"Hay que guardarla con mimo, como las obras completas de Shakespeare y de Stevenson, las mejores películas (casi todas son buenas) de Ford y de Wilder, las canciones de Sinatra, los discos de Coltrane, los recuerdos maravillosos, esas cosas que con un poco de suerte te van a acompañar hasta el último día”. Carlos Boyero sobre The Wire.
Soy de los que sintió un vacío muy grande una vez que acabó de ver todas las temporadas de The Wire. Hace más de un año puse fin a una serie que, como ya se ha dicho en este blog a través de tantísimos comentarios y el gran texto de Álvaro Fierro, es una obra maestra. Cine en estado puro, extendido en largas horas y muchos capítulos, repleto de vasos comunicantes con la vida real y el alma humana.
Cuando intento transmitir a amigos o conocidos la grandeza de la serie, siempre me ha resultado muy difícil, sino imposible, explicar qué significó para mí sentarme cada día a ver uno de sus capítulos, qué me aportaba tan vital y necesario cómo para perderme en cada escena y viajar a Baltimore, adentrarme en su atmósfera y complejidad. No era sólo algo revelador, sino también algo narcótico. Desde que había acabado Los Sopranos, la mejor serie que he visto en mi vida y que me dio tanto o más que el mejor disco de mi discoteca o el libro más arrebatador de mi biblioteca, nada había sido igual para mí. Los Soprano estaban en otra dimensión y yo la añoraba. La capacidad de amar y llorar por una historia desgranada con inteligencia y talento, hasta el punto de hacerme sentir parte de ella, quedaba muy lejos. Hasta que llegó The Wire. ¿Mejor? ¿Peor? ¿Complementarias? Sencillamente, diferentes y, cada una a su estilo, arrebatadoras. Hoy no podría elegir entre una y otra, sería como elegir entre papá y mamá.
Hoy, por tanto, me salgo de la música pero para celebrar una serie que es puro rock'n'roll, soul, rap, blues. Arriba, esta la primera escena de The Wire. Recuerdo perfectamente que el día que la vi, solo en casa, tirado en el sofá del salón, quedé un poco desconcertado. Los Soprano empezaba con una acción trepidante y, en cambio, The Wire parecía pecar de lentitud. Como bien escribía Álvaro, había un estilo de novela rusa impregnado que te hacía cambiar el chip, removerte por unos minutos en el sofá. Pero qué maravilla. Pasados unos capítulos, una vez dentro de la tela de araña de personajes e historias, era imposible desengancharse. El diálogo, el slang negro, la burocracia, la rutina en la calle, el ruido de sirenas de fondo... todo era absolutamente real y magnético.
No engaño a nadie si reconozco que se me encogió el corazón, se me saltaron las lágrimas, con varios capítulos. A bote pronto, recuerdo mis pelos como escarpias con la resolución de la historia de D’Angelo, en el final de la segunda temporada con el joven protagonista del puerto apoyado en la alambrada, en algún instante determinado de las trágicas peripecias existenciales de Bubbles o en la supervivencia a cara de perro de los niños de la escuela. Y ha habido más, muchos más, siempre en el milagro artístico que representa esta serie sobre el tráfico de drogas, sus causas y sus consecuencias, sus dioses y demonios.
Si bien es cierto que la serie es un absoluto, con decenas de personajes que pueblan cada temporada, tengo que reconocer que, aún costándome un riñón elegir, Omar Little ha sido para mí el personaje más fascinante de la serie, a la altura de un Tony Soprano, incluso me atrevo a decir que de la historia de la televisión. También da pie para ello al ser un personaje repleto de entresijos: ese aire de Robin Hood solitario de las calles, de forajido en el viejo Oeste, esa homosexualidad tan viril, esa chulería por encima del bien y del mal, ese código moral y esa frase, esencia misma de lo que significa The Wire, que dice: “It’s all in the game”.
