Newman ya guardaba las dos premisas fundamentales de todo músico de culto: vendía poco y era referencia e influencia para compañeros de profesión.
Miembro de una familia de actores, es uno de los músicos más mordaces de la escena norteamericana, lo que le ha acarreado más de un problema y ha llegado a desorientar a más de un oyente. Desde que comenzó se las ha visto crudas para salir adelante con su música de autor que se adentra en los arreglos jazz, folk o country con igual talento (algo le han salvado sus composiciones para películas, desde hace un tiempo para Disney también).
Son sus dos características más reconocibles. Sin entender lo que cuenta por la barrera del idioma, el oyente puede darse cuenta que Newman transmite ironía en su música, gracias a su peculiar manera de cantar, cercana a veces a la recitación. Uno escucha lo que dice y siente que ese tipo es un viejo zorro desde mucho antes que fuese mayor de edad. En su último disco, se comprueba en cortes como <<Harps and Angels>>, <<Laugh and Be Happy>> o <<A Piece of the Pie>>. También pega todo un repaso a la Administración Bush sin dejar de ser patriota, y así lo cuenta y lo canta.
Pero más importante es su estilo. Newman es un músico que tiene una gran elegancia. Sus baladas pueden alumbrar las noches más oscuras. Creo que su disco Sail Away es el mejor testimonio al respecto. Sin embargo, en este último álbum vuelve a mostrar momentos arrebatadores como ese precioso <<Feels Like Home>> o ese corte dos, <<Losing You>>. El propio autor cuenta (en inglés) la historia que hay detrás de esa pieza para luego interpretarla al piano. Recuerda al Tom Waits de los primeros tiempos, a ese baladista atormentado de calor de bar con toda la carretera por delante, sólo que Newman es ese viejo zorro de vuelta de todo que únicamente pone al descubierto sus relatos familiares y sus desastres románticos.
Boomp3.com