La Ruta Norteamericana

Sobre el blog

Viaja por el pasado, el presente y el futuro de la música popular norteamericana. Disfruta del rock, pop, soul, folk, country, blues, jazz... Un recorrido sonoro con el propósito de compartir la música que nos emociona.

Sobre el autor

Fernando Navarro

. Redactor de El País y colaborador del suplemento cultural Babelia y las revistas Ruta 66 y Efe Eme. Colabora también con un espacio musical en el programa A vivir de la Cadena SER. Es autor de los libros Acordes rotos y Martha. Cree en el verso de Bruce Springsteen: "Aprendimos más con un disco de tres minutos, que con todo lo que nos enseñaron en la escuela".

La canción del Jukebox

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Lugar de encuentro sobre actualidad musical y sonidos raíces de la música norteamericana. Otro punto de reunión y recomendaciones del blog de Fernando Navarro pero hecho con la colaboración de todos sus miembros. ¡Pásate por nuestro grupo!

Libros

Martha

Martha. Música para el recuerdo

“Un accidente de tráfico y sus consecuencias despiertan en Javi, un periodista inmerso en la crisis del sector, un torrente de recuerdos y sensaciones que le conducen a su juventud, a esos veranos en el pueblo con sus amigos, al descubrimiento del amor y de esas canciones que te marcan de por vida. Un canto al rock, a la amistad, a la integridad ética y al amor puro”


Fernando Navarro

Acordes Rotos. Retazos eternos de la música norteamericana.

Acordes Rotos. Retazos eternos de la música norteamericana repasa el siglo XX estadounidense a través de las historias de más de treinta artistas, claves en el nacimiento y desarrollo de los estilos básicos de la música popular. Un documento que tiene en cuenta a músicos esenciales, que dejaron un legado inmortal sin importar el éxito ni el aplauso fácil.

El último vals

Por: | 02 de septiembre de 2008

"Parada para repostar", la sección que exprime con todo el cariño del mundo a la mejor gente que ama la música rock en todas sus variantes, tiene el privilegio de contar esta vez con una persona de altura: Miguel Ángel Palomo. Me confieso admirador de Palomo, con el que tuve el gusto de trabajar en la radio y al que sigo desde mis primeros años universitarios como crítico de cine en la sección de programación de películas en El País. Las píldoras cinematográficas de Palomo, en cuatro líneas a lo sumo, no tienen desperdicio. Hoy dedica más palabras a hablar de otro tiempo ya pasado y una banda, LA BANDA. Nunca existirá otra igual, pero como cuenta nuestro protagonista, nos dejaron el mejor último vals de la historia. La Biblia de esta ruta norteamericana.
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Imaginemos por un momento un mundo sin Internet. Un mundo sin televisiones privadas, sin DVD y… ¡sin CD! La música no es omnipresente y no está a tu alcance inmediato. Se escucha en vinilos y cassetes y sólo se obtiene en las tiendas de tu ciudad. Y en las habitaciones de los hermanos mayores de tus amigos, santuarios prohibidos a los que accedes a escondidas para escuchar música desconocida. En esas habitaciones, y en cintas grabadas que circulan por el barrio, descubres a Bob Dylan, a Neil Young, a Van Morrison, a muchos… y a The Band. Y sabes que aunque te flipen los cantautores, lo del rockerío es otra historia, más tremebunda, más apabullante.
La cosa pasa más o menos en 1983, cuando las radiofórmulas pinchan invariablemente a Duran Duran y Spandau Ballet, y hay gente con hombreras y pelos cardados por la calle mientras tú intentas encontrar ropa parecida a la que llevan los tíos que salen en Hair. Un día, alguien aparece con un VHS que se llama El último vals. Lo dirige Scorsese y TODOS estaban allí, en Winterland, en San Francisco. Un concierto donde, además de escuchar a tus ídolos, puedes verlos. Te enteras de qué van las canciones, porque están subtituladas. Lloras con el Helpless de Neil Young, aprendes qué era “La vieja Dixie”, sueñas con ser Rick Danko y con tener su voz ajada y abrasiva, descubres que Van Morrison es un tipo pequeñito con una voz que puede demoler edificios, y los chicos de The Band se convierten en TU GRUPO. Así que reproduces la cinta hasta el desgaste absoluto y cargas con tu vídeo hasta casa de un colega para conectarlo con el suyo y hacer una copia, por si acaso. Y esperas. Esperas el día en que puedas tener ese disco (años más tarde lo tendrás, con su carpeta amarilla y sus ¡tres! vinilos dentro). Porque el disco que te cambia la vida puede ser, ya ves, una cassette o un VHS.


Texto: Miguel Ángel Palomo, crítico de cine de El País y Onda Madrid en el programa "Madrid se mueve".