Al principio de la serie Omar andaba algo escondido pero con cada capítulo no para de crecer hasta ser un eje sobre el que giran policías y traficantes. Su destino está en las calles y su misión es bien sencilla: robar a traficantes. En otras palabras, sobrevivir en un mundo de delincuentes, donde la moral es pisoteada cada día y la vida vale menos que medio dólar. Omar es el llanero solitario que se esconde en edificios que se caen a pedazos, el valiente sin escrúpulos que va hasta la puerta misma de los jefes para poner las cosas claras, el chico que sabe de dónde viene y monta en cólera cuando en un ataque no respetan a su abuela, el tipo de corazón frágil que se enamora de su escudero o sacrifica su vida por vengar a una amiga, el hombre de honor que sabe más que el mafioso o el abogado sobre cuáles son las reglas del juego, el colega fiel que tiene a un ciego como confidente y cicerone, el negro que le jode que otro poli negro criado en las calles, como él, le diga mirándole a los ojos la diferencia entre el bien y el mal, entre hacer algo por los demás o hacerlo sólo para sí mismo, con una escopeta debajo de la gabardina. Omar es la calle en estado puro.
Soy de los que se le erizaba el vello cuando aparecía Omar por las calles. Con ese silbar descuidado, esos gritos de “que viene Omar” y niños y trapichadores salían corriendo, ese andar gitano con su pañuelo o capucha en la cabeza. Por eso, quedé fascinado cuando en la quinta temporada Omar era Omar y Marlo, el nuevo jefe de las esquinas, era simplemente Marlo. Como en las historias de vaqueros e indios, la excelencia y el respeto se ganaban a base de hechos, a base de que todos conociesen tu leyenda. Omar era el mejor jugador del juego. Pero no quedé menos cautivado cuando en la tercera temporada se cruzó con Brother Mouzone en el callejón. Siendo sincero, vi esa escena tres veces, agarrado a un whisky con tres hielos que había sobre mi mesa, en la oscuridad de un frío salón. La recuerdo como una escena llena de lirismo, de auténtica novela negra, con ecos de Hammett y Chandler, con la sombra de Bogart por todas partes, misterio en el callejón con el silbido de Omar como si fuera La Noche del Cazador, y el filo cortante del sonido de un tren a lo lejos mientras Omar desenfunda lentamente su revolver y Brother Mouzone le interrogaba con su pistola en la mano, su traje pulcro y sus zapatos mojados en las alcantarillas de Baltimore. El diálogo era una maravilla, y las consecuencias de aquel trascendental encuentro fueron brutales.
Es Omar Little quien, además, en mi opinión, define mejor que nadie cómo son las cosas en Baltimore, y por extensión en la sociedad occidental. La escena en la que va a declarar al juicio, como venganza contra Avon y Stringer, es una de las escenas más ilustrativas de la serie. El más malo de los malos diciendo verdades como puños, sin renunciar nunca a sí mismo y lo que representa, diciendo al poli tontorrón, que hace pasatiempos y poco le preocupa resolver problemas, como a la mayoría de sus compañeros y jefes, cuál es la respuesta a una sopa de letras (“En el colegio me encantaba la mitología. Era lo mejor. En serio”, dice Omar, sobre el que gira toda una mitología en las esquinas de Baltimore). En esa escena se ve la función del juez y de los abogados, todos tan cínicos y patéticos. También del jurado, riendo las gracias a Omar, viendo todo como un simple espectáculo, solo les falta las palomitas. Y claro, jugándosela a Bird y Stringer en su cara, como ellos hacen pero por la espalda y desde su posición de jefes de la banda. Y Stringer con su traje, intentando darse el aire del político o empresario mafioso de otro nivel que nunca llegará a ser. Y por ahí, cómo no, siempre McNulty, disfrutando como un niño, saliéndose con la suya, hablando con Stringer cara a cara, siendo parte implicada en la historia, el único que quiere resolver el caso, más por un asunto personal que por un bien al mundo. Todos cumplen su papel, que en cinco temporadas da para muchísimo más, para cambiarte una vida, y para enseñarte las cosas tal y como son. Y Omar, todo rock’n’roll en sus venas, diciendo al abogado: “Igual que usted amigo. Yo tengo la escopeta. Usted su cartera. Es parte del juego ¿cierto?”. Lo dicho, The Wire te cambia la vida.
