A diferencia de tantos actores, de grandes actores incluso, de actores muy bien pagados y galardonados en Hollywood, Dennis Hooper Hopper era mucho más que ellos. Dennis Hooper Hopper era un icono. Como Chaplin para el cine mudo, como Humphrey Bogart para el blanco y negro, como Marlon Brando para la seducción de la pantalla, como Robert de Niro para noquear en un fotograma, Hooper Hopper era un símbolo para la cultura popular. Era el forajido del cine. La muerte de este actor y director supone el adiós definitivo a la imagen de la contracultura en el séptimo arte. No se puede entender a
Hooper Hopper sin Easy Rider, aunque era mucho más que esa película de culto para la generación de los sesenta. Porque Hooper Hopper, entre otras cosas, participó en otras cintas imprescindibles como Apocalipsis Now o Blue Velvet y con su visión del género ayudó a introducir a la generación del “Nuevo Hollywood”, formada entre otros por George Lucas, Martin Scorsese y Steven Spielberg, en la industria cinematográfica. Aún así, Easy Rider refleja el Hooper Hopper mítico, insignia de la generación del rock’n’roll. No es de extrañar, por tanto, que fuera uno de los primeros actores a los que la por entonces mordiente y alternativa Rolling Stone dedicó una portada.
Easy Rider fue un proyecto personal de un principiante Dennis Hooper Hopper. Actor, director y guionista, la película tenía un coste inferior a los 500.000 dólares aunque luego fue un verdadero éxito de taquilla. Era un retrato ácido y excitante de la América del 69, donde se combinaba sexo, drogas y rock al mismo tiempo que se reflejaba un país histérico y desfasado, repleto de contradicciones, en cuyos márgenes (carreteras sin rumbo, lugares de paso, salas de conciertos) latía una contracultura enfrentada al poder corrupto y vicioso, diferenciada de la sociedad dominante por su capacidad crítica y su aire de cambio y evolución.
La trama es bien simple: Dennis Hooper Hopper y Peter Fonda, dos calaveras, dos desheredados de los años dorados, acaban de sacarse una buena pasta al engañar a un traficante de droga y no tienen más aspiración que cruzar Estados Unidos con sus choppers y llegar al carnaval de Nueva Orleans (Mardi Grass). Y, entre tanto, carretera, paisajes legendarios de EE UU, LSD, personajes estrambóticos y mucho rock.
El tema central de la película es <<Born to be wild>> de Steppenwolf. Una canción como un relámpago en plena tormenta. Construido sobre un inmortal riff de guitarra, acolchado por el característico órgano Hammond, <<Born to be wild>> huele a asfalto y gasolina, es pura cilindrada para la carretera. Aunque es el más característico y legendario, no fue el único gran tema. Otros grupos importantes participaron en la película como los Byrds con <<Wasn’t Born To Follow>>, Jimi Hendrix con <<If 6 Was 9>>, Jefferson Airplane con <<White Rabbit>> o los Who con <<I Can See For Miles>>.
Para esta legendaria cinta, de alguna manera, Hooper Hopper venía influenciado por películas como Rebelde sin causa, Gigante o Salvaje. Pero Easy rider fue el western de la contracultura. Sus dos protagonistas se llaman Wyatt (Peter Fonda) y Billy (Dennis Hopper,), nombres que aluden a los míticos personajes del oeste Wyatt Earp y Billy The Kid, y, como ellos, son dos outlaws (”fuera de la ley”) vagando por el desierto. En vez de caballos llevan sus motocicletas con la bandera de EE UU pintada en el depósito de la gasolina. Pocos iconos se pueden comparar a esa imagen.
Ahora que te has ido, Dennis, tenlo claro: muchos soñamos con el horizonte de la carretera por la que quemaste tus ruedas. Gracias a ti, es nuestra particular utopía.