Las sensaciones de Conor Oberst

Por: | 02 de septiembre de 2008

"La de terminar una canción es todavía mi sensación favorita en el mundo” (Conor Oberst dixit)
Sólo por esta frase, supongo, Conor Oberst merece ser escuchado. Pero que el oyente no agarre el nuevo disco de este joven cantautor de Nebraska como una escucha forzada, porque Conor Oberst (Wichita/Nuevos Medios) es un trabajo lleno de sensaciones, estupendas sensaciones.
Apenas 28 años y Oberst se reivindica con su propio nombre en el título de su nuevo disco. Abandona el seudónimo que le ha acompañado hasta ahora, Bright Eyes, y se presenta bajo sus propias iniciales y un material palpitante y asombroso, donde elabora un folk rock que trae a la memoria nombres como Ryan Adams, Jayhawks o Wilco.
Tiene algo de misterioso este chico, que ha reconocido en diversas entrevistas que la mayoría del tiempo se siente perdido. Observando con detenimiento alguna de sus fotografías parece guardar cierta aura de inadaptado con mucho que decir. Con motivo de la publicación de su recomendable álbum Cassadaga, bajo el nombre de Bright Eyes, recuerdo que leí una entrevista en el semanario Village Voice en la que Oberst hablaba desde su apartamento en Nueva York, con vistas a Washington Square. Daba la sensación en sus respuestas de ser un tipo sencillo y directo pero que necesitaba esconder algo, a saber el qué.
Ahora se presenta con su nombre, sin Bright Eyes. Conor Oberst parece mostrarse más a tumba abierta, conjugando un estilo entre nervioso y frágil que en su punto medio rebosa una brillantez propia de un artista que entrega su corazón a cada canción. Es una imagen soberana, tanto para los temas más desmelenados, como <<NYC Gone Gone>>, <<Moab>> o <<Souled Out!!>>, como para los medios tiempos más profundos, tales como <<Get Well Cards>> o <<Lenders in the Temple>>. En su conjunto, un álbum que ofrece la posibilidad de despertar una de las sensaciones más bonitas del mundo: disfrutar del arte de la música. Ejemplo de ello es el siguiente corte <<Eagle on a Pole>>.
Boomp3.com

Eli 'Paperboy' Reed, soul con entrañas

Por: | 01 de septiembre de 2008

Es más que recomendable el artículo que ayer escribía Xavi Sancho para El País bajo el título Un imberbe loco por el soul triunfa en Europa. La razón es su protagonista que responde al nombre de Eli Paperboy Reed. Lo que se ha dado en llamar neo-soul tiene en este chico un auténtico referente. Así lo dijo Nick Lowe a la revista Mojo, asegurando que su canción del momento era una de este tipo de Massachusetts, pero también así lo marcó hace tiempo la propia publicación cuando quiso sacar a relucir los nuevos talentos del soul a raíz del huracán Amy Winehouse y así lo han hecho distintos medios de comunicación anglosajones que se han rendido al talento negro de este chaval blanco de 24 años. En España ha sucedido lo mismo.
Al perfil con declaraciones del artículo de El País, recomiendo para los que no conozcan a este músico otro artículo más amplio que escribe Ignacio Julia en el último número de Ruta 66. Es interesante el recordatorio y conexión que usa Julia sobre Eli Paperboy Reed y Amy Winehouse (de la que se puede saber todo en el último número de Rolling Stone). De alguna manera, toda la explosión de Winehouse ha traído un nuevo interés por la música de tintes negros, como si ésta no hubiese existido en los últimos años. Lo que sucede es que la música soul ya estaba muy viva de un tiempo a esta parte gracias al buen hacer de viejos clásicos.
Si bien es cierto que el soul está muy alejado hace años de sus mejores épocas en los sesenta y setenta, cuando había auténticas factorías como Atlantic, Stax y Motown, también lo es que el siglo XXI ha visto algunos de los trabajos más brillantes de este género en mucho tiempo sin necesidad de venir empapelados por el marketing. Sólo cito algunos nombres, que seguro tendrán su espacio en esta ruta porque son imprescindibles: Bettye LaVette, Solomon Burke, Mavis Staples, Sharon Jones, Swamp Dogg o Sam Moore.
De igual forma creo que eso no quita para aplaudir a Eli Paperboy Reed. Sin conocer su edad, la primera vez que lo escuché pensé que era un tipo de otra época, que había sido un maldito toda su vida y ahora sacaba este disco. Luego, me enteré de su edad y ciertamente me quedé con la boca abierta. Son varios los adjetivos que a uno le salen para calificar el soul nacido de las mismas entrañas de este chico. Me quedo con uno: prodigioso. Su álbum Roll With You puede ser la mejor compra de este nuevo mes, cargado siempre de algún propósito. Sólo por poner un ejemplo: nunca bajar a la lavandería fue algo tan gratificante.


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