Hay 19 Comentarios
Excelente post! acabo de terminar la quinta temporada y concuerdo con todo lo que se ha dicho acá. La mejor serie que he visto.
Publicado por: AR | 27/05/2012 2:29:12
he tenido que dejar de leer tu entrada porque era epic Spoiler. Continuo de leer cuando me haya visto las 5. De momento he acabado la primera y me ha dejado un sabor agridulce y ganas de mas!
Publicado por: nini | 13/03/2011 15:36:24
Enhorabuena por tu crítica. Creo que ha reflejado lo que yo he sentido cuando he visto esta serie. Y sólo discrepo contigo en una cosa. Yo he visto Los soprano y The wire, y en mi opinión, siendo las dos grandiosas series, The Wire está por encima de Los Soprano. The Wire está por encima porque te hace ver el mundo de otra manera, te sientes dentro de la serie al 100%...
Publicado por: ballesta21 | 14/01/2011 14:39:44
Una serie tan llena de matices como de calidad narrativa e interpretativa.Felicito al autor del artículo, me he sentido identificado con muchas de las ideas que sugiere.
Publicado por: Alberto | 13/11/2010 15:51:52
qué dura es la vida post-the wire...
Publicado por: Anónimo | 12/11/2010 16:02:43
Lees tu articulo y te dan ganas de correr a volver a ver la serie.Quien alguna vez no ha querido ser Omar?The Wire es la serie que mas puñetazos da al estomago, a la conciencia y a la razon de la historia de la TV.
Publicado por: surren | 08/11/2010 10:21:42
La mejor serie que he visto en mi vida. A todo el mundo se la recomiendo. Y todo el mundo se queda enganchada a ella desde el principio, simplemente te atrapa. Es tan realista que hace que te estremezcas. Y a quien no la haya visto, le recomiendo que no siga leyendo este comentario, spoiler alert dada. El final de ese gran héroe callejero, el final de Omar, es simplemente grandísimo. Hubiese sido muy fácil darle una muerte heroica, algo espectacular, pero en lugar de eso, decidieron que le matara un niño que apenas podía sostener la pistola en la tienda de una china, porque así es The Wire, Baltimore y la vida en general: cruda, cutre, por decirlo de alguna manera. No importa quien seas, lo que hayas hecho, qué fama te hayas labrado, tu final puede estar esperándote en cualquier parte y de cualquier manera. Simplemente increible, me encantó. Así como lo hizo algo que ya comentan más arriba, que Omar nunca muere, simplemente se transforma, en este caso en el joven Mike, el nuevo fantasma de los barrios bajos de Baltimore. Sin nada más que añadir, una obra maestra. Un regalo.
Publicado por: Jota Anónimo | 06/11/2010 19:32:27
Fernando, enhorabuena, estupendo artículo.Saludos.
Publicado por: Alpaur | 06/11/2010 10:39:25
Como dirían en le barrio chabolista de mi ciudad donde se pilla, Ostia payo la que se ha liado con The Wire.Y si Omar es un Crack. Y la serie es genial mas la palabra que ya se ha usado por aquí ""es diferente"", ves con cierta claridad la mentira del famoso sueño americano, y etc.etc.etc. serie de culto sin ninguna duda.
Publicado por: Chema | 06/11/2010 8:56:26
Querido Fernando,Lloré, lloré como no podía imaginar. Esa obra es una joya. Llevo mucho tiempo leyendote y el otro día con tu post sobre The Wire me quedé sorprendido. Estaba yo empezando a escribir unos post sobre Treme. Y ahora em encuentro con este de Omar... Todavía recuerdo a Michael K. Williams abriendo la puerta del apartamento en los Soprano.Bueno, un saludo.Si quieres echarle una ojeada a mi post de Treme, francamente, me encantaría conocer tu opinión
Publicado por: Jose Antonio | 05/11/2010 23:18:06
Advertencia SPOILER, me encogio el corazon la muerte de omar,pero luego en los capitulos posteriores nos damos cuenta que omar pasa a formar parte de la leyenda de b-more,vemos a los pandilleros de las esquinas comentando las historias de omar,luego cuando uno de los niños de la escuela¿mike? se "tira al monte" atracando a los traficantes lo vemos claro,omar no muere simplemente se transforma....
Publicado por: paco | 05/11/2010 13:38:24
Me temía que hubiesen descuartizado la serie al doblarla al español, en cualquier caso la mejor serie de todos los tiempos. A mí me hizo pensar en el problema desde una perspectiva nueva, "follow the money". A donde va a parar el dinero que decomisa la policía a los narcos? Un padre de familia en vez de pintar su casa, arreglar su verja etc. gasta su dinero en drogas. Los narcos recolectan ese dinero en su zona o barrio y al cabo de un tiempo viene la policía y se lo lleva, decomisa capital y bienes a los narcos. no sería más justo que del capital que se confisca a los narcos se descontase el coste policial y se reinvirtiese el resto en infraestructura en la zona? Porque si lo miramos desde la perspectiva planamente económica el duo policía-narco funciona como una máquina salvaje de recaudar impuestos.Follow the money
Publicado por: ivan | 05/11/2010 13:17:49
Desde Montevideo, Uruguay, adhiero a los comentarios del Sr. Boyero. The Wire fue la mejor serie que vi en mi vida. Ojalá hubieran más producciones de esta calidad. En la línea del Sr. Jacobo Rivero, agregaría también a los docentes de enseñanza primaria y secundaria.
Publicado por: Alessandro | 05/11/2010 12:34:45
Qué buen artículo. Me recordó cada una de las escenas que mencionas y me hizo revivir muchas de las emociones que tuve al ver esa magistral serie.
Publicado por: Gustavo Andrade | 05/11/2010 11:26:11
Si quieres un buen regalo, te animo a ver Breaking Bad, de AMC, grandísimo guión y una pareja protagonista estelar
Publicado por: Anónimo | 05/11/2010 11:07:38
En mi top 5 de las mejores series de todos los tiempos. Después de terminarla me fui a Baltimore (virtualmente hablando) tratando de localizar los escenarios reales. Un auténtico gustazo.defectosespeciales.blogspot.com/2009/05/wire.html
Publicado por: Jra | 05/11/2010 11:01:13
magnífica descripción de los sentimientos y sensaciones que transmite la serie y Omar Little especialmente. Yo también la echo de menos... Y espero ansiosa un nuevo regalo así de la HBO o de quién sea!!
Publicado por: Anónimo | 05/11/2010 10:56:34
Fernando, no se si me recuerdas soy Víctor desde Granada. Hacía tiempo que no escribía pero nunca he dejado de leerte y con este Post de hoy no me queda mas que darte la Enhorabuena. Un post magistral para una serie irrepetible. Las calles húmedas, el sonido de las sirenas, ese aire decadente de toda la ciudad de Baltimore. Mi temporada favorita, la 2ª, no te sabría decir porque, pero hay algo en esa temporada, el sonido, la luz, las calles... se me encoge el alma sólo de acordarme. Lo dicho. Enhorabuena. Un saludo.
Publicado por: Víctor | 05/11/2010 10:55:33
The Wire es impresionante, y Omar un crack. Creo que debería ser de obligado visionado para los trabajadores sociales, áreas sociales de ayuntamientos, policias, etc. Para que cuando desembarquen en los barrios (algunos de ellos complejos como el mío -Lavapiés-) sepan que detrás de lo que detrás de lo que ellos sólo ven como delincuentes hay personas, y que la miseria genera personas y situaciones miserables. The Wire es una obra maestra porque habla el lenguaje de la realidad, algo que parece desaparecido en la mayoria de la ficción, no digamos si se trata de una producción española. Y la música de The Wire es la misma que la del siglo XXI.
Publicado por: Jacobo Rivero | 05/11/2010 10:44